viernes, noviembre 18, 2005

De 400 mil títulos en Francia, sólo mil son de poesía: Clavilier


Lina Zerón

Ciudad de México. Viernes, 18 de noviembre de 2005. (El Financiero).- Nacido el 7 de abril de 1966 en Francia, el poeta, fotógrafo y compositor Pierre Clavilier, además de director de la editorial europea La Barbacana, presentará en México, la próxima semana, su libro El rey del país de Nishadhad (Linajes Editores), relato en adaptación libre del Mahabarata.

Clavilier, promotor de la literatura latinoamericana en su país natal, es uno de los 46 poetas invitados por el Sindicato de Maestros del Estado de México para asistir al encuentro poético Voces para la Educación, que comienza el martes 22 de noviembre en Toluca.

-Es importante que los poetas se encuentren para dar a conocer al público sus creaciones -dice-. En Francia, país donde han vivido famosos poetas, la gente no hace caso a la poesía. Es difícil darnos a conocer. Una tierra que pierde de vista sus poetas, pierde el sentido más noble de su existencia. Tanto la educación nacional como la prensa francesa parecen olvidarse de nuestra presencia. De hecho, las librerías no tienen casi sobre volúmenes de poesía. Cada año, Francia publica más de 400 mil libros, entre los que sólo podemos contar mil poemarios: un 0.25 por ciento de la producción; o sea, nada. La venta promedio es, para un libro de poesía, de 80 ejemplares, así que los encuentros son el único modo para nosotros de hacernos conocer por el público.

Clavilier suele pensar que "un poeta es poeta porque quiere que el mundo sea diferente". Entonces, dice, "si queremos que se mueva el mundo debemos empezar por movernos nosotros mismos. ¿Qué es un poeta al fin sino un espectador que escribe?" El editor francés es un voraz lector de poesía latinoamericana: "Existe un gran variedad poética. Yo creo que actualmente, en Francia, los poetas vuelven a la poesía. Me explico: durante años los que se pretendían poetas eran más escritores que jugaban con las palabras, no exactamente poetas. Entonces sus textos perdían la magia y el aliento indisociable a este género. Esto los ha aislado del gran público. Nosotros, que llegamos a la madurez (cumpliré 40 el próximo mes de abril), no encontramos a nadie que nos hiciera caso. Pero cuando organizamos lecturas, el público nos escucha. La poesía de hoy se sitúa sobre todo en América Latina. ¿Quién soy entonces para comentar algo acerca de lo que ustedes conocen mejor que yo?"

Clavilier platica que a la edad de 12 años descubrió a Pierre de Ronsard y compró la mayoría de su obra. Estaba escrito en un francés envejecido, pero sentía que no representaba un obstáculo: "Me quedaba horas a leer sin hacer otra cosa mientras mis compañeros iban a jugar futbol, deporte que me gustaba pero que no me fascinaba como las poesías que descubrí. Solo, en mi cama, aprendí poesías de memoria. Años después las conservo en una esquina de mi mente. Porque había elegido este poeta sólo porque el poeta, como yo, se llamaba Pierre. Después me puse a consultar todos los libros de poesía que contenía la biblioteca de mi colegio. Entonces me dí cuenta que unos poetas me decían más cosas y otros menos. No me imaginaba expresarme un día en verso. Tenía tanta dificultad en la expresión escrita, pero el 23 de enero de 1983, tenia entonces casi 17 años, me sentía muy solo y la vida me ofreció mala cara (como a muchos chicos de esta edad). Me puse, pues, a escribir un soneto que era malísimo; sin embargo, sentí inmediatamente una relación con el mundo muy diferente de lo cotidiano. Al escribir ya no existía ninguna hipocresía, en el sentido de los viejos griegos. Tampoco había que intentar parecer. Entre esas malísimas líneas aparecía tal como era yo. La autenticidad del escribir me permitía sentirme como jamás me había sentido, y eso era agra- dable. Y como era agradable escribí ese día como seis textos que al día siguiente presenté a unas compañeras. Yo, el chaparrito al que nunca miraban ellas, podía llevar por fin una sonrisa a una chica. Ni siquiera lo podía imaginar. Además, fue un acto que sentía esencial a mi existir. Cambió mi motivación, y desde entonces escribir sigue siendo el centro de mi existir. Años después descubrí poetas en español y comprendí que una verdadera poesía respondía a leyes interiores que no le aparecen visiblemente al lec- tor común."

Pierre Clavilier considera que la poesía es una lucha con las palabras: "¿Qué es una palabra sino el intermedio entre una cosa y nuestra mente? Ser poeta es siempre abrirse al mundo y plantarse de modo diferente. Por esto los verdaderos poetas encuentran poesía en toda la creación y no sólo en lo que se ve bonito. No escribo para salvar mi alma, sino para vivir. Y vivo para escribir. Finalmente escribir me otorga un alma a la cual tal vez salvaré precisamente por mi dedicación a escribir. Esto no tiene nada que ver con la inspiración. Porque el verdadero poeta es un yacimiento de textos. Acaso la única inspiración existente de un escritor es su escritura. Un futbolista, por más genial que sea, si no trabaja diariamente, si no cuidad su nutrición, no alcanzará nada. La inspiración es una disciplina, pero también una necesidad. Yo creo más en el estilo que en la inspiración. Al fin, desde los tiempos remotos, todo está ya escrito. El amor imposible de Romeo y Julieta, por ejemplo, tiene tanta variedad en la literatura mundial que la esencia siempre gira en torno suyo."

¿Qué es el estilo?, se pregunta el poeta francés. "Es el vivir -se responde-. La inspiración es el trabajo. No más. La inspiración es una mitología que asusta a unos, como un pretexto para los malos creadores. También es un pedestal en el cual la sociedad ha puesto al artista separándolo del pueblo, de donde es un miembro fundamental, como igual lo es un trabajador manual. ¿Para qué se busca ahondar en las diferencias de una profesión? El escritor debe escribir a diario, como el carpintero tallar correctamente la madera. No creo yo a la inspiración."