martes, septiembre 26, 2006

Noticias / Reino Unido: Se subastan acuarelas y dibujos atribuidos a Hitler por 170.000 euros

El subastador Ian Morris muestra ayer la obra que alcanzó el precio más alto, 15.000 euros. (AP)


LOURDES GÓMEZ - Lostwhitiel
EL PAÍS - Última - 27-09-2006

H ubo revuelo, competencia y comedia en la subasta de acuarelas y dibujos atribuidos a Adolf Hitler, celebrada ayer en un hotel de Lostwithiel, un acogedor pueblo de Cornualles (Reino Unido). Las 21 obras, además de dos ejemplares de un libro sobre la vena artística del líder nazi, se vendieron en total por 170.000 euros, doble de lo estimado por la casa de subastas Jefferys. El interés se mantuvo vivo, con reñidas pujas en directo y por teléfono, aunque nadie confirma la autenticidad de las pinturas.

Un coleccionista ruso pagó la cifra más alta, 15.000 euros, por una escena de la iglesia de Preux-au-bois, valorada inicialmente por encima de 3.600 euros. Joven, trajeado, con la mirada oculta tras gafas de sol y acompañado de una rubia enjoyada, adquirió media docena de las obras en papel relacionadas con la juventud de Hitler. No quiso identificarse ni explicar los motivos de su interés por las acuarelas, aunque sí recogió varias fotocopias de la documentación que las acreditan como genuinas.

¿Originales o falsas? La duda persistía ayer. "Hemos hecho todas las averiguaciones posibles", señaló el subastador Ian Morris. Jefferys protege el anonimato de la vendedora, una viuda belga entrada en años, que puso en venta su colección animada por los 7.000 euros que la misma casa de subastas obtuvo el año pasado por una caricatura de un cartero alemán dibujada por Hitler.

La viuda heredó, al parecer, las acuarelas de su marido, quien las guardaba en una maleta en el ático de su granja de Evelette, en la región belga de Huy, desde los años treinta del siglo pasado. En esa zona fronteriza con Francia, el veinteañero Hitler había cumplido el servicio militar. Era cabo y mensajero de las tropas bávaras durante la I Guerra Mundial, y dispuso de tiempo libre para dibujar paisajes y edificios próximos al frente.

Según las verificaciones efectuadas en 1986, refugiados franceses dejaron en la granja las polémicas obras. "Sabemos que a Hitler le robaron una serie de acuarelas y dibujos al final de la de la guerra. Pueden ser éstas", se lee en un documento. Pruebas de laboratorio también cotejan positivamente el papel, la pintura, los escenarios y la firma de cada obra. Este año, Jefferys identificó las escenas ilustradas en cada cartulina.

Los supuestos diarios de Hitler, divulgados hace dos décadas por The Sunday Times, resultaron falsos, y algunos expertos piensan que la misma suerte pueden correr los coleccionistas rusos, estonios, estadounidenses y británicos que ayer compraron las acuarelas en Lostwithiel.

"Preservo mis sospechas. La documentación sobre su procedencia no viene avalada por ningún instituto independiente", advierte Terry Chapman, historiador del Museo Imperial de la Guerra, en Londres. "Algunos firmantes de la documentación están implicados en falsificaciones", admite Mike Palmer, un coleccionista de autógrafos que vendió la mencionada caricatura de Hitler. Jefferys entregó las obras subastadas ayer sin un certificado oficial de autenticidad. Atribuye pero no confirma la autoría del joven Hitler.

El ambiente se caldeó en la subasta. No por los rayos de sol que inundaban el salón del hotel Restomer Lodge, ni por la rapidez e intensidad de las pujas. "Es un mussolini, no un hitler", gritó de pronto un tipo con un identificable bigote pintado de negro. "Es dinero ensangrentado. Donadlo a las víctimas del Holocausto", le secundó un amigo. Intervinieron los agentes de seguridad y desalojaron a media docena de jóvenes. Entre ellos Aron Barschack, el autoproclamado "terrorista cómico" que, en 2003, se coló en el cumpleaños del príncipe Guillermo en el castillo de Windsor. Viajó ayer desde Londres a Cornualles para protestar con humor contra la subasta. "Hitler fue un asesino en masa. Hay que quemar sus dibujos, no hacer dinero con ellos", exclamó Barschak a la puerta del hotel.