lunes, octubre 13, 2003

NOTICIAS

La rebelión del librero de Kabul

El protagonista del actual best seller europeo se enfrenta en Francfort a la autora que lo ha hecho una celebridad

SERGIO VILA-SANJUÁN - 03:46 horas - 13/10/2003 / La Vanguardia
La periodista noruega y el librero de Kabul no se encontraron en Francfort, aunque quizás sí se cruzaron inadvertidamente, sumergidos ambos entre las riadas humanas que fluyen sin cesar por los espacios feriales. Tanto la autora del más importante best seller escandinavo de los últimos tiempos como el personaje real que inspiró su libro han visitado en los últimos días la ciudad germana, y aunque ambos rehuyeron el contacto personal, “La Vanguardia” habló con ellos sobre la polémica que los ha enfrentado en los últimos meses.

Asne Seierstad llegó a Kabul a fines del 2001 para cubrir la caída del régimen de los talibán. En la ciudad conoció a un librero cultivado y fascinante que se las había arreglado para desarrollar su negocio pese a las sucesivas persecuciones de los comunistas y los talibán. Iniciaron una amistad, y la periodista consiguió que él la invitara a vivir un tiempo con su familia. El resultado de esta convivencia es “El librero de Kabul”, que ha vendido medio millón de ejemplares en un año y ha sido traducido a una docena de lenguas (en catalán lo publicará próximamente Edicions 62, y en castellano, Editorial Maeva).

Pero al librero no le ha gustado la obra. “Me ha desacreditado –explica–, me hace aparecer bajo una luz muy negativa y dice cosas que son mentira.” En las últimas semanas ha viajado por Europa expresando su desacuerdo y pidiendo su retirada de librerías. “El libro está basado en observaciones directas y es verídico, pero refleja mi visión personal del tema”, responde la escritora.

“El librero de Kabul” explica la vida cotidiana en Afganistán a través de las experiencias de Sultan Khan (nombre supuesto del personaje) y sus familiares. Se inicia cuando el protagonista se pone a buscar una segunda esposa joven porque cree que la primera, Sharifa, es demasiado vieja, y acaba con el embarazo de su nueva cónyuge, Sonya, y con toda la familia rezando para que el bebé sea de sexo masculino (de lo contrario, el nacimiento constituiría “una nueva pequeña catástrofe para la familia”). Entre medio, escenas de clan y del trabajo en la librería, visitas a Pakistán y recorridos por la ruta de los contrabandistas, recuerdos de la época talibán y distintas historias, algunas poco edificantes, como la de la cuñada de Sharifa, asesinada por sus propios hermanos “deshonrados” porque había cometido adulterio.

“Es un trabajo claramente ofensivo contra mí y contra la cultura de mi país”, manifiesta Shah Muhammad en su stand de la Feria del Libro de Francfort, donde ha traído sus libros sobre Afganistán, sus postales y calendarios, ya que además de librero es un pequeño editor. “Aunque en el libro me ha cambiado el nombre, todo el mundo me puede reconocer. ¿Por qué la dejé instalarse con nosotros? Porque siempre he sido muy hospitalario con los extranjeros, quiero que se hagan una buena imagen de Afganistán, y todos los periodistas que han pasado por Kabul lo saben. A ella la introduje en nuestra sociedad porque me alegraba que escribiera sobre nosotros, pero me ha traicionado.”

“Nada en el libro es verdad –insiste–. Dice que me muevo por dinero, cuando soy una persona que siempre ha trabajado por la cultura. Me acusa de que no he educado a mis hijas, cuando han tenido la mejor educación de Kabul, y simplemente estaban en casa cuando ella vivía con nosotros porque era el periodo de vacaciones. Mire –dice, mostrando unas postales en las que aparecen una niñas–, estas imágenes las publiqué en la época talibán, y en el pie ya denunciaba que no fueran a la escuela. Siempre he luchado por la escolarización y la mejora de las condiciones femeninas.”

Pero eso de tener dos mujeres no suena muy feminista. “Es lo normal en nuestro país y también según la ley islámica. Mi padre tenía dos mujeres. Además esta costumbre resuelve un problema social, porque, por culpa de las guerras, en Afganistán hay muchas más mujeres que hombres. En mi casa, contra lo que dice Asne Seiesrtad, mis dos esposas conviven pacíficamente.” A pocos metros del “stand”, una de ellas, la joven, calma a un niño pequeño que llora. En un momento en que Shah Muhammad atiende a un cliente, intento entablar comunicación con ella, pero se escabulle.

Asne Seierstad ha sido una de las estrellas de la feria, objeto de una cena homenaje por parte de sus editores internacionales a la que también asistió su editora catalana, Pilar Beltrán. Lleva con resignación la campaña de protesta emprendida por Shah Muhammad, que en Noruega convocó varias ruedas de prensa. “Me malinterpreta, nunca dije que no educara a sus hijos. Es una persona que culturalmente me merece mucho respeto, pero lo que yo señalo es que se comporta de forma diferente en su vida pública que en la privada, ya que es muy liberal en todo excepto en lo que respecta a su familia.”

La periodista, que a lo largo de su estancia en Kabul vistió el infamante “burka” para poder introducirse en los ambientes más privados, argumenta la veracidad de su libro: “Todos los capítulos están elaborados a partir de los testimonios de varios personajes, especialmente el propio librero, su hermana Leila y su hijo Mansur” (que eran los que sabían inglés y su filtro con los demás parientes). “No intenté reflejar la vida de una familia afgana representativa, sino la de una que me pareció interesante”, añade.

Seiestad y Muhammad Shah se vieron en Noruega. “Tuvimos un encuentro en el que participaron su esposa y mi padre, eso para él era importante, ya que en cierta forma cree que las mujeres somos propiedad de nuestros padres. No pudimos llegar a un acuerdo.” ¿Ni siquiera con dinero de por medio? “Él no quiere dinero, quiere que se destruya el libro.” Parece una situación de Pirandello, el personaje revolviéndose contra el autor. “Eso es lo que dijo mi madre”, comenta la periodista. Ahora, las espadas están en alto. “No quiero seguir discutiendo este tema –dice el librero–, mis abogados llevarán a la autora ante los tribunales en Noruega, y después perseguiremos a todos los editores que han publicado el libro.” “De momento no nos ha llegado ninguna comunicación oficial”, sentencia Seierstad.