martes, agosto 15, 2006

Arqueología / Restauran pinturas hechas por olmecas hace 3 mil años



A catlán, México, Miércoles 09 de agosto de 2006. (EFE). Un grupo de restauradores mexicanos ha completado los trabajos de recuperación de un conjunto de pinturas rupestres hechas hace 3 mil años por el enigmático pueblo de los olmecas en el sur de México.

La existencia de la cueva de Oxtotitlán, donde se encuentran los restos, se conocía desde que diera cuenta de ella el arqueólogo David Grove en 1968.

Sin embargo, no fue hasta 2003 cuando el arqueólogo Paul Smith, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) , descubrió el asentamiento prehispánico que las rodeaba y cuyos secretos aún no han sido descubiertos.

La restauradora Sandra Guadalupe Cruz Flores explicó durante un recorrido por la zona selvática que rodea el lugar que quienes hicieron estas pinturas “ tenían como sustento la agricultura ” .

El enclave tuvo antaño un uso ceremonial pero “ se sigue utilizando hasta hoy día por los pobladores de los alrededores, quienes llegan hasta la cueva en los meses de mayo y septiembre para ofrendar flores y veladoras para solicitar la lluvia ” .

La mayor pintura de las restauradas mide aproximadamente 3.5 metros cuadrados, y representa a un personaje de alta jerarquía sentado sobre un trono.

La figura está pintada en colores vivos, rojo, verde, blanco y ocre, de diversos tonos, distintos a los rojizos y negros del resto del conjunto.

La cueva de Oxtotitlán mide unos cuarenta metros a lo largo de los cuales hay diez paneles distintos con las pinturas rupestres que se presume son de los olmecas por las vasijas encontradas en la zona y algunos rasgos singulares de esta civilización, como sus rostros aniñados, labios y narices gruesos.

Los olmecas fueron un pueblo asentado entre la costa del Golfo y el sur del territorio de México, en una amplia franja que hoy ocupan los estados de Veracruz, Tabasco y Guerrero.

La cueva se encuentra en el municipio de Chilapa de Alvarez, en el último de esos tres estados, a más de 1.600 metros sobre el nivel del mar.

El asentamiento completo, que mide unas 67 hectáreas, en las que se encuentran terrazas, estructuras, zonas de habitaciones y administrativas sigue oculto por la vegetación selvática característica de esta zona de la Sierra Madre Occidental mexicana.

En estos primeros cuatro años de trabajos en la cueva se atendieron los principales panales pictóricos tomando en cuenta su significado y a la vez los más amenazados.

Entre las figuras que se alcanzan a distinguir hay rostros, flores, un jaguar, serpientes, unas pequeñas manos, un búho, arañas y una serie de figuras geométricas.

La figura más importante es la de un supuesto antiguo gobernante de alta jerarquía entronizado.

“ El trono representa las fauces del monstruo de la tierra y una de sus interpretaciones es que (las cuevas) son la entrada al inframundo, aunque también se cree que eran un lugar donde los hombres se podían transformar en chamanes (curanderos) ” , explicó Cruz Flores.

En estos últimos años el trabajo de restauración a cargo de trece expertos consistió en una limpieza detallada de los ennegrecimientos sobre la roca, la retirada de pintadas posteriores y de filtraciones de agua, entre otras acciones.

En la segunda etapa se continuará con la restauración y se realizará un plan de manejo y conservación del sitio y un programa del mantenimiento con ayuda de la comunidad de Acatlán, de las autoridades municipales, estatales y federales, ya que el proyecto está programado para que concluya en 2010.