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sábado, junio 23, 2007

Fotografía / España: Entrevista a Alberto Anaut, presidente de PHotoEspaña

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El director de la galería La Fábrica (Foto: El Duende de Madrid)

M adrid, España. 17 de Junio de 2007. (Areteinformado).- Próximos ya al ecuador de la décima edición del festival PHotoEspaña, su presidente y fundador, Alberto Anaut, despeja, en conversación con ARTEINFORMADO, dudas respecto al formato de la próxima edición: «El festival se basa en un comisariado. Cuando abordamos el décimo aniversario –sin comisario único– sabemos que el año que viene vuelve a haber comisario, lo sabemos, está elegido y lleva tres meses trabajando. Su nombre lo haremos público al final del festival». Un festival, ideado por La Fábrica, que este año costará 3,7 M. de Euros, 2,5 M. manejados por La Fábrica y el resto por todos los participantes, incluyendo en ello el coste de organización de exposiciones y descontando los costes de mantenimiento de cada sala. Un festival que, en palabras recientes de François Hebel, director del Festival de Arles, es el más importante del mundo en el modelo de festivales de ciudad. Tras referir esta declaración, Anaut apunta que «hay otros modelos de festivales como el de Arles, más íntimos, más de viaje, donde se produce más encuentro de profesionales, ... pero las exposiciones de PHotoEspaña son más importantes que las de Arles, porque Photoespaña se beneficia de un conjunto de instalaciones culturales ..., al trabajar en una gran ciudad PHotoEspaña se beneficia de que todas las salas participantes, todos los patrocinadores están echando leña. Si no, sería imposible».

Un festival que existe porque «Mucha gente lo apoyó. Es un proyecto realmente extraordinario, que, desde el primer momento, concitó grandes dosis de solidaridad y entusiasmo colectivo. Apostaron desde el Reina Sofía, dirigido entonces por José Guirao, a Fundación Teléfonica, que fue uno de nuestros principales espónsor; apostaron las instituciones no en el nivel que apuestan ahora; apostaron muchas galerías de arte, que confiaron en una cosa que no sabían lo que era; apostaron empresas, apostó el BBV, Telemadrid; apostó el Circulo de Bellas Artes, que nos dejó todas sus salas; apostó Casa América, que lo dirigía entonces Rosa Regás; tuvimos el Centro Cultural de la Villa; apostó mucha gente».

«En La Fábrica trabajamos con todas las instituciones, tenemos un 40% de financición pública, pero no condicionamos el festival solamente al sector público, lo que a los políticos les da una enorme garantía de que estás trabajando bien, de que no se lo estás pidiendo todo. ¿Nos gustaría que el festival se financiara sólo con aportaciones públicas? De ninguna manera, no existiría el festival».

Ahora, PHotoGalicia y ¿PHotoEspaña, en Barcelona?

Y ahora se anuncia, para el próximo otoño, la primera edición de PHotoGalicia con un promotor único (CaixaGalicia), de la que Anaut señala que «no es PHotoEspaña, es un hijo de ésta, que reproduce el modelo de concentrar un número de exposiciones en un espacio, en este caso más pequeño, empezamos con 5 exposiciones, una de las cuales se incluirá en el orensano Otoño Fotográfico». Y no es el único proyecto de La Fábrica en esta línea. Anaut reconoce que, tras la no celebración, desde hace tres años, de la barcelonesa Primavera Fotográfica «tenemos ofertas, pero no tenemos un modelo de crecimiento enloquecido, entendemos que tenemos un gran valor en la mano, que es el festival, una responsabilidad –el festival no debe fallar– y tampoco podemos hacer un modelo itinerante. Primero habría que certificar la muerte cierta de Primavera, tendríamos que ver qué hace PHotoEspaña en Barcelona, me encantaría que hiciera cosas en Cataluña, donde hay una gran cultura fotografíca, pero lo veo más relacionado con PHotoEspaña, ... a lo mejor lo que tenemos que hacer es que el Macba tenga una exposición de PHotoEspaña». Este año ya hay exposiciones de PHotoEspaña en París (Le Jeu de Paume) y Arles (Iglesia de Santa Ana).

Pero, ¿quién es La Fábrica?

Pero, llegados a este punto, deberíamos preguntarnos quién es La Fábrica, sin duda la primera empresa de gestión cultural en España. Anaut lo cuenta: «Nace en el año 94 con el convencimiento de que el mundo de la cultura se puede abordar desde la iniciativa privada y nace con la idea de ser lo que es hoy (aunque yo en aquel momento no sabía, exactamente, lo que podíamos llegar a ser), en el sentido de que creía que La Fábrica podía ser un espacio de convergencia para impulsar proyectos con un equilibrio entre calidad e innovación y con un concepto muy contemporáneo de comunicación, creo que la cultura que merece la pena proyectar en este momento es aquella que tiene unas dosis de comunicación, de llegar a nuevos públicos, a públicos ámplios. La empresa se ha ido desarrollando en distintas áreas de trabajo: en estos momentos tenemos un área de arte, que organiza exposiciones y PHotoEspaña y tiene una galería de arte; tiene un área editorial, con una doble pata en fotografía y en literatura y con una tercera derivacion hacia proyectos que hacemos por encargo; tiene un área de proyectos con instituciones, administraciones, funcionamos como asesores, diseñadores de proyectos culturales (el caso mas relevante es el de La Casa Encendida, que surgió de un encargo de Caja Madrid a La Fábrica, pero últimamente también hemos trabajado con Caja Vital para su centro Krea); después tenemos un área de internet. Trabajamos 51 personas, con proyectos propios de larga continuidad en el tiempo (Matador y PHotoEspaña han cumplido 10 años) y poniendo en marcha proyectos que no abanderamos nosotros, como fueron este año 'La noche de los libros' y 'La noche de los teatros', que han sido dos proyectos de la Comunidad de Madrid desarrollados por La Fábrica».

¿No hay conflictos?

Y surge la pregunta, tantas líneas de actividad ¿no entran en conflicto? «Sí, en conflicto de horario» responde irónico A. Anaut, para señalar a continuación que «nosotros hemos querido introducir la gestión empresarial en la cultura. Es una de nuestras banderas como La Fábrica. Tenemos proyectos que tienen sentido, que ofrecemos al mercado. Igual que tiene sentido realizar un festival de fotografía, tiene sentido que tengamos unos artistas con los que trabajamos más intensamente en el desarrollo de su propia obra. Lo que intentamos es que nuestras áreas de trabajo respondan a criterios profesionales y no a intereses internos de La Fábrica. Es una empresa que no tiene un grupo de artistas favoritos. Nuestros artistas no están habitualmente en PHotoEspaña, no mezclamos una cosa con otra o no tienen por qué estar en Matador. Ejercemos una política de rigor, de calidad, de neutralidad frente a los distintos proyectos con los que trabajamos, no hacemos cosas con una segunda intención. Y, después, hemos intentado explicar a los distintos sectores en los que trabajamos que la cultura es un tema de colaboración más que un tema de competencia y que nosotros podemos tener una galería y comportarnos como galería a la vez que tenemos una editorial y nos comportamos como tal. No digo que no haya habido ningun problema, por que claro que los ha habido, pero sí digo que en todos los casos hemos sido entendidos y aceptados».

Y concreta con PHotoEspaña. «A la hora de plantear PHotoEspaña, tratamos de realizar una edición interesante, con un criterio. Ese criterio, salvo en casos muy extraordinarios como el décimo aniversario, se lo encargamos a un comisario de exposiciones externo a La Fábrica, no a un amigo, a un profesional. Una de las razones de nuestro buen resultado es que no tenemos capillitas, no defendemos a unos frente a otros, trabajamos con distintas tendencias y con distintos artistas, con algunos trabajamos más que con otros, tenemos artistas con los que trabajamos más en la editorial, como Alberto García-Alix que luego no le representamos en nuestra galería. Esto es fácil de entender si uno se quita prejuicios, trabajamos en cultura y tenemos un rigor de producto, elejimos para cada uno de nuestros productos lo que nos parece mejor y de ninguna manera mezclamos más intereses».

¿En qué punto está el coleccionismo de fotografía?

Pues, nos lo creemos y pasamos a otra pregunta: ¿en qué punto está el coleccionismo de fotografía? Anaut no lo duda: "mejorando aceleradamente, la fotografía ha dado un salto en estos últimos 10 años y me gustaría pensar que parte de ese avance se debe a PHotoEspaña. En este momento es muy dificil tener una coleccion de arte contemporaneo y no tener fotografía y eso hace sólo 4 o 5 años no pasaba. Ahora hay galerías como la nuestra, que sólo trabaja con fotografía y video, otras trabajan preferentemente con fotografía, y eso existe porque al otro lado hay una respuesta del coleccionista. Si no fuera así, las galerías no trabajarían con fotografía". Pero también "hay muchos artistas que no se dedican solamente a su obra, hay que contar con que en España los galeristas conocen a los coleccionistas por su nombre y apellidos, caben en una memoria humana, ... dentro de la fotografía todavía es menor".

«Tenemos que ayudar a la fotografía a saltar las fronteras»

Por ello, todavía hay mucho que hacer: «los artistas españoles que salen fuera de España con una cierta fluidez son pocos, estamos en un ámbito marcadamente local. Eso está cambiando y nuestra obligación es ayudar a ese cambio: tenemos que hacer cosas para ayudar a que la fotografía española salte la frontera, todos, ... los galeristas, también las intituciones. No sé para que valen grandes exposiciones internacionales que llevan a pintores de 78 años, ... creo que toda la promoción exterior del arte español debería centrarse en otras generaciones». Y concreta: «¿cómo se puede criticar llevar una exposición de Gordillo? Gordillo es un pintor extraordinario, un hombre que tiene muchas cosas que contar, al que también le viene bien un impulso internacional, pero quizá lo público debería centrarse en impulsar a generaciones mucho más incipientes, abrir unos mercados a unas generaciones que luego lo van a poder desarrollar directamente. Creo que lo que ocurre con las organizaciones públicas, una vez que consiguen tener una política coherente –que eso también lleva su tiempo– es que, muchas veces, se vuelcan más en el nombre que en el futuro. Es verdad que cuando una cultura se muestra ha de estar muy asentada en el mundo para poder empezar a mostrarse con valores más jóvenes. Sin duda, es más fácil salir por el lado más importante, más sólido, más seguro».

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