martes, febrero 12, 2008

Artes Plásticas / España: Las obsesiones de Hans Hartung, en Madrid

.
Hans Hartung, «Composition P1960-14» Pastell auf Papier 1960. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua, 12 de febrero, 2008. (RanchoNEWS).-El Círculo de Bellas Artes recupera la obra esencial de uno de los padres del expresionismo abstracto, según lo reporta hoy, Elpaís.com

Los nazis le perseguían, se alistó en la Legión Extranjera, le amputaron una pierna y le encarcelaron en España, pero en su vida artística reinó el orden y el control obsesivo. Era el expresionista abstracto Hans Hartung, al que el Círculo de Bellas Artes dedica desde hoy la exposición Esencia.

El comisario de la muestra, Nicolás Morales, ha explicado que los 62 cuadros expuestos más la única escultura que realizó, están escogidos de entre las 3.000 obras que guarda la Fondation H.Hartung-A.Bergman, por lo que no se trata de una retrospectiva sino más bien de una aproximación «transversal» y cronológica al trabajo de quien está considerado como uno de los precursores del expresionismo abstracto.

Retales y sobras

Además de las pinturas, el Círculo de Bellas Artes expone, hasta el 25 de mayo, los útiles que Hartung (Leizpig, 1904-Antibes, 1989) empleaba para pintar, creados todos por él, fotografías de su casa en Menorca, apuntes del proceso de creación y vídeos realizados en su estudio. Esta exposición, que llega 40 años después de la última que se hizo sobre Hartung en España, explora en la racionalización que hizo de su trabajo creativo, en la distancia que existe entre el dibujo y la obra terminada y en el destino de los «errores» creativos.

A juicio de Morales, con esta exhibición se demuestra que la intensa biografía del artista, inscrito en el movimiento gestual a pesar de que es un concepto acuñado mucho después, no se compadecía con su trabajo artístico, caracterizado por un exhaustivo control de todo el proceso.

Caos programado

Después de su muerte, en 1989, un año en el que pintó 300 lienzos, se encontraron dibujos que revelaban que detrás de cada uno de sus cuadros había una planificación perfecta de cada trazo.

Así, lo que parece el fruto de un violento golpe de brocha era dibujado inicialmente a lápiz, cuidadosamente rellenado con óleo y corregido hasta el último detalle.

Catalogaba todo, hasta los errores, y racionalizó deliberadamente el método llegando incluso a contratar a un archivero que hizo un trabajo «modélico» y que es la base de la actividad de la Fundación que lleva su nombre y el de Anna-Eva Bergman, una mujer de gran influencia en su vida y pintora como él.

Huellas en España

Hartung se casó con la noruega Bergman en 1929 y vivieron, tras un fugaz paso por Barcelona, dos años en Menorca, donde se construyeron ellos mismos una casa, ya destruida. Viajan luego a París y a él el gobierno colaboracionista le retira el pasaporte. Ella, asustada, se marcha a Italia y ese es el fin de su matrimonio.

Es en aquellos años cuando conoce en París al escultor español Julio González y a su hija Roberta, artista también. Se casan y empieza la II Guerra Mundial con la que llega el alistamiento en la Legión, la huida a España por los Pirineos, su encarcelamiento en el campo de Miranda de Ebro, su fuga y la vuelta a las filas de la Legión, con la que combatirá en Belfort, donde perderá una pierna.

El matrimonio con Roberta se termina en 1947 y Hartung, que se nacionalizó francés, se «reenamora» de Bergman, con la que vivió hasta la muerte de ella, en 1987. El director de la Fundación, Bernard Derdèrian, ha asegurado en la presentación de la muestra que «el vínculo» con España era muy fuerte y que se percibe que fueron para él fuentes de inspiración no sólo Julio González sino también Miró.


REGRESAR A LA REVISTA