miércoles, noviembre 15, 2006

Literatura / Sergio Ramírez retorna al cuento en «El reino animal»

Portada del libro

M IAMI, EU.15 de Noviembre 2006. (EFE).- El escritor nicaragüense Sergio Ramírez retornó en su último libro a sus raíces literarias, el cuento, un género que teme está desapareciendo en América Latina bajo el implacable peso de la novela.

En El reino animal (Alfaguara, 2006), Ramírez recurrió a esa estructura para enhebrar relatos cortos, basados en historias reales que rinden tributo a un recuerdo de su infancia y muestran la misteriosa relación entre el hombre y los animales.

"Creo que la novela ha puesto una losa sobre las historias cortas, es una lástima, y yo me empeño mucho en cultivarlas, porque cuando opté por ser narrador en un país de poetas como es Nicaragua, decidí que sería cuentista", dijo.

Por eso, el autor de Mil y una muertes (2004), uno de los autores que vendrá a la próxima Feria Internacional del Libro de Guadalajara, siempre regresa a ese género "con mucho cariño y como una forma de ejercitarlo porque, aunque se crea lo contrario, es muy complejo y para mí no es, de ninguna manera, subalterno a la novela".

Consideró que son dos expresiones narrativas absolutamente diferentes, pero equiparables, porque el cuento tiene su propio grado de dificultad. Sin atreverse a esbozar un plan de rescate del cuento, arguyendo que "cada cabeza de escritor es un mundo", dijo que si un joven narrador latinoamericano le consultara sobre este género, sugeriría utilizarlo antes de lanzarse a la aventura de una novela, que "es una navegación muy compleja, muy agitada".

"Yo le diría que probara a escribir un cuento, a estudiar sus reglas. El cuento es como un juego de ajedrez donde uno juega con uno mismo y sus reglas son más precisas que las de la novela", recomendó el escritor, Premio Alfaguara de Novela 1998.

De su más reciente jugada surgieron los relatos del libro que ofrecen dos lecturas: la incomunicación entre el hombre y los animales y la reserva que mantienen los seres humanos entre sí.

Aunque Ramírez aclaró que no escribió las historias "para explicarme todos esos misterios, lo hice porque me divierte mucho el tema y gocé mucho escribiéndolo".

Todo afloró por la fascinación que siente por el mundo animal y un álbum de figuras de animales que tuvo cuando niño, de allí que los lectores hallarán relatos de arañas que emboscan a sus víctimas en los inodoros, un pescado que en hebreo antiguo advierte que el fin está cerca y un cerdo vengativo, entre una veintena de cuentos.

"El libro es un homenaje a este recuerdo porque el álbum se llamaba Reino Animal, luego porque siempre me ha parecido misteriosa, extraña, la relación entre el hombre y los animales", explicó.

Para el autor de Margarita, está linda la mar, entre ambos hay una cortina de silencio que ni el rugido, ni la voz de mando, ni aún en el caso del domador, basta para establecer la comunicación.

Se trata, agregó, de una relación de poder que es similar a la que establecen los seres humanos.

"Además, está vinculada con otros aspectos: para mí una de las características más importantes de este comienzo del siglo XXI es lo extraño que nos sentimos frente al que no tiene el mismo color de piel y su cultura es diferente. Es decir, tenemos una gran reserva frente al que es distinto y no terminamos de establecer esa comunicación", ilustró.

De todas las historias, el autor nicaragüense, que fue vicepresidente de su país, considera que el cuento más atractivo en cuanto a depredación humana es Mañana de domingo, relato del que nació el libro.

"Se trata sobre una ballena enferma que recala en las costa de Nicaragua y la rodea una multitud esperando que muera para carnearla. Esto me pareció que, primero, es una gran alegoría de mi país y, en general, de América Latina porque depredamos todo y de una manera terrible: la naturaleza, lo que sea, sin piedad", apuntó.

Ramírez es además autor de Sombras nada más, Castigo divino, Catalina y Catalina, Mentiras verdaderas, Un baile de máscaras, Cuentos, Adiós muchachos y Cuentos completos.

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