A casi dos meses de permanecer cerrada, dejaron de visitarla cerca de dos millones de usuarios. (Foto: Juan de Jesús López)V illahermosa, Tabasco, 7 de diciembre, 2007. (Juan de Jesús López/Milenio).- La Biblioteca José María Pinosuárez cumplirá el próximo domingo 9 de diciembre 20 años de su inauguración en el peor de sus momentos, pues sería la primera vez que sus puertas cierran por tanto tiempo.
En lo material están la pérdida total de su mobiliario y estantería de la planta baja y los 14 mil volúmenes de consulta común que se mojaron durante la pasada inundación.
Y en lo cualitativo, el impacto negativo en la formación de la comunidad estudiantil y cultural, pues se considera que durante los dos meses que cumplirá sin brindar atención, dejaron de visitarla cerca de 2 millones de usuarios. Se esperaba que a manera de celebración sus puertas de grueso cristal se abrieran para el público –sin mucho espaviento– este domingo, pero, por el «estado de emergencia» que mantiene en vilo a Villahermosa, se dispuso que será el 2 de enero del 2008 cuando se corte listón.
Parecería poco, pero, para algunos como el actual director de la Red Estatal de Bibliotecas de Tabasco (REBT), Porfirio Díaz, al detenerse la Biblioteca se colapsó parte de la actividad cultural del estado. Al calamitoso abandono en que la mantuvieron los gobiernos durante los últimos doce años: rezago bibliográfico, falta de sistematización de los ficheros de consulta, colecciones especiales en el olvido, se suman el destrozo de la inundación.
«Pero no hay bien que por mal no venga» comenta con desenfado y hasta esperanzado el funcionario cultural. De acuerdo con él, la inundación arrasó con 14 mil libros que se tenían «desde hace 20 años». Es decir, son libros que ya era necesario cambiar desde hace algunos años.
Así las cosas, la inundación no hizo más que acelerar lo que podría ser el derrumbe definitivo o el renacimiento la biblioteca «Pinosuarez» que hace veinte años fue punta de lanza del sistema bibliotecario mexicano, modelo en Latinoamérica y premio internacional de arquitectura en Alemania.
Sobre esto, el bibliotecario revira que lo primero es imposible porque la biblioteca es pieza fundamental en la cultura y la formación educativa de los tabasqueños. Y acomoda su entusiasmo sobre las pilastras de los números: por pasillos y estanterías sus –asegura– han pasado más de 14 millones de usuarios en los veinte años.
«¡Su impacto social en lo educativo y en lo cultural es invaluable! Por aquí han pasado más de dos generaciones, un promedio de 750 mil usuarios al año. Así que yo creo que en realidad esperamos después de esto (la inundación) una nueva época porque vamos a presentar una nueva imagen».
Y en el mismo son están los ánimos que no se pudrieron como los libros, al contrario. El director de la Red Estatal adelanta que están trabajando en un nuevo sistema que se dará a conocer con la reapertura, y el domingo, celebrarán con una taquiza. La comilona tiene como fin celebrar pero también agradecer todo el apoyo que prestó el personal durante la inundación y después de ella, comenta Porfirio Díaz en la plática que aceptó en su oficina.
El actual director de la REBT fue el primer director de la Biblioteca José María Pinosuárez, de ahí que sea uno de los que mejor conoce su historia.
La Biblioteca que se levanta majestuosa en la orilla derecha del no menos majestuoso río Grijalva, se inauguró el 9 de diciembre de 1987 por el gobernador Enrique González Pedrero y el presidente Miguel de la Madrid.
Encabezaba a las 180 bibliotecas establecidas de la red que estaba extendida en todo el territorio tabasqueño, además de las 16 bibliotecas móviles, que desaparecieron en1990. Era considerada un modelo único en México y en Latinoamérica.
El ritmo de la red no se estancó, pues, a 20 años la red tiene 573 unidades en los 17 municipios y 70 salas de lectura, que son pequeñas bibliotecas entregadas a particulares para promover la lectura en las colonias. Pero, ocupa el tercer lugar nacional, le arrebataron el cetro Puebla y Estado de México.
Sin embargo, Díaz señala. Pero en número de bibliotecas por habitantes seguimos siendo el primer estado porque –ejemplifica–, en el Estado de México tienen 580 bibliotecas para 12 millones de habitantes, y aquí sólo somos dos millones.
¿Con el actual panorama cómo celebrarán?
Se tenían previstas varias conferencias que se cancelaron por la situación que todavía vivimos. Hace poco decidimos abrir el lunes 10 de diciembre, pero consideramos que sería un atrevimiento si consideramos la alerta que se mantiene vigente.
¿Qué significó para usted la inundación de la Biblioteca?
Impotencia. Fuimos impotentes. Los últimos empleados salimos de aquí el 31 de octubre cuando el agua ya amenazaba nuestras vidas, pero siempre me estoy preguntando qué pasó.
¿Y para la cultura que considera usted que significa el cierre de la Biblioteca?
Mucho, porque es un recinto neurálgico, indudablemente, para la cultura y porque está dentro de una zona privilegiada en lo cultural que sufrió mucho daño.
Al detenerse la Biblioteca se colapsó parte de la actividad cultural del estado, algo se detuvo, por eso creo que esta situación nos va a marcar y va a propiciar una nueva época.
Hay otros sectores importantes como el agropecuario, el mercantil, el industrial, pero el cultural es una actividad permanente, indispensable para el desarrollo del estado y del país. Pero no nos desanimamos, renaceremos con una nueva filosofía de atención, ya lo verán.
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