lunes, septiembre 18, 2006

Noticias / Inglaterra: Hockney redescubre el paisaje inglés.

Warter Pines, November
2005 oil on canvas 91.5 x 122 cm


LOURDES GÓMEZ - Londres
EL PAÍS - Cultura - 18-09-2006

D avid Hockney redescubre el poder de la pintura y sus raíces inglesas en una serie de paisajes que se exhiben en la galería Annely Juda, en el West End de Londres, desde el 15 de septiembre hasta el 28 de octubre. El influyente artista retornó a su natal Yorkshire para absorber con su brocha caminos rurales, prados y arboledas en cada estación del año. Trabajó al aire libre, de pie frente a su caballete, reincidiendo en escenarios familiares, hasta plasmar en 25 óleos la "experiencia espacial del paisaje".

Hockney regresa con fuerza a la pintura tras explorar durante años las posibilidades de la fotografía y las técnicas de reproducción. En su ensayo de 2001 Secret knowledge: rediscovering the lost techniques of the old masters, del que se publica este mes una nueva y ampliada edición, demostró cómo los espejos y las lentes ayudan a un artista a resolver el problema de la perspectiva y a representar formas y espacios tridimensionales. Pero la investigación le descubrió también que debía alejarse del universo de la óptica y la fotografía. "Comencé a darme cuenta de que la cámara no ve el espacio, ve superficies. La cámara observa geométricamente pero nosotros debemos observar psicológicamente", explica Hockney en el catálogo de su nueva exposición, la primera centrada en pintura que presenta en Londres en nueve años.

Hockney no pinta lo que ve, sino lo que siente, en los 25 óleos reunidos en Un año en Yorkshire: nuevas pinturas, título de la muestra de su galería londinense, Annely Juda. Son paisajes rurales próximos a Bradford, donde el artista nació hace 69 años, y a unos siete kilómetros de distancia del domicilio actual de su madre. Algunos enclaves se repiten sin caer en la monotonía. Cambian los colores, la luz, la espesura, las formas y el espacio a medida que una estación da paso a la siguiente. Podría entenderse como un homenaje a los maestros impresionistas. "Hay una explicación más sencilla", advierte el galerista David Juda. "Se aprende mucho yendo al mismo sitio. O, como decía Rembrandt, cuantas más veces te retratas, mejor te conoces a ti mismo".

A Hockney le atraen los espacios abiertos y su serie del Gran Cañón del Colorado -inicialmente en montajes fotográficos y después en telas panorámicas construidas con multitud de óleos- anticipa el retorno a sus raíces inglesas. Salió a la campiña del este de Yorkshire con su caballete tanteando los formatos más adecuados a cada estación del año. De mediano tamaño en las nevadas del invierno, cuando se vio forzado a pintar el paisaje en un par de horas. Su ambición creció al subir la temperatura, y composiciones como The Road to Thwing, realizada la primavera pasada, consta de seis paneles que cubren una superficie cercana a los cuatro metros.

El denominador común a unos y otros se encuentra en la espontaneidad y rapidez de ejecución. En la dicotomía entre la distancia y la cercanía. "En la economía de la línea", apunta Juda. "Hockney nunca se queda parado. Siempre hay algo nuevo que despierta su interés. De ahí emana su genialidad. Durante años creyó que la fotografía marcaba la dirección a seguir, que la polaroid contenía la verdad. Ha cambiado de idea y ahora está convencido de que el verdadero sentimiento de un paisaje se descubre a través de la pintura. Confía más en la pintura que en la fotografía", añade el director de la galería.

Hockney aún no ha concluido su aventura inglesa. Mantiene su residencia en California, pero piensa regresar un año más a Yorkshire para registrar campos cosechados, pistas despobladas o árboles floreciendo que no pudo captar en la estación deseada. Una de sus visitas coincidirá con la apertura, el próximo 12 de octubre, de una gran antológica de retratos que le dedica la National Portrait Gallery. En su sede de Londres, a dos pasos de Trafalgar Square, el museo reunirá 150 obras de Hockney, desde pintura a grabados, dibujos y fotomontajes, que cubren cinco décadas dedicadas al retrato, desde 1954 a 2005.