lunes, septiembre 08, 2003

Del informe


El hoy-hoy-hoy de hoy


Rubén Moreno Valenzuela

TEXTO (Publicado en la edición 642 de la revista Semanario)
Cuando contendía por la presidencia de la República, califiqué al señor Vicente Fox Quesada de mentiroso y payaso. Dije de él que era una nociva mezcla entre la Coca-Cola y la Virgen María.
Sostenía –y sostengo– la tesis que nuestro país requiere de la urgente y seria discusión de políticas nacionales y no de caudillos, que figuren por su labia y carisma mediática.
En su III informe de gobierno, el señor Fox Quesada me causó lástima. Vi a un hombre con el gesto adusto y la voz quebrada de quien ha tenido que tragarse, de la manera más amarga, sus palabras.
Vi a un hombre expuesto al rencor de los desilusionados, a los escupitajos del desengaño.
En la primera parte del informe hizo un recuento de (cuestionados) hechos de gobierno y en la segunda parte no quedó más que aceptar la realidad.
Entonces dijo:
Hoy-hoy-hoy: No escapan a mi sensibilidad los reclamos sobre mayor eficacia en el gobierno. Sé que nos reclaman falta de experiencia y una mejor gestión como gobierno en su conjunto. He instruido a todo mi equipo de trabajo a privilegiar la política.
Hoy-hoy-hoy: Reitero a mis colaboradores que estamos obligados a redoblar esfuerzos. Muchas de las prácticas políticas van todavía a contrapelo del proceso de cambio. Existe desconfianza y recelo social hacia la política.
Hoy-hoy-hoy: El problema del desempleo es el gran reto. Es necesario saldar la deuda histórica que tenemos con la población rural. El presupuesto no tiene la capacidad para revertir los desequilibrios sociales. Son imprescindibles reformas estratégicas que liberen el gran potencial de la nación.
Hoy-hoy-hoy: Necesitamos fortalecer la capacidad recaudatoria del Estado. Es tiempo de ratificar nuestras coincidencias esenciales. Es tiempo de sumar, no de restar. No hemos de tener miedo a coincidir.
Hoy-hoy-hoy: Si no hay acuerdos no habrá avances. México reclama políticas nacionales, no políticas faccionales (quiso decir facciosas). Asumamos la negociación como una práctica política imprescindible y no como un acto de debilidad.
Respecto a la risa del señor Fox Quesada durante tal evento quiero entenderla como un acto reflejo producto del nerviosismo... y no como un acto de cinismo.
Sólo resta esperar qué nos traerá este maridaje –si se da– entre el PAN y el PRI (y entre los intereses económicos que representan), pues juntos son capaces de gestar aberraciones como la del rescate de la deuda bancaria nacional (Fobaproa).
Linda democracia mexicana.