miércoles, julio 26, 2006

Teatro / Entrevista con Jerôme Savary

El director en una reciente visita a Neva Orleáns, después de la catástofe del Katrina

Liz PERALES

M adrid, España. 22 de julio. (El Cultural).- El teatro musical, también llamado en ocasiones opereta u ópera cómica, es muy popular en Francia. Allí, hay un teatro, la Opera Cómica, dedicado exclusivamente al género que desde hace seis años dirige Jerôme Savary. Él es uno de los especialistas, ha hecho unas 120 creaciones originales que han popularizado y actualizado un género que históricamente ha tenido al público de su parte. Savary presenta los días 25 y 26 de julio La revista negra. New Orleans forever en el Matadero de Madrid. Un espectáculo sobre la esclavitud a través de la historia del jazz.

Savary siempre ha hecho montajes musicales, no concibe el teatro de otra manera. De padre francés y madre americana, nació en Argentina y se afincó en Francia para llevar una vida de artista, como así tituló el espectáculo autobiográfico que presentó en la última edición del Festival de Otoño de Madrid. Entonces se nos mostró como un hombre sentimental, de torrrencial conversación, simpático y canalla, fiel siempre a su cigarro habano.

La próxima temporada estrenará en Francia otro espectáculo también inspirado en Josephine Baker titulado Buscando a Josephine. ¿Es la segunda parte de La revista negra?
No, es el mismo espectáculo, pero a los españoles les gusta más el título de La revista negra. En Francia hoy resultaría difícil de pronunciar este título.

¿Quiere decir que sería políticamente incorrecto?
Bueno, éste es un espectáculo antirracista. Por otro lado, Josephine Baker es muy popular en Francia, tanto como Zidane o De Gaulle, mientras que en España la conoce poca gente. Por eso la hemos titulado A la recherche de Josephine.

Y este espectáculo ¿es una revista, una comedia? ¿cómo lo define?
Es una comedia musical porque es un espectáculo con una dramaturgia y una partitura musical. La revista sería una sucesión de “tableaux” musicales sin hilo argumental. Aquí contamos la historia de unos negros que buscan a una Josephine Baker después de la catástrofe del Katrina en Nueva Orleans. En realidad lo que cuenta es la historia de la negritud a través del jazz y de cómo fue abolida la esclavitud. Yo creo que lo que trajo la verdadera libertad a los negros fue el jazz.

¿Usted firma también la dramaturgia?
Sí, cuando ví lo que ocurrió en Nueva Orleans con el huracán me di cuenta de que tenía que rescatar un viejo proyecto que giraba en torno a las actuaciones de Josephine Baker en París. Desde 1925 la vedette ya se había hecho muy popular en la capital, actuaba cada año en el Teatro de los Campos Elíseos con un minimalista cinturón de bananas y acompañada por un grupo de músicos de jazz que ejercieron una gran influencia en compositores europeos como Poulenc, Stravinsky o Ravel, así como en pintores como Picasso o Braque. En París la negritud se puso de moda, se organizaban Exposiciones Coloniales y la de 1931 llegó a exhibir a un grupo de africanos medio desnudos que reproducían su vida en la jungla delante de miles de parisinos. Baker, la representante de la negritud, llegó a ser elegida reina de esta exposición. Francia era colonial, imperialista, pero en el fondo, menos racista y restrictiva que América, donde existían las leyes segregacionistas.

¿Cuál es el argumento de La revista negra?
El espectáculo comienza con un grupo de negros que, tras el huracán, vagan en una barca en busca de sus instrumentos y de sus cosas perdidas. Aparece un productor blanco que busca una bailarina que llevarse a París para hacer un “revival” de La revista negra que protagonizaba Josephine Baker.

¿La música de este espectáculo también es original?
Todas las canciones están inspiradas en músicas de jazz que van desde 1915 a 1940. Al final, hay una media hora de espectáculo en el que sí recogemos a modo de “tableaux” algunos de los números de Baker.

Supongo que este espectáculo le habrá hecho recordar sus jóvenes años en Nueva York , cuando conoció a muchos grandes del jazz.
Sí, claro. Conocí a muchos jazzman, gracias a que era el novio de una fotógrafa que se dedicaba a hacerles las fotos para sus discos. Conocí a Thelonius Monk, a Count Bassie... El jazz ha sido la auténtica revolución cultural del siglo XX.

¿Y los actores? ¿Y los músicos?
Proceden de Estados Unidos y casi todos son negros. Cantan en directo y sin micrófono, algo que detesto. Para el papel de Josephine necesitaba una voz de soprano, como la de Baker, y la encontré en Nicolle Rochelle. En Estados Unidos hay una generación extraordinaria de cantantes y actores y es así porque hay una gran demanda. En Nueva Orleans antes del huracán había 500 clubs de jazz y ahora sólo quedan 35. El Katrina ha hecho desaparecer de esta ciudad al 60 por ciento de la población negra y ahora es una pequeña ciudad blanca. Los negros se han dispersado hacia otras ciudades y creo que la América profunda esta contenta de ello. Lo del Katrina ha sido como un evento bíblico.

Ésta es su última temporada al frente de la Ópera Cómica de París. ¿Por qué la deja?
Bueno, la Ópera se ha convertido en un teatro nacional y yo he sido asimilado a un funcionario del Estado. Este año cumplo 65 años, por lo que tengo que jubilarme. En realidad, soy víctima del éxito. La Opera Cómica era un teatro abandonado y desde que lo dirijo lo he relanzado, haciendo que el público vaya. Apenas me han dado “plata”, el presupuesto oficial llega para pagar el teatro, por lo que la mayoría de las producciones que hemos hecho han sido sufragadas con los ingresos de taquilla. Me han criticado que mis creaciones tienen pocos actores y músicos, pero sin un centavo hemos producido diez espectáculos por temporada. Ahora la ley me echa. Yo me siento como un “squatter”(okupa) del teatro. Es absurdo, pero por otro lado creo que es una buena cosa, regreso a mi vida pasada.

¿Se refiere a retomar su compañía Magic Circus?
Sí, volver al sistema de una compañía teatral de creación propia. No concibo el teatro de otra manera.

¿Qué diferencia hay entre ópera, ópera cómica y opereta?
La ópera cómica y la ópera son la misma cosa, en la ópera cómica se han creado clásicos muy conocidos. Un crítico definió, creo que con acierto, que la diferencia estriba en que la ópera cómica siempre tiene un final feliz. La opereta es la ópera bufa.

¿Y entre el teatro musical y la comedia americana?
Es lo mismo. Hay teatro musical bueno o malo. Los americanos tienen comedias extraordinarias como Cabaret o Los productores.

Y la zarzuela española ¿qué le parece?
Me gusta, pero tiene un ritmo más lento y luego las partituras parecen un poco anticuadas. El problema es que hace mucho tiempo que se ha dejado de componer zarzuela, siempre lo digo: hay que escribir obras musicales nuevas.

Dicen que su teatro es provocador.
Yo no me considero un provocador, no me gusta esa palabra por el sentido de arrogancia que lleva implícito. Creo que soy más bien un dadaísta.