lunes, julio 25, 2005

Mutilaciones artísticas


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JAVIER OCAÑA

Se nota que es un enamorado del cine. De hecho, Carlos Benpar fue el primer ciudadano que se atrevió a denunciar judicialmente a una televisión española por emitir una película (El hombre del Oeste, de Anthony Mann) en un formato distinto del original, dato que no se dice expresamente en Cineastas contra magnates (lo que, modestamente, le honra). De modo que el veterano cineasta catalán, harto de mutilaciones artísticas, ha pasado a la acción con la realización de este documental-denuncia sobre los excesos legales, morales y artísticos de las televisiones de todo el mundo a la hora de exhibir el séptimo arte.

Cineastas contra magnates es un documental hecho con las tripas. Con la rabia del que grita y su voz se pierde en el desierto. Puede que su propia película esté llena de defectos, pero siempre se podrá ensalzar a Benpar por haber unido en un mismo documento los testimonios de gente como Federico Fellini, Arthur Penn, Woody Allen, Sydney Pollack, Marco Bellocchio, Stanley Donen, Milos Forman o Richard Fleischer. Todos unidos en una misma dirección: la defensa de sus derechos como creadores.

Buen sabor de boca
Formalmente, el documento de Benpar cojea por diferentes razones. La decisión de dar continuidad a las entrevistas por medio de una narradora/presentadora no funciona en ningún momento. Las nobles pretensiones educativas (como la secuencia del proyeccionista que explica el sistema de ventanas) casi se ven sepultadas por el tono utilizado. Y las numerosas escenificaciones tienen un sabor demasiado añejo. Sin embargo, queda el siempre efectivo método de denuncia de la doble pantalla, una con el formato original y otra con el formato en el que se ha exhibido la película; la manera en la que se muestran las salvajadas perpetradas por los programadores televisivos cumple su propósito de modo evidente, caso del anuncio del programa siguiente a la película que se está exhibiendo a través de letreritos que pasan de un lado a otro de la pantalla. Y, sobre todo, cuando la única arma posible para evitar estas bárbaras prácticas es el ejercicio de la protesta, saber elegir la mejor declaración posible para rematar el documento resulta fundamental para dejar un buen sabor de boca. Y Benpar la encuentra en una obra maestra como El manantial, de King Vidor, a través de la voz del arquitecto interpretado por Gary Cooper: "Para hacer una cosa bien, debes amar esa cosa, no a la gente. Mi razón y mi vida es el trabajo mismo. Mi trabajo hecho a mi manera".