Portada del libro.
Los editores están hambrientos de novelas. Del siguiente libro más vendido. El cuento les interesa poco. Entre más grueso sea el tabique, más lo comprará el público y menos lo leerá. Pero José de la Colina ha puesto en circulación Traer a cuento (FCE), una selección de su narrativa escrita entre 1959 y 2003. Quizás logre escribir una novela, comenta.
Su fuerte es el cuento. Nunca le ha "salido" una novela, confiesa José de la Colina. Alguien registró incorrectamente que había publicado una. Ahora que ya está "cáscara" y ha dejado de editar suplementos y revistas espera concentrarse en la escritura, dice de buen humor el periodista nacido hace 70 años en Santander, España.
La posible novela "estará compuesto por relatos entrelazados". Aunque De la Colina se resiste a adelantar vísperas, cuenta que su idea es naturalizar en América El señor de los anillos de Tolkien, escrito en el mundo "europeo o preeuropeo".
Polvorilla, una gata salvada del exterminio por la esposa de De la Colina, se acurruca en los brazos de éste. Sigue con interés la entrevista. Su propia existencia es de cuento, después de todo. De la Colina planea un texto sobre gatos. Recuerda una frase de Cocteau: los gatos son preferibles a los perros porque todavía no se ha visto un gato policía...
-Traer a cuento termina con una narración de los últimos momentos de Hemingway, don José. Se despide de su gato, le deja alimento y se suicida...
-Ese cuento forma parte de una serie llamada Muertes ejemplares. Habla de lo que piensan los personajes a la hora de su muerte. Es un poco la idea de Quevedo de "La última hora". Hay una obrita de teatro de Arreola que se llama así también. La idea era ponerse en la piel de Oscar Wilde cuando muere, de Edgar Allan Poe...
-¿Qué se traen los editores con el cuento? ¿Por qué no les interesa?
-La gente quiere novelas del tipo best-seller, algo parecido a las telenovelas: que adormezca y no permita pensar mucho. Por eso son ideales para llevar a la playa.
-Pero el vacacionista nunca lee la novela.
-Nunca termina leyéndola. Pero cuanto más grandote el libro, sienten que van a estar así, en la inanidad, muy bien, muy tranquilos...
-Es típico en España. Otorgan el Premio Planeta en vísperas de las vacaciones de verano y todo el mundo se lleva el libro a la playa para no leerlo.
-Sucede también con los libros regalados. Yo le dije a mi esposa que no voy a regalar un libro más. Libro regalado es igual a libro no leído. Si realmente les interesa un libro, que lo compren.
-Los editores no se interesan por los cuentos pero se sigue escribiendo cuento. ¿Cómo ve usted la situación?
-Creo que el cuento está boyante. Existen unos anuarios que publica Planeta. Aparece gente notable. Javier García Galeano, Ana García Bergua... Aunque surgió tardíamente, igual que en España, el cuento moderno siempre ha tenido muy buena calidad en México. Julio Torri, Rulfo, Arreola, Revueltas (que a mí me gusta más en los cuentos que en las novelas). Pedro Miret, un escritor muy incorrecto pero estupendo narrador. Pueden ocurrir las dos cosas. Creo que el cuento tiene mucha tradición y no necesariamente es así en el caso de la novela.
-Usted ha dicho que a la Facultad de Filosofía y Letras hay que ir pero a ver a las muchachas. ¿Para qué sirven los estudios literarios y los talleres de escritura?
-Ninguno de nuestros clásicos, Rulfo, Arreola o Revueltas, ha salido de la Facultad de Filosofía y Letras. Pero yo no tengo nada en contra de la facultad o de los talleres literarios. Como experiencia personal, soy autodidacta. No tengo ni secundaria. Apenas primaria. Mi universidad han sido los libros. El que sea escritor ni siquiera lo echará a perder la Facultad de Filosofía y Letras... ni la Sogem. El que sea escritor sobrevivirá al autodidactismo como a la universidad.
-Hay gente que pasa décadas en los talleres...
-Y no produce nada valioso. O, al revés: produce algo valioso pero lo hubiese escrito de todas maneras. El escritor se forma leyendo. Malraux dijo algo muy interesante: el arte no viene de la naturaleza, sino del propio arte. Decir que la literatura viene de la vida no significa nada. De la vida vienen nuestros amores, nuestros excrementos, todo. La literatura viene de la literatura.
-En la recopilación que ahora publica dejó fuera sus cuentos juveniles. ¿Reniega de aquellos tiempos?
-No reniego de mi juventud. Reniego de los cuentos que no valen como literatura. También he quitado otros posteriores. La tercera parte de Traer a cuento incluye cosas de juventud, aunque no provengan del libro ése de Cuentos para vencer a la muerte que hice con Arreola. Lo que pasa es que yo siento que escribía de manera muy solemne, sin suficiente respiración. A partir de los cuentos que vienen en una sección del libro que se llama "El espíritu santo" me solté un poco más. Abandoné un poco la seriedad. En este libro incluyo 101 cuentos y espero que no estén exentos de humor.
A De la Colina le gustaría "escribir una historia del mundo como pudo ser". Explica: "Me afectó una historia sobre Hitler. Estuvo a punto de no nacer porque su madre tuvo un parto difícil. Si Hitler no nace, tal vez no hay Segunda Guerra Mundial. Los grandes hechos sociales tienen que ver con el azar. Y los individuos también son importantes. Buñuel nos decía que casi todo es producto del azar. Por eso me interesa la otra historia, la posible. Es un elemento de ficción enorme. Por ejemplo, imaginar quién fue el primer indio mexicano que se subió a un caballo. Al principio de la conquista el caballo era un elemento de poder."
A De la Colina le suceden cosas de cuento. Al regresar a su casa luego de entregar un artículo es interceptado violentamente por un individuo que vive en la calle, bajo un puente. Lo tira de un empujón. "¡Pinche rico hijo de la chingada! ¡Viva López Obrador!", grita el homeless. De la Colina se asombra de verse envuelto en este incidente de lucha de clases. "¿Acaso tengo cara de rico?", pregunta al reportero.
Óscar Enrique Ornelas | ||
Viernes, 7 de enero de 2005 | ||
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Los editores están hambrientos de novelas. Del siguiente libro más vendido. El cuento les interesa poco. Entre más grueso sea el tabique, más lo comprará el público y menos lo leerá. Pero José de la Colina ha puesto en circulación Traer a cuento (FCE), una selección de su narrativa escrita entre 1959 y 2003. Quizás logre escribir una novela, comenta.
Su fuerte es el cuento. Nunca le ha "salido" una novela, confiesa José de la Colina. Alguien registró incorrectamente que había publicado una. Ahora que ya está "cáscara" y ha dejado de editar suplementos y revistas espera concentrarse en la escritura, dice de buen humor el periodista nacido hace 70 años en Santander, España.
La posible novela "estará compuesto por relatos entrelazados". Aunque De la Colina se resiste a adelantar vísperas, cuenta que su idea es naturalizar en América El señor de los anillos de Tolkien, escrito en el mundo "europeo o preeuropeo".
Polvorilla, una gata salvada del exterminio por la esposa de De la Colina, se acurruca en los brazos de éste. Sigue con interés la entrevista. Su propia existencia es de cuento, después de todo. De la Colina planea un texto sobre gatos. Recuerda una frase de Cocteau: los gatos son preferibles a los perros porque todavía no se ha visto un gato policía...
-Traer a cuento termina con una narración de los últimos momentos de Hemingway, don José. Se despide de su gato, le deja alimento y se suicida...
-Ese cuento forma parte de una serie llamada Muertes ejemplares. Habla de lo que piensan los personajes a la hora de su muerte. Es un poco la idea de Quevedo de "La última hora". Hay una obrita de teatro de Arreola que se llama así también. La idea era ponerse en la piel de Oscar Wilde cuando muere, de Edgar Allan Poe...
-¿Qué se traen los editores con el cuento? ¿Por qué no les interesa?
-La gente quiere novelas del tipo best-seller, algo parecido a las telenovelas: que adormezca y no permita pensar mucho. Por eso son ideales para llevar a la playa.
-Pero el vacacionista nunca lee la novela.
-Nunca termina leyéndola. Pero cuanto más grandote el libro, sienten que van a estar así, en la inanidad, muy bien, muy tranquilos...
-Es típico en España. Otorgan el Premio Planeta en vísperas de las vacaciones de verano y todo el mundo se lleva el libro a la playa para no leerlo.
-Sucede también con los libros regalados. Yo le dije a mi esposa que no voy a regalar un libro más. Libro regalado es igual a libro no leído. Si realmente les interesa un libro, que lo compren.
-Los editores no se interesan por los cuentos pero se sigue escribiendo cuento. ¿Cómo ve usted la situación?
-Creo que el cuento está boyante. Existen unos anuarios que publica Planeta. Aparece gente notable. Javier García Galeano, Ana García Bergua... Aunque surgió tardíamente, igual que en España, el cuento moderno siempre ha tenido muy buena calidad en México. Julio Torri, Rulfo, Arreola, Revueltas (que a mí me gusta más en los cuentos que en las novelas). Pedro Miret, un escritor muy incorrecto pero estupendo narrador. Pueden ocurrir las dos cosas. Creo que el cuento tiene mucha tradición y no necesariamente es así en el caso de la novela.
-Usted ha dicho que a la Facultad de Filosofía y Letras hay que ir pero a ver a las muchachas. ¿Para qué sirven los estudios literarios y los talleres de escritura?
-Ninguno de nuestros clásicos, Rulfo, Arreola o Revueltas, ha salido de la Facultad de Filosofía y Letras. Pero yo no tengo nada en contra de la facultad o de los talleres literarios. Como experiencia personal, soy autodidacta. No tengo ni secundaria. Apenas primaria. Mi universidad han sido los libros. El que sea escritor ni siquiera lo echará a perder la Facultad de Filosofía y Letras... ni la Sogem. El que sea escritor sobrevivirá al autodidactismo como a la universidad.
-Hay gente que pasa décadas en los talleres...
-Y no produce nada valioso. O, al revés: produce algo valioso pero lo hubiese escrito de todas maneras. El escritor se forma leyendo. Malraux dijo algo muy interesante: el arte no viene de la naturaleza, sino del propio arte. Decir que la literatura viene de la vida no significa nada. De la vida vienen nuestros amores, nuestros excrementos, todo. La literatura viene de la literatura.
-En la recopilación que ahora publica dejó fuera sus cuentos juveniles. ¿Reniega de aquellos tiempos?
-No reniego de mi juventud. Reniego de los cuentos que no valen como literatura. También he quitado otros posteriores. La tercera parte de Traer a cuento incluye cosas de juventud, aunque no provengan del libro ése de Cuentos para vencer a la muerte que hice con Arreola. Lo que pasa es que yo siento que escribía de manera muy solemne, sin suficiente respiración. A partir de los cuentos que vienen en una sección del libro que se llama "El espíritu santo" me solté un poco más. Abandoné un poco la seriedad. En este libro incluyo 101 cuentos y espero que no estén exentos de humor.
A De la Colina le gustaría "escribir una historia del mundo como pudo ser". Explica: "Me afectó una historia sobre Hitler. Estuvo a punto de no nacer porque su madre tuvo un parto difícil. Si Hitler no nace, tal vez no hay Segunda Guerra Mundial. Los grandes hechos sociales tienen que ver con el azar. Y los individuos también son importantes. Buñuel nos decía que casi todo es producto del azar. Por eso me interesa la otra historia, la posible. Es un elemento de ficción enorme. Por ejemplo, imaginar quién fue el primer indio mexicano que se subió a un caballo. Al principio de la conquista el caballo era un elemento de poder."
A De la Colina le suceden cosas de cuento. Al regresar a su casa luego de entregar un artículo es interceptado violentamente por un individuo que vive en la calle, bajo un puente. Lo tira de un empujón. "¡Pinche rico hijo de la chingada! ¡Viva López Obrador!", grita el homeless. De la Colina se asombra de verse envuelto en este incidente de lucha de clases. "¿Acaso tengo cara de rico?", pregunta al reportero.