miércoles, junio 15, 2005

Artistas y marginados, en la lente de Robert Doisneau


Picasso y Francoise Gilot retratados por Robert Doisneau Posted by Hello

Juan Carlos Aguilar García

Pintores de la talla de George Braque, Giacometti, Picasso y, por supuesto, los protagonistas anónimos de El beso, imagen tomada en 1950, conviven frente a frente en la exposición fotográfica Robert Doisneau, que exhibe 30 placas en blanco y negro de este artista francés en la Galería Alva de la Canal (Jalapa), dentro del Festival Internacional Junio Musical, coordinado por la Universidad Veracruzana.
Doisneau (París, 1912-1994), creador emblemático, no sólo de Francia sino del mundo entero, celebrado con muchos premios y exposiciones internacionales, supo desde siempre que la fotografía era su más grande pasión, arte al que recurrió para construir historias con los personajes anónimos que capturaba.
Dicho fervor quedó plasmado en una página de su diario: “Tengo 17 años, soy flaco y mal vestido. Estoy aprendiendo una profesión sin porvenir, el panorama que me rodea es absurdo.
“Cuando muestro estas fotos a los que me rodean están todos de acuerdo, es película gastada. Poco me importa, yo voy a seguir igual. Un día, quizás, habrá alguien que encontrará en mis imágenes una risa socarrona rebelde”.
La muestra conformada únicamente por placas originales que pertenecen a la colección de Philippe Salaun, amigo de Doisneau y quien le reveló sus fotografías durante 30 años, hace convivir lo mismo el romanticismo como la desdicha e inocencia.
La muestra abre con la pareja protagonista de El beso —subastada recientemente en 239 mil dólares—, en la que se observa a un hombre y una mujer mientras se besan en una calle de París. Alrededor aparecen una serie de personajes en movimiento, distraídos, caminando de prisa y sin saber que quedarían inmortalizados en una de las fotografías más conocidas del mundo. Sin embargo, también se observa la instantánea titulada Bob (1954), en la que un boxeador del mismo nombre aparece sentado, con las piernas estiradas y la mirada clavada en el suelo, en evidente señal de derrota.
Así, Doisneau se interesaba sobre todo en “la fuerza de los artesanos y negociantes de mercados, la dureza de los feriantes, la dignidad de los marginales, la inconsciencia o la ingenuidad de la juventud, la amistad de los intelectuales y artistas, entre pintores, escritores y actores”, se lee en el módulo explicativo que abre la muestra.
Aunque durante tres años de su vida trabajó para la revista Vogue, él siempre prefirió “ser fiel a una ética muy personal: siempre privilegió su libertad, su libre arbitrio”.
El trabajo de Doisneau cuenta con una parte lúdica, en la que juega con los objetos para mostrar otra realidad. Tal es el caso de la famosa Los panes de Picasso (1952), fotografía en la que sólo se ve el torso del pintor español (lo demás lo cubre una mesa) mientras voltea distraídamente a su lado izquierdo; en la mesa, un par de panes reemplazan visualmente sus manos de carne y hueso.