sábado, junio 23, 2007

Música / España: Entrevista a Bebo Valdés

.
El genial pianista cubano (Foto: lahiguera.com)

M álaga, España. 14 de junio (Rocío Armas/Málaga Hoy).- Por su estatura los suyos le llaman El Caballón,y por su virtuosismo al piano le señalan entre los genios. Bebo Valdés (Quivicán, Cuba 1918) sonríe con los ojos y mira con el gesto detenido en un pasado abundante. En 1960 emprendió el camino del exilio a México y de ahí a Europa. En Estocolmo se enamoró y España le recibió con los brazos abiertos. En el hogar musical de Fernando Trueba encontró hace siete años un rincón de honor y en Málaga, el reposo del guerrero. Desde Benalmádena disfruta de sus últimos años como músico y continúa componiendo, consciente de que el concierto del 29 de junio en el Teatro Cervantes será uno de los últimos.

Hace más de 40 años que salió de Cuba, ¿le tienta volver?

No podría vivir más nunca en Cuba porque aquí tengo ya otras costumbres, pero iría a ver donde nací y el primer día a llorar a la tumba de mi padre, mi madre, algunos amigos... Pero yo no voy a un lugar donde no pueda participar de la constitución de mi país.

¿Se retirará en España?

Siempre he sido un hombre fuerte pero voy a cumplir 89 años y en mi profesión cuando empiezas a perder la memoria hay que tener cuidado y pensar en retirarse. Y ahora a mí me está pasando. No me queda mucho tiempo pero seguiré tocando en casa.

¿Para cuando la grabación del disco con su hijo Chucho?

A ver. Yo estoy encantado de grabar con él, claro que sí, es mi primogénito y para mí el mejor pianista de jazz latino hoy. He tocado muchas veces con él (este año tenemos varios conciertos, uno en Benalmádena). Yo le dejé con 19 años y nos reencontramos cuando hicimos Calle 54. Hacía 20 años que no le veía, Fernando Trueba nos contrató y ninguno de los dos sabía que nos íbamos a ver. Pero la familia siempre es la familia.

¿Le queda algún asunto pendiente que resolver al piano?

Siempre hay algo nuevo que hacer. Con la vejez se pierden muchas cosas pero llegan otras. Se pierde fervor, fuerza y, a veces, se gana estilo. Casi todos los pianistas cuando envejecen tienen otra manera de tocar, expresan más, no todos, pero sí la mayoría...

¿El flamenco ha conseguido cautivarle?

Recuerdo que cuando vivía en Cuba y trabajaba ya como profesional, allá por el año 37 ó 38 en cualquier lugar había un show español, con guitarrista y cantante, como nosotros. Y en España he conocido a muchos flamencos, como Josele o Paco de Lucía (que para mí es el mejor de todos). Luego cuando trabajé con Diego El Cigala en Lágrimas Negras le decía «canta como tú cantas y yo te voy a escribir la música como yo la hago». Y esa comprensión fue lo que nos dio el éxito.

¿Repetiría la experiencia?

Todo depende de lo que diga la compañía discográfica. Yo ensayo con mucha gente, pero ellos deciden si sale o no. Hace poco grabé con Enrique Morente. Nos invitó Trueba el día que vino a ver a Marisa Monte. Se quedó muy contento, pero no sé cuando va a salir. Ahí mandan los jefes.

¿Y repetiría un concierto benéfico como éste?

Depende de para quién, cómo y por qué. Con Cudeca me convencí yo, nadie me lo pidió. Yo vi con mis propios ojos cómo trabajaban y ayudaban sin cobrar nada. Y me dije: aquí hay que hacer algo.

REGRESAR A LA REVISTA