domingo, octubre 26, 2003

NOTICIAS

PREMIOS PRÍNCIPE DE ASTURIAS 2003

Don Felipe premia el compromiso ético como garantía de progreso
Lula y Rowling centran las miradas en la gala de entrega de los galardones


MÀRIUS CAROL – LA VANGUARDIA 3:16 horas - 25/10/2003
Los premios Príncipe de Asturias 2003 han reforzado esta edición su impacto mediático, con la concesión del galardón de la Concordia a J.K. Rowling, creadora del personaje de Harry Potter, gracias al que ha conseguido en pocos años pasar de vivir del subsidio social a ser la primera fortuna de Gran Bretaña, superando en venta de ejemplares a la Biblia. No le ha resultado fácil al jurado justificar un premio que han obtenido en anteriores ediciones Stephen Hawking, Médicos sin Fronteras, Adolfo Suárez o la Red Mundial de Reservas de la Biosfera. Así que en su acta ha valorado el que su obra se haya convertido “en un vínculo de unión entre continentes y generaciones que promueve la imaginación como fuente de libertad al servicio del bien y la cooperación y la solidaridad entre las personas.”

A Rowling, muy celosa de su privacidad, sólo se le escuchó la voz durante el breve discurso de agradecimiento, en el que aseveró que los libros de Harry Potter son “altamente morales”. Y añadió que quiso representar “las ambigüedades de una sociedad donde la intolerancia, la crueldad, la hipocresía y la corrupción abundan, para demostrar mejor lo heroico que es, cualquiera que sea la edad, luchar en una batalla que nunca se ganará”. Asimismo, destacó que quiso reflejar el hecho de que la vida entre los 11 y los 17 años puede ser difícil y confusa, “aún estando armado de una varita mágica”.

Otro personaje que despertó gran expectación fue el presidente de Brasil, Luíz InácioLula da Silva, premio de Cooperación Internacional, que llegó la misma mañana de ayer, con una hora de retraso, pero que, al contrario de Rowling, resultó muy asequible. A la puerta del teatro Campoamor fue recibido por un numeroso grupo de compatriotas con pancartas de apoyo y banderas brasileñas al viento. Una vez dentro, manifestó que recibía el premio como reconocimiento a la lucha contra el hambre, la pobreza y la exclusión social, que constituye el principal desafío global.

Además, expresó que existe un aumento de la tensión entre la opulencia que no reparte y la miseria que no retrocede, señalando que la mitad de la población del mundo vive con menos de dos dólares por día, mientras que el 14% acapara el 75% de la riqueza. “El único antídoto de la pobreza –concluyó– es una sociedad que no produzca exclusión. La pobreza no es un problema de la economía, sino de la ética.” Felipe de Borbón resaltó el ejemplo de la vida del líder brasileño, por la forma pacífica y dialogante con que lleva a cabo sus ideales políticos, por su empeño comprometido en que la ética y la política sean inseparables de su actividad pública.

Igualmente locuaz ha estado la escritora neoyorquina Susan Sontag, que participó en un coloquio en el que se mostró muy crítica con Bush, señalando que Estados Unidos primero invadió Iraq y ahora le pasa la factura a Europa para que ayude a recomponerlo. En su discurso de entrega deslizó una sutil crítica al hecho de compartir galardón de las Letras con la marroquí Fatima Mernissi, al señalar, entre otras cosas, que sentía aversión por el uso instrumental de los escritores para celebrarlos en calidad de representantes de comunidades marginadas. Pero, más allá de esa referencia, Sontag –cuya independencia intelectual significó el Príncipe– defendió la literatura como “una de las maneras fundamentales de nutrir la conciencia.”

El pensador alemán Jürgen Habermas, premio de Ciencias Sociales, se mostró esperanzado en su discurso por la nueva Constitución para la Europa común y pidió que este proyecto no sea derribado por egoísmos nacionales. Mostró su esperanza de que la carga de profundidad atlántica de una guerra contraria al Derecho Internacional no separe a la nueva España democrática de la “vieja” Europa. Alabó la vitalidad de la sociedad española que ha sabido transformarse en pocos años en una sociedad moderna. Y proclamó su esperanza de que las instituciones democráticas solucionen la violencia terrorista.

También recibieron sus galardones el periodista y escritor polaco Ryszard Kapuscinski y el sacerdote peruano, abanderado de la teología de la liberación, Gustavo Gutiérrez (Comunicación y Humanidades), la etóloga británica Jane Godall (Investigación Científica), el pintor mallorquín Miquel Barceló (Artes), y el Tour de Francia representando por varios de sus ganadores (Deportes), que, tras la pasada polémica sobre un pacto con el entorno abertzale, donaron la mitad del galardón (25.000 euros) a la Fundación Víctimas del Terrorismo.

El príncipe Felipe quiso hacer en su discurso un homenaje al vigésimo quinto aniversario de la Constitución, que, a su juicio, “nació para que España fuera un lugar entrañable para la convivencia pacífica de nuestra enriquecedora pluralidad de culturas y sentimientos, y nunca espacio para la división, la insolidaridad o la discordia.”

Para el heredero de la Corona, “nunca antes España ha sido más libre, más próspera, más capaz y admirada que en esta época iluminada por nuestra ley de leyes; ha vuelto a ser ante el mundo una gran nación cuya historia es imprescindible para entender la historia de la Humanidad”. La reina Sofía no quiso perderse la edición 2003 de estos galardones, a pesar de haber llegado hacía pocas horas de su viaje por Siria y Qatar

Dos encuentros

LA VANGUARDIA - 03.16 horas - 25/10/2003
EL SACERDOTE Y EL PERIODISTA. Muchos de los premiados nunca se habían visto en persona, aunque conocieran sus respectivas obras. Es el caso del sacerdote Gustavo Gutiérrez Merino y el periodista Ryszard Kapuscinski, quienes profundizaron en su visión progresista del mundo durante un almuerzo que el jueves realizaron en Salinas, localidad situada a una treintena de kilómetros de Oviedo y lugar de veraneo de buena parte de la burguesía asturiana, aunque pertenezca a un municipio gobernado por una alcaldesa de Izquierda Unida. A la salida de la comida, ambos manifestaron que el encuentro les había proporcionado muchos más motivos para sentir mutua admiración

ROMERO Y MERNISSI. Carmen Romero, profesora de Literatura, diputada y esposa de Felipe González, nunca había asistido a la ceremonia de entrega de los premios. Ni siquiera cuando vivía en la Moncloa. Ayer sí lo hizo y había una razón poderosísima para ello. Su amistad con la escritora marroquí Fatima Mernissi, con la que compartió charlas y secretos en los frecuentes viajes que ella y su marido realizaron a Marruecos