martes, junio 05, 2007

Música / Entrevista a Suzanne Vega

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Suzanne Vega. (Foto: Archivo)

M adrid 5 de junio, 2007. (Fernando Neira/El País).- Nuevo álbum, nueva casa discográfica y hasta nuevo marido. Tras seis años de silencio, la neoyorquina Suzanne Vega regresa por sus fueros con Beauty & crime, un cancionero dedicado en gran medida a la ciudad que la ha visto crecer. «Nueva York sigue siendo, pese a sus defectos, mi morada. La percibo como una mujer que en ocasiones no se lava, bebe demasiado, se acuesta tarde y hasta te roba la cartera, pero conserva, ante todo, la inteligencia», relata de visita en Madrid.

Beauty & crime es, como su propio título sugiere (Belleza y crimen), un disco de dualidades. Alterna lo acústico y lo electrónico, los arreglos austeros y los ropajes orquestales, el tono narrativo y el confesional. «Soy una mujer con no menos de dos caras», admite Vega. «De joven estudié yoga y budismo, así que supongo que, inconscientemente, he interiorizado esa dinámica del ying y el yang. Me gustan las personas con diferentes perfiles, no esa clase de gente que resulta ser exactamente como parece desde el primer momento».

Este séptimo álbum se convierte así en un involuntario autorretrato, aunque varias de sus canciones versen sobre la metrópoli de los rascacielos o su singular paisanaje, desde la novelista Edith Wharton al amor imposible entre Ava Gardner y Frank Sinatra (Frank & Ava). «Me fascina la iconografía del cine antiguo, el blanco y negro, la elegancia que desprendían Marlene Dietrich o Humphrey Bogart. Esa canción es un pequeño tributo al glamour desde mi posición de persona nada extravagante».

Pero, a renglón seguido, Suzanne también le canta a un grafitero al que conoció en el entierro de su hermano (Zephyr & I), a un amigo fallecido en el fatídico 11-S (Angel's doorway), a su hija de nueve años (As you are now) y hasta a su nuevo marido (Bound), un poeta callejero que ya le había pedido matrimonio, infructuosamente, 20 años atrás.

«Sé que nuestro noviazgo tiene algo de inverosímil», concede entre risas. «He llegado a la conclusión de que toda mi vida está presidida por los guiños del destino. De pequeña me sentía especial, diferente, más próxima a personajes como Oliver Twist o David Copperfield que a mis compañeros de clase. Percibo como si cierto tipo de cosas sólo me pudieran suceder a mí».

Algunos episodios resultan, en efecto, impredecibles. Como el éxito descomunal de Luka, hace justo ahora dos décadas, del que su autora sigue sintiéndose muy orgullosa. «Cuando acabé de escribir aquella historia», rememora, «pensé que muchos no la entenderían y que a otros les horrorizaría su trasfondo de abusos infantiles. Soy la menos cualificada para predecir qué sucederá con mis canciones. Caramel ya se ha incluido en dos películas, mientras que Penitent, a la que siempre vi como mi composición más cinematográfica, aún no ha aparecido en ninguna...".

Blue Note, el mítico sello de jazz que también fichó a Norah Jones, publica Beauty & crime esta semana en todo el mundo. Vega sólo lamenta que sus nuevas canciones no puedan sonar en algunos de los míticos clubes neoyorquinos que, como el CBGB o el Bottom Line, han cerrado sus puertas durante estos últimos meses. «Nunca pensé que un lugar como el Bottom Line fuera a desaparecer, es terrible», anota con gesto apesadumbrado. «Nueva York siempre dispondrá de canteras como Brooklyn o Nueva Jersey, de donde emergen grandes nuevas voces, aun en las peores circunstancias. Pero los músicos, como cualquier otra persona, necesitan alimentarse. Y estos tiempos de penuria por los que atravesamos quizá resulten buenos para el arte, pero no para los artistas».

The making of «Beauty and Crime»




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