jueves, junio 05, 2008

Música / México: Abre el festival «En Blanco y Negro»

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El español Joaquín Achúcarro se pronunció por la claridad. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua, 5 de junio, 2008. (RanchoNEWS).- Con un concierto del español Joaquín Achúcarro, comenzó ayer el 12 Festival Internacional de Piano En Blanco y Negro, en el Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes. Con la curaduría de Jorge Federico Osorio, el encuentro pianístico incluirá otros siete conciertos con artistas nacionales y extranjeros hasta el 28 de junio. Una nota de Xavier Quirarte para Milenio:

Achúcarro, de quien Zubin Mehta dijo alguna vez que un sonido como el suyo sólo se lo había escuchado a Arthur Rubinstein, mencionó en conferencia de prensa que los pianistas empiezan con un instinto. «Luego ese instinto tiene que ser filtrado por un cerebro frío que tiene una serie de conocimientos musicales. Cuando ya pensamos que entendemos el pensamiento del compositor queda todavía la última parte, que es transmitirlo al público de la manera más exacta e inteligible posible».

El español, que en su recital interpretó obras de Johannes Brahms y Claude Debussy, citó a Ortega y Gasset, quien decía que «la claridad es la cortesía del filósofo». En este sentido, indicó que «la música debe ser entregada al público de la manera más clara posible, no importa el tiempo y el esfuerzo que requiera de nosotros o la cantidad de horas de trabajo que empleemos».

Mencionó que es muy difícil que la gente deje el televisor o el partido de futbol para ir a un concierto. «Pero lo maravilloso de un concierto en vivo es que en el momento que nos sentamos en la butaca no sabemos qué va a pasar. Los conciertos seguirán sobreviviendo por ese factor de imprevisibilidad. ¡Para conseguir que la gente venga tendríamos que hacer un bingo y dar a ganar un automóvil!», comentó con buen humor.

Achúcarro eligió las obras de su recital por «amor loco» a los autores. «Es una especie de contraste entre el joven Brahms y el viejo Brahms, más los preludios de Debussy, que son un mundo totalmente aparte. Rubinstein decía que un programa de un concierto es un menú: se empieza por unos entremeses y se sigue con un caldito, una sopa, la carne tampiqueña o lo que sea. El público debe tener diversas experiencias con las obras que se tocan».

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