domingo, mayo 04, 2008

Cine / Ciudad Juárez: Reseña de «Purgatorio»

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Pedro Armendáriz y Ana Claudia Talancón en una escena de la cinta. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 25 de abril de 2008. (RanchoNEWS).- La premiere de la cinta Purgatorio (México, 2008) de Roberto Rochín se llevó a cabo en la inauguración del Festival Internacional de Cine de la Frontera, en el Centro Cultural Paso del Norte. El cineasta chihuahuense P. Carlos Carrillo C. («El 6») ha escrito la siguiente reseña sobre la película de Rochín:

En una noche en que la imagen fue el dios al que todos de alguna forma rendimos culto, ya que mientras unos estaban más preocupados en la imagen personal (no olvidando que a la «fiesta» de Ciudad Juárez sólo unos cuantos fueron invitados), a la mayoría, por lo menos una imagen de Purgatorio maravilló, filme que fue un excelente homenaje a la fotografía de Gabriel Figueroa.

El realizador Roberto Rochín nos lleva en un viaje más a Comala y sus alrededores, logrando muchas veces transportarnos con éxito al cine de oro mexicano, con tres historias basadas en cuentos de Juan Rulfo (Paso del Norte, Un pedazo de la noche y Cleotilde), que en momentos captan la desolación del Llano en llamas y la desesperación de sus personajes, pero que nunca cuajaron del todo y se quedan esos momentos como pequeñas cimas en un valle.

No ha sido fácil llevar a Rulfo a la pantalla, es un gran reto y casi siempre con horrendo final, sin embargo en el caso de Purgatorio, fuera de su falta de contundencia, se trata de un trabajo muy rescatable, debido principalmente a su manejo de la imagen llevada al preciosismo, el coloreado de la imagen en blanco y negro le dio la sensación de contemporáneo, recordando un poco a Sin City de Robert Rodríguez, dicho efecto nos recordaba que es una cinematografía actual. El casting es atinado (Pedro Armendáriz, Ana Claudia Talancón, Dolores Heredia, Miguel Rodarte y Justo Martínez) para remontarnos a esos años del dominio del Emilio «Indio» Fernández.

Hay que destacar que las primeras dos historias son las que nos remiten de inmediato a esa atmósfera que nos colocó en el mapa fílmico internacional, la primera con toda la carga rural y sus tragedias, la segunda ubicada en la Ciudad de México, aquella urbe de boleros, cabarets, clubs de baile y cantinas, exponiéndonos una relación en donde sus protagonistas sólo una vez coincidieron en el tiempo a pesar de estar casados.

Sin embargo, en la tercera cambia drásticamente en el tratamiento, se olvida del blanco y negro, optando por el sepia, cuestión que rompe con la estética planteada en un principio, es curioso que se trate del capitulo mas onírico de los tres, que concluye con una frase de Rulfo que retumba al final y que sin embargo es el que se siente menos Rulfiano, desde luego que personalmente agradezco las escenas eróticas de la señorita Talancón, pero es un ejercicio que pasa sin pena ni gloria ya que abandona la Imagen, que salvó a los dos primeros capítulos, y queda la duda del efecto que hubiera causado el haberla presentado en blanco y negro «coloreado».

Aun con esto último, se trata de un estreno mundial que deja un buen sabor de boca, cumplió el objetivo de tener una película mexicana de buena calidad en una inauguración, que esperemos la próxima vez sea a teatro lleno con entrada libre.

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