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lunes, agosto 20, 2007

Historieta / España: El salón «Viñetas desde O Atlántico»

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Dibujos de Carlos Vermut en la revista El Manglar. (Foto: Archivo)


A Coruña, 14 de agosto, 2007. (Álvaro Pons/ El País).- Historietas, mangas, reediciones, proliferación de editoriales especializadas, cómics españoles, un premio nacional dedicado al género... El tebeo vuelve a estar de moda. Lo pueden comprobar hasta el domingo en A Coruña, donde se celebra Viñetas desde O Atlántico, un salón dirigido por Miguelanxo Prado y Carlos Portela.


Se trata de un evento que desde sus inicios, hace 10 años, ha buscado diferenciarse y complementar las grandes concentraciones, como Barcelona o Angoulême, buscando explotar esa mezcla de ociosidad e informalidad que da el periodo vacacional para acercar la historieta al gran público. La tarea se logra con cuidadas exposiciones, siempre con una profunda vocación didáctica, y favoreciendo el contacto entre aficionados y los mejores autores mundiales. Para Carlos Portela, «Viñetas es el salón del autor, intentamos siempre mostrar al público, mediante las exposiciones y charlas, cuál es la situación actual del tebeo en España».

Y la situación actual es difícilmente comparable a la que se daba en la primera edición de este salón, en 1998, cuando se vivía una profunda crisis de la historieta, con un mercado disminuido y mermado, totalmente dominado por la producción americana, fundamentalmente del género de superhéroes. Tras el boom del cómic vivido en los ochenta, los noventa se mostraron como una durísima época de transición, en la que los autores españoles tuvieron que volver a las catacumbas de los fanzines. Es la época de publicaciones como Nosotros Somos los Muertos o El Ojo Clínico, así como de una pléyade de fanzines que demuestran la incansable actividad de los autores, pese a las dificultades editoriales. Es también la época en la que nacen editoriales como la alicantina Edicions de Ponent, que basan su trabajo en el autor español, con cuidadísimas ediciones. Se trataba de una apuesta arriesgadísima que, según Francisco Camarasa, su fundador, venía dada por «la situación cainita de la industria española, en la que muchos autores renunciaban a seguir haciendo historieta. Era necesario apostar por el autor español con la misma confianza y cuidado que se trataba a los extranjeros».

Diez años después, asistimos a una explosión de la publicación de tebeos. Si en 1998 el número de novedades anuales llegaba a duras penas a las 500, hoy llega casi a las 3.000; el número de editoriales que se dedican al tebeo ha crecido exponencialmente y nos encontramos en un ilusionante momento de cambio. Ya sea por el éxito de las adaptaciones cinematográficas, por sus méritos o por una afortunada conjunción astral, el tebeo ha visto cómo su tradicional destierro del mundo cultural parece haber llegado a su fin. De todas formas, si hace diez años era la viñeta americana la gran protagonista de los gustos, hoy debe repartir sus ventas con el manga, la historieta japonesa, que ha vivido un crecimiento espectacular atrayendo jóvenes lectores (y lectoras) que parecían ya perdidos para el cómic. Los dos colosos ven, además, cómo día a día la llamada novela gráfica se abre un espacio cada vez mayor en las ventas de las librerías. Es un concepto de difícil definición, cada vez más amplio y ambiguo, pero que está consiguiendo romper los prejuicios que todavía quedaban a aquellos que veían en el tebeo un entretenimiento infantil y de pocas opciones. Para Laureano Domínguez, editor de Astiberri, «la novela gráfica está aportando un cambio basado en la diversificación temática, con historias cotidianas más cercanas al lector de hoy, que encuentra en ellas lo que no ha encontrado en otros cómics».

Parte de este éxito es achacable a la apuesta que están haciendo las grandes cadenas de librerías y las editoriales. En opinión de Jesús Moreno, de la editorial Sins Entido, su «apoyo está siendo primordial para el tebeo, atrayendo nuevos lectores. Es evidente que ven rentabilidad en el tebeo, a tenor de la importante apuesta que están haciendo por él, abriendo espacios o incluso colaborando con premios como el Premio Internacional de Novela Gráfica Sins Entido/Fnac, el mejor dotado de Europa». Sin embargo, algo sigue sin apenas modificarse: la dificultad del autor español para vivir de su trabajo. David Rubín, autor revelación del Salón del Cómic de Barcelona, lo deja claro: «Es imposible vivir de las ventas de tebeos en España. Incluso si agotas la edición, es una alegría que te da ánimos para seguir, pero no te permite vivir de ello. Hoy, publicar a autores españoles es un acto de fe y valentía por parte de los editores, en el que no se pueden tener intereses comerciales».

Si bien las opciones de publicación se han multiplicado, los autores no tienen soportes en los que poder formarse como autores, teniendo que recurrir de nuevo a los fanzines, de aspecto profesional ahora, pero que siguen el carácter de antaño. Revistas como El manglar, Dos veces breve, BDBanda o TOS intentan abrir camino para los autores más jóvenes, pero chocan con un mercado que parece no querer aceptar la obra propia. Ricardo Esteban, responsable de El manglar, es tajante: «Editar una revista de este tipo es una misión imposible, por mucho que la iniciativa se apoye desde Internet y tenga muchos aficionados, las ventas no responden».

Es admirable, en ese sentido, el papel dinamizador de la edición que ha tenido el salón de A Coruña, que ha logrado, junto con otras citas, como las Xornadas de Ourense, agrupar a su alrededor a los grupos de autores más activos del panorama español. Colectivos como BDBanda o Polaqia demuestran día a día con su trabajo que hay vida en la historieta española, que sólo precisa de la atención y promoción adecuada para que el público la conozca. Según el ilustrador Kiko da Silva, las nuevas opciones vendrán por «investigar mercados, publicaciones o medios de comunicación, que ven cómo la historieta ha perdido su sambenito de infantil. No me extrañaría que en breve veamos otra vez con normalidad historietas en los periódicos, en las revistas de cine, de moda o incluso, por qué no, del corazón, como un contenido más».

Pese a los problemas, por primera vez, el futuro del tebeo parece tener más luces que sombras. Algunas se pueden ver estos días en la décima edición de Viñetas desde O Atlántico. Yoshihiro Tatsumi, por ejemplo. Este japonés es posiblemente uno de los autores de manga más importantes de todos los tiempos, creador del gekiga, la vertiente más adulta y comprometida de la historieta japonesa. Se unen a él nombres destacados como los de los americanos Tim Sale (dibujante y diseñador de escenarios en la serie Héroes) o Jeff Smith, el creador de Bone; la israelí Rutu Modan, el francés Etienne Davodeau o el canadiense Jean-Louis Tripp, sin olvidar la fundamental presencia española: Sergi Sanjulián, Santiago Valenzuela y Juanjo Sáez, a los que hay que añadir la habitual presencia gallega.

Los casi 70.000 visitantes que espera el salón podrán pasearse tranquilamente por las exhaustivas muestras monográficas dedicadas a los autores invitados, completadas con exposiciones dedicadas al tebeo político de la transición, la novela gráfica, una década de tebeos gallegos, los barcos en la historieta y la retrospectiva de diez años de salón. Además, aquéllos que pasen estos días por A Coruña podrán terminar la jornada comprando tebeos por los puestos que editoriales y librerías instalan en los jardines de Méndez Núñez o acudiendo a cualquiera de las actividades de la apretada agenda de charlas, conferencias, mesas redondas y presentaciones que se desarrollarán durante toda la semana, siempre en horario de tarde. «Queremos que todos los que vengan sepan que pueden encontrar en la historieta todo aquello que buscan, mucho más allá de los tópicos de siempre», concluye Portela.

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