viernes, enero 04, 2008

Arqueología / Italia: Regresan tesoros recuperados

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La escultura de Vibia Sabina, esposa del emperador Adriano, es una de las 68 obras que se exhiben. (Foto: AP)

R oma, martes 18 de diciembre de 2007. (EFE).- Los restos arqueológicos expoliados durante años a Italia protagonizan la exposición Nostoi. Obras maestras reencontradas, en la que se pueden admirar 68 piezas devueltas gracias a los acuerdos con coleccionistas y museos internacionales.

Una estatua en mármol de Vibia Sabina, esposa del emperador Adriano y fechada en el siglo II o una antefija etrusca del siglo V antes de nuestra era son algunas de las 68 obras de «excepcional valor histórico y artístico» que podrán ser visitadas en Roma desde el próximo viernes, 21 de diciembre, hasta el 2 de marzo de 2008.

Durante la inauguración, el jefe del Estado italiano, Giorgio Napolitano, celebró hoy el «regreso» de obras «saqueadas» en los «numerosos sitios arqueológicos de Italia, desde Etruria, al Lazio, el área del Vesubio, Apulia o Sicilia».

De hecho, la importancia de que las obras vuelvan a verse en Italia aparece incluso en el título, pues «Nostoi» es un término del griego clásico que significa el «regreso al hogar».

Las obras expuestas narran 900 años de historia del arte antiguo y, entre ellas, destacan la escultura de «Ménade y Sileno danzantes» -personajes mitológicos griegos- del siglo V antes de nuestra era, varias vasijas del mismo período, una estatua de mármol del dios Apolo o una máscara elaborada en marfil.

Según los organizadores, además de su valor, la exposición muestra cómo «entre la década de 1970 y los primeros años del siglo XXI muchos yacimientos arqueológicos italianos fueron despojados de sus inconmensurables riquezas».

Explicaron que en ese periodo, los restos hallados por los saqueadores se vendían «a mercaderes sin escrúpulos y, a través de ellos, finalmente se cedían a importantes museos europeos, americanos y japoneses, así como a ricos coleccionistas privados».

El ministro de Cultura, Francesco Rutelli, subrayó en la presentación que la muestra, dentro del Palacio del Quirinale, marca una «extraordinaria reconquista del patrimonio cultural, después de décadas de total condescendencia hacia el mercado y las excavaciones clandestinas».

Precisó que Italia no hace un «discurso nacionalista» en cuanto a la recuperación de obras expoliadas, sino que es un mensaje «universal porque todo patrimonio nacional pertenece al mundo y no se puede confiar su circulación a organizaciones ilegales».

La mayor parte de las piezas regresaron gracias a los acuerdos alcanzados entre el Gobierno italiano y los museos, sobre todo estadounidenses, donde estas se exhibían a pesar de haber sido adquiridas dentro del mercado clandestino.

El museo J. Paul Getty de Malibú (California), con el que el Gobierno mantuvo un pulso durante más de un año para recuperar algunas de las obras expoliadas, devolvió 42 piezas y fue la institución que más composiciones restituyó al país mediterráneo para esta muestra.

El Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, el de Bellas Artes de Boston y el de Arte de la Universidad de Princeton (Nueva Jersey) fueron otras de las galerías estadounidenses con las que se negoció la vuelta de piezas.

Rutelli explicó que «a cambio de los objetos devueltos», los museos recibirán en préstamo obras de no menos valor artístico para que sus respectivos públicos sigan disfrutando de piezas de arte antiguo.

En este sentido, añadió que la «fuerte acción» tomada por el Gobierno no es sólo para recuperar la "unicidad» del patrimonio cultural italiano, sino «para además devolver los principios éticos al comercio del arte y de la arqueología».

La ética también sirvió para que un coleccionista suizo «arrepentido», según los medios locales, permitiera que una pieza de bronce del siglo II antes de nuestra era se añadiese hace unos días a las 67 obras que, hasta ese momento, conformaba la exposición.

Para Rutelli, estas obras maestras ha vivido una «verdadera odisea que se concluye aquí (en Italia) después de haber sido robadas y reducidas a bellezas sin alma, separadas de su contexto».

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