lunes, noviembre 20, 2006

Noticias / México: Al Conaculta debe ir un buen político, Sandoval


Víctor Sandoval (Foto: Archivo)

A guascalientes, 20 de Noviembre 2006 (El Universal/Eduardo Cruz Vázquez).- Como buen poeta cuida cada una de sus palabras. Las piensa y coloca en medio del bullicio del céntrico restaurante Sanborns que está a unos pasos de su más reciente obra como promotor cultural: el Centro de Investigación y Estudios Literarios de Aguascalientes, el ya popular CIELA Fraguas -título tomado de un poema en el que alude a la belleza de su estado-, el cual acaba de cumplir su segundo aniversario en octubre.

Hoy de 77 años, Víctor Sandoval fue reportero de muchacho; secretario particular de un gobernador; el gestor de casas de la cultura, institutos de cultura, festivales, revistas y premios nacionales; el formador de numerosos funcionarios; el que escaló por muchos años hasta alcanzar la dirección general del Instituto Nacional de Bellas Artes, y a quien le tocó desempeñarse hasta en la diplomacia cultural.

El hombre que vivió momentos definitivos en la conformación de la institucionalidad cultural del país, suelta unas cuantas palabras llenas de cautela: "El nuevo presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes deberá ser una persona atenta a la realidad cultural, un buen conocedor del ambiente y la vida cultural y, sobre todo, un buen político".

Un poco más de palanca y aprieta: "Negociador, que sea bien visto por los grupos, eso es fundamental. Que su nombramiento no vaya a ser un motivo más de confrontación, por el contrario."

Como en poema breve, Víctor Sandoval señala que ve posible que la designación del titular del Consejo recaiga en alguno de los seguidores de la candidatura de Andrés Manuel López Obrador, sobre todo por el efecto conciliador que esta medida podría tener: "Sería una buena decisión, claro que sí, lo pasado, pasado".

Aunque admite incursionar en el terreno de la especulación, sentencia que "nunca me ha gustado pontificar" y suelta "sin predilección alguna, podrían ser: Sergio Vela, que es una excelente persona y se dice que es el más próximo a Felipe Calderón; Saúl Juárez sería magnífico dado el afecto que le tengo; Gerardo Estrada también podría figurar, pero creo que está muy contento en la UNAM; Víctor Hugo Rascón Banda; Raúl Padilla; Lourdes Arizpe, o José María Pérez Gay. Cualquiera de ellos representa una magnífica opción, y muchos de ellos son buenos amigos míos".

Da un sorbo a su taza de café y admite brindar unas líneas sobre la situación de Bellas Artes, sin duda, su especialidad.

Acepta que el principal problema que enfrentó, "y el cual creo que sigue", fue el sindical: "No es posible trabajar con una serie de exigencias de las secciones y delegaciones que son verdaderamente difíciles y están muy politizadas". Amén del corporativismo, eran las demandas económicas del sindicato, pues "pedían más de lo que se podía brindar", asegura ya inquieto. "Quien hizo una espléndida labor fue Juan José Bremer, fue la verdadera época moderna de Bellas Artes", subraya enfático.

El galimatías

¿Por qué dejar crecer tanto los problemas del INBA que desde mediados de los años 70 ya se advertían?

No había otra cosa, no había Conaculta. La subsecretaría era realmente un pasillo para llegar a la Secretaría de Educación Pública.

Pero ni siquiera se han atrevido a tocar su ley, aunque fuera en beneficio de la institución.

Es intocable en la medida en que el Congreso no presente una iniciativa. Se podría haber hecho, pero el problema es que surgió el Consejo con su figura por decreto.

Es fundamental un Congreso más activo en cuanto a las necesidades del sector y en donde las comisiones de cultura estén integradas por diputados y senadores más sensibles al tema. Esto, al menos, en tanto llega el día en que tengamos a miembros de la comunidad como representantes de nuestros intereses en las cámaras.

¿Cómo fue posible que se generaran condiciones tan excepcionales en la creación de plazas sindicales que favorecían, por ejemplo, el pago de horas extras?

Juan José Bremer sugirió eso porque no quería problemas políticos, fue para tenerlos tranquilos. Las relaciones sindicales son muy complejas.

¿Pero no fue peor a la larga?

Pues sí, como lo son los criterios de antigüedad laboral al ser confrontados con los desempeños artísticos. Eso también deberá cambiar.

¿Qué hacer entonces de cara a un nuevo gobierno?

No tengo idea, y ahora que está Saúl Juárez -quien trabajó conmigo- no sé. Es algo muy complejo. El INBA es un galimatías: desconcentrado y descentralizado a la vez.

Hay una cosa que está latente, la creación de una secretaría de cultura. Si así fuera, Bellas Artes ya no tendría razón de ser. Además, no estoy convencido del todo, pues una secretaría puede significar más burocracia; pero no estimo que esto vaya a suceder en el próximo sexenio. Cualquier transformación tendrá que pasar por replantear las relaciones laborales. Esto una empresa mayor que no resulta fácil, y a veces pienso que todo debe seguir igual. Sin embargo, tarde o temprano, tendrán que encararse asuntos como el hecho de brindarle a la institución mayores recursos.

En un escenario de pocos recursos del Estado, ¿qué papel podría jugar el sector privado?

Hay que reconocer que lo que la iniciativa privada ha hecho hasta ahora, si bien es importante, representa muy poco. Ésta debería colaborar más, con o sin una ley de mecenazgo, y que lo haga partiendo del hecho de que su participación debe ser acotada por marcos legales y bajo el entendido de que no debe intervenir en los contenidos ni en la libertad de expresión de los creadores.

¿Hubiera sido buen presidente Andrés Manuel López Obrador?

No sé...

¿Por quién votó?

-¡Ah! El voto es secreto.


El ciclo se cierra en el terruño

Echamos a andar por la Plaza de la Patria rumbo al CIELA Fragua, que se localiza en la calle Ignacio Allende 238. Víctor Sandoval recuerda entonces algunos otros de sus afanes: ser secretario del Seminario de Cultura Mexicana, animador del Encuentro de Poetas del Mundo Latino y estar próximo a recibir la edición de una antología en el Fondo de Cultura Económica, con prólogo de Hugo Gutiérrez Vega y selección a cargo de Marco Antonio Campos.

Son tres años ya de residencia definitiva en su Fraguascalientes con el objetivo de velar por el CIELA, presidido por la arquitecta Claudia Santa-Ana Zaldívar y dependiente del Instituto Cultural de Aguascalientes, el cual compró y acondicionó lo que fuera una finca que data de 1908. Una fundación creada por Sandoval ofreció la idea del centro, su acervo bibliográfico de alrededor de 20 mil ejemplares, numerosos archivos (documentos y fotografías), así como su colección de 152 obras plásticas, entre las que destacan las de Enrique Guzmán, Leonora Carrington, Rufino Tamayo y Alberto Gironella.

Convencido de que "los patronatos no funcionan", Víctor Sandoval enumera los servicios que brinda el centro: consulta del acervo, fonoteca, talleres literarios, conferencias, lecturas, presentaciones de libros, la promoción del Premio Nacional de Literatura Salvador Gallardo y exposiciones en la galería La Señal en el Muro. A ello habrán se sumarse una cafetería, cubículos para la labor de investigadores que esperan recibir a manera de residencia y un programa de becas.

En pleno esfuerzo por incrementar la inversión que se requiere para el debido funcionamiento del CIELA, Claudia Santa-Ana Zaldívar informó que se brindan ocho talleres literarios con duración de seis meses, por los cuales se cobra 50 pesos de inscripción y donde atienden a 80 alumnos por semestre. Además, son frecuentes las visitas de numerosos creadores que vienen de todo el país para impartir seminarios y dar charlas.

El lugar recibe subsidio del Conaculta para la organización de sus actividades, en tanto que el Instituto Cultural de Aguascalientes se hace responsable de los salarios de los nueve empleados, y de los gastos por servicios y mantenimiento. Esto suma unos 750 mil pesos anuales, lo cual es muy poco para los alcances que espera concretar el centro.

Unas dos horas después del encuentro, Sandoval echa una mirada al patio del CIELA Fraguas y remata como buen poeta, con los valores que le inspiran la familia y el país: "Siento que mis hijos Eunice, Alejandro y Mauricio eligieron para bien, como forma de vida, el arte y la promoción cultural. Y al país hay que verlo con optimismo. Espero que nuestro sector cultural pueda alcanzar mayores metas, para lo cual se necesita tiempo, recursos y capacidad política".

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