jueves, junio 01, 2006

Literatura / Recibe poeta Pablo Armando Fernández Premio "Rafael Alberti"


L a Habana,Cuba. Miércoles 31 de mayo de 2006 (EFE).- El poeta cubano Pablo Armando Fernández recibió en La Habana el Premio “ Rafael Alberti ” , otorgado por la Sociedad de Beneficencia de Naturales de Andalucía a la obra destacada de toda una vida, informaron hoy medios locales.

La entrega del galardón tuvo lugar el martes en la inauguración del XI Festival Internacional de Poesía de La Habana, en la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís.

El escritor César López, presidente del jurado, dijo que Pablo Armando Fernández es una de las más altas voces de la poesía cubana, y calificó su obra de “ amplia, reconocida y trascendente ” .

Aitana Alberti, hija del poeta español Rafael Alberti, destacó que en esta ocasión se recuerda también la entrañable amistad que unió a su padre y al poeta granadino Federico García Lorca, de cuya muerte se cumplen 70 años.

El Festival Internacional de Poesía de La Habana, que se extenderá hasta el 3 de junio, está dedicado a la poesía eslava, y contará entre sus invitados con el poeta y cineasta ruso Evgueni Evtushenko.

Sus organizadores explicaron que su propósito en esta edición es sacar la poesía de sus recintos habituales y ponerla a dialogar con el hombre común en lugares tan diversos como escuelas, parques y centros laborales.


El poeta cubano con su colega Ferlingheti en la librería de éste en San Francisco el 5 de marzo de 2000. (Foto de Daniel del Solar)

Semblanza biográfica

Pablo Armando Fernández nació en el Central Delicias, en la antigua provincia de Oriente, el 2 de marzo de 1930. Residió en Estados Unidos entre 1943 y 1959. Regresó a Cuba en 1959. Fue subdirector de Lunes de Revolución (1959-1961); secretario de redacción de Casa de las Américas(1961-1962) y director de la revista Unión. Desempeñó el cargo de Consejero Cultural de la Embajada de Cuba en Gran Bretaña(1962-1965). Ha representado a Cuba en numerosos eventos internacionales, entre ellos: Bienales de Poesía en Bélgica (1963-1965); Encuentro de Poetas de Spoletto (Italia, 1965); Congreso de poetas de Edimburgo(1964 - 1965); Encuentro con Darío( Cuba 1966). Su obra ha sido traducida a diferentes idiomas: inglés, italiano, francés, portugués, checo, finés, ruso y danés. Por la relevancia de su obra le fue conferido el Premio Nacional de Literatura en su edición correspondiente a 1996.


Poema de Pablo Armando Fernández

La Habana

En mi niñez La Habana
era en la radio voces,
que entre estaciones varias,
hacían su itinerario hasta llegar a casa.
A veces toda canto, a veces toda vida
de seres reales o imaginarios
en orbes que nutrían el universo.
Diré que hallé en la radio
la antena con La Habana soñadora.

En el largo camino
desde Delicias hasta Nueva York,
contemplando laureles y leones
me detuve en las sendas
del Paseo del Prado: Zenea y el mar,
el Capitolio, Monte y la CMQ,
el parque fraternal., todo soñado,
tal vez visto en revistas.
Esa noche, antes de irme al hotel
Isla de Cuba, ensimismado, escuché
las voces ancestrales de las Anacaonas
que en cantos celebraban
a la India y su fuente con delfines,
desobedientes a la afección que
Ballagas les mostrara, aún lloran sin consuelo
sobre la taza gris de piedra vieja.
En la mañana, antes de dar el salto
entre Rancho Boyeros y Miami,
Temprano me adentré en las calles y plazas
a contemplar sus casas y sus aceras.
Allí están la mirada, los pasos, el aliento
de quienes animaron la ciudad
en los siglos pasados.
Entonces, las estaciones dejaron
de ser voces radiales, de una a otra estación
llegaba a Nueva York desde Miami.
Allá entre torres y ríos recuperé
con la poesía que me acompañaba
las voces en sintonía con mi ser
y regresé a La Habana.
Esas voces dieron a mi existir
un cuerpo que es instrumento, herramienta,
un arma a veces, para darle vida
a lo que en mí es memoria.

Diré que esa memoria es la poesía que
otras voces en mí, encarnan en el verso
desde Heredia, Varela, Saco, Villaverde y Martí,
que han unido a La Habana y Nueva York
en abrazos que hermanan nuestras islas.
Ya La Habana era hogar a mi regreso.
En sus calles y plazas la poesía
que anima la mirada para asentar los pasos
de quienes las recorren, traza los signos
que perpetúan con amor la historia.

Aquí están mis precursores todos.
Que me imponen hacer de Abel progenia.

El anterior poema fue encontrado en El Poder de la Palabra