martes, enero 29, 2008

Fotografía / México: Las fotos perdidas de Robert Capa pasaron 68 años ocultas en México

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Muestra del archivo encontrado. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua, 27 de enero, 2008. (RanchoNEWS).- En un acontecimiento revelador, se hallan tres cajas con más de 3 mil negativos que un diplomático mexicano recibió en Francia en 1940, los 127 rollos conservan imágenes de personajes y escenas de combate de la Guerra Civil Española captadas por Robert Capa, Juan Villoro reporta para EL Periódico la nota este día:

El Santo Grial de la fotografía. Así define Brian Wallis, director del Centro Internacional de Fotografía de Nueva York, las imágenes de la guerra civil española perdidas por Robert Capa en 1940. EL PERIÓDICO DE CATALUNYA y The New York Times publican hoy por primera vez algunas de estas instantáneas. El escritor Juan Villoro, colaborador de este diario, pudo ver este tesoro antes de que saliese de México y explica su historia.

El negativo denominado «Rio Serge». (Fotot: Archivo).

Robert Capa aceptaba perder en el juego a cambio de ganar en el amor. Vivió con la intensidad de un apostador compulsivo. En 1954, a los 40 años, tomó en Vietnam su última fotografía y fue arrastrado por la metralla. Su excepcional trato con la fortuna había terminado. En esa carrera marcada por el peligro, salvar el pellejo nunca fue tan importante como salvar los negativos.

En 1940, tres cajas con 127 rollos de la Guerra Civil Española llegaron a manos del general mexicano Francisco Javier Aguilar González, que era diplomático en Francia. No se sabe quién se las confió. México había dado asilo a los republicanos españoles y se aprestaba a recibir prófugos de la Segunda Guerra Mundial. El general ayudaba a recuperar objetos perdidos en el naufragio de la historia. Alguien juzgó que debía hacerse cargo de los negativos tomados en España por Gerda Taro, David Seymour (Chim) y Robert Capa.

Un tanque abandonado en la cuneta de una carretera de Teruel, en enero de 1938. (Foto: Robert Capa)

Durante casi 70 años las cajas sufrieron los avatares del exilio. Los especialistas las dieron por perdidas. En el 2001 Richard Whelan publicó Robert Capa. The Definitive Collection. El archivo del fotógrafo parecía cerrado. Whelan murió a fines del 2007. Su correo electrónico tenía un mensaje que no llegó a leer. Provenía de México y lo enviaba la curadora y cineasta Trisha Ziff. Algo insólito había ocurrido: tras 70 años, más de 3.000 negativos, muchos de ellos de Capa, volvían a la luz.

EL HALLAZGO


Soldados descansando también impresa de los negativos recién descubiertos. (Foto: Archivo)


Ziff dio con las cajas a través de los descendientes del general Aguilar González, hombre colorido que peleó en la Revolución bajo las órdenes de Pancho Villa y fue diplomático en el Lejano Oriente y Francia. Su familia conocía sus proezas como jinete (domó un caballo para la hija de Hirohito) pero ignoraba que había salvado un excepcional pasaje de la fotografía. Es posible que también él ignorara el alcance de esos negativos y los conservara como una muda obligación hacia el pasado.
A principios de los años 90, ya muerto el general, sus familiares vendieron su casa y encontraron tres cajas a las que tardaron en dar importancia. Ahí estaban las fotografías de Capa, Chim y Taro.
Las obras pertenecen a los herederos de los fotógrafos y deben ser conservadas en condiciones especiales. En consecuencia, en diciembre del 2007 fueron enviadas al Centro Internacional de Fotografía de Nueva York, fundado por Cornell Capa, el hermano de Robert Capa, aún vivo. «Los negativos despedían un aroma a nitrato pero están en muy buen estado», afirma Ziff.

Imagen del archivo encontrado. (Foto: Archivo)

«¡Es como encontrar el Santo Grial!», comenta Brian Wallis, director del centro: «Conocíamos 500 fotos de Capa de la guerra civil y ahora tenemos unas 3.500. Tardaremos en establecer cuáles fueron tomadas por Capa, Taro o Chim, pero al fin tendremos el panorama completo de lo que hicieron en la guerra civil», añade.

Los tres fotógrafos reunidos en la caja cayeron en frentes de guerra (Taro, en España; Chim, en Suez; y Capa, en Vietnam). «Si la foto no funciona, no estás suficientemente cerca», afirmaba Capa. Cada una de sus imágenes sobrevivió de milagro y padeció los descuidos con que se trata un material urgente (un precipitado laboratorista arruinó su trabajo más intrépido, nada menos que el desembarco en Normandía).

EL LEGADO FOTOGRÁFICO

Aspecto de la Guerra Civil Epañola, en una imagen inédita. (Foto: Archivo)

Para proteger su obra, Chim y Capa fundaron la Agencia Magnum en compañía de Cartier-Bresson. Tenían una clara idea de la conservación de negativos, pero no pudieron hallar los de la guerra civil.

Chim viajó a México en el Sinaya para cubrir el desembarco de los refugiados españoles y Capa estuvo en el país en 1940. No se sabe si buscaron ahí las fotos de España o si hablaron del tema con su impresor, Emerico Weisz, quien vivía en México, casado con la pintora Leonora Carrington. «Mi hipótesis es que pensaron que eso se había perdido para siempre y dejaron de buscarlo», comenta Wallis. ¿Quién podía suponer que el tesoro se había salvado gracias al mexicano que domó un caballo para la hija del emperador japonés?

Soldados republicanos, 1936 (Foto: Gerda Taro)

Vi las cajas en compañía de Ziff, poco antes de que ella las llevara a Nueva York: un rollo dedicado a la Pasionaria, la perenne juventud de García Lorca, Barcelona en el fragor republicano.

«Aquí se narra la historia del exilio –comenta Ziff–. Estos negativos son refugiados; aparecieron en México por una razón política, el asilo que se dio a los perseguidos; por eso es tan importante que se haga una exhibición aquí». Wallis coincide: «México jugó un papel crucial en esta historia: fue el sitio de refugio para una Europa que se desgajaba; es muy importante que las fotografías se muestren en México y en España».

André Friedmann, el inventor de sí mismo que se hizo llamar Robert Capa, llevó una legendaria vida breve: conquistó a Ingrid Bergman, saltó en paracaídas, viajó a Moscú con Steinbeck, bebió con Hemingway, amó a Gerda Taro y no se repuso de su temprana muerte.

Entre los negativos hay pocas fotos íntimas. En una de ellas, Gerda duerme con el pijama de Capa. ¿En qué soñaba? La pregunta es ya incontestable. Queda el otro sueño, el de las fotos que se salvaron y hablan de la sinrazón de la guerra. Tres rebeldes murieron para transmitir ese mensaje.

Sus imágenes no dejan de luchar. (Juan Villoro)


Los rollos incluyen imágenes del frente y de la retaguardia


La foto motivo de un reciente debate. (Foto: Robert Capa)

E l negativo de la fotografía del miliciano herido de muerte en Cerro Muriano no está entre las miles de imágenes rescatadas de las cajas perdidas de Robert Capa, según la primera inspección visual del material. Pero quizá sí se pueda encontrar el resto del rollo de donde se cortó el negativo de esta fotografía mítica y discutida, con información que permita zanjar definitivamente el debate de si se trata de una víctima real de la guerra –como prácticamente demostró el biógrafo de Capa, Richard Whelan– o un montaje. «Sería apasionante confirmarlo», suspira el escritor Juan Villoro, testigo privilegiado de este descubrimiento. Quienes sí aparecen en este documento (que puede multiplicar por siete el número de fotografías conocidas de Robert Capa sobre la guerra civil) son la Pasionaria, Lluís Companys, María Teresa León o Manuel Azaña.

Del análisis del contenido de las tres cajas puede surgir mucha más información. E incluso replantear la autoría de algunas instantáneas atribuidas históricamente a Robert Capa, cuando durante los primeros meses de la guerra civil trabajaba conjuntamente con su compañera Gerda Taro.


Un índice debajo de la tapa. (Foto: Archivo)

En algunos sobres con negativos se identifican con un sello rojo las fotografías de Taro, otros llevan anotado el nombre de Capa y numerosos rollos guardados en casilleros dentro de tres cajas pueden seguir siendo una incógnita. Para complicar aún más la identificación, en las anotaciones aparecen dos caligrafías distintas, y al parecer ninguna de ellas corresponde al fotógrafo fallecido en 1954.

Los investigadores sí atribuyen a Gerda Taro, por ejemplo, un reportaje sobre la exhibición en una calle del Eixample de Barcelona de un avión fascista derribado, con barceloneses que pasean sobre sus alas y rodeado de pancartas.

Las notas sí indican claramente el contenido de cada reportaje gráfico. Una primera inspección es un resumen completo de la Guerra Civil Española. Una pequeña caja llena de sobres con negativos de Capa incluye por ejemplo escenas de Teruel, o imágenes de Movilización general en Catalunya del 12 de enero de 1939, 14 días antes de la caída de Barcelona. Sobres con negativos de Gerda Taro, por ejemplo, anuncian que contienen fotografías de La toma de Brunete, el Frente de Córdoba, la Sierra o La vida de Madrid.

PRISIONEROS Y REFUGIADOS

Robert Capa en el frente Capa, durante la Guerra Civil Española. (Foto: London Express)

Una caja con 50 casillas promete mucho más: imágenes de Bilbao, Amorebieta, Bermeo, Eibar, misas de campaña de soldados vascos, el lendakari Aguirre, Oviedo en ruinas, Alberti con el Quinto Regimiento, Manuel Azaña homenajeando a García Lorca, un carrete (el 33) con Dolores Ibárruri, Jesús Hernández, José Díaz y María Teresa León (identificada como Maria Therezia), acciones de conservación de obras de arte, una fábrica textil de Sabadell, un campo de prisioneros moros, el cónsul general soviético Vladimir Antonov-Ovseenko junto al president Companys e imágenes de refugiados en Barcelona.


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