jueves, agosto 14, 2008

Arqueología / Israel: Hallan cráneos esculpidos de más de 8 mil años de antigüedad

.
Los tres cráneos se encontraron enterrados en un foso adyacente a un edificio público. (Foto: EFE )

C iudad Juárez, Chihuahua, 14 de agosto, 2008. (RanchoNEWS).- Localizan arqueólogos israelíes en Yiftah, en la Baja Galilea, piezas que pertenecen al Neolítico Precerámico Periodo B. Una nota de EFE:

Arqueólogos israelíes han descubierto tres cráneos esculpidos de la Edad de Piedra, con más de ocho mil años de antigüedad, que demuestran el desarrollo del culto a los antepasados en esa época.
Los cráneos, hallados en las excavaciones de Yiftah, en la Baja Galilea, pertenecen al Neolítico Precerámico Periodo B, indica un comunicado difundido hoy por la Autoridad Israelí de Antigüedades.

Según indica en la nota Hamoudi Jalaily, director de la excavación, «los cráneos están esculpidos, un fenómeno que se identifica con la Nueva Edad de Piedra. La práctica incluye la reconstrucción de los rasgos faciales del muerto esculpidos con distintos materiales, como una argamasa especial».

«En los cráneos que hemos encontrado la nariz aparece completamente reconstruida, la boca está acentuada y los ojos restaurados con tres conchas colocadas en cada una de las órbitas, mientras que el resto de rasgos faciales están recompuestos con una máscara de argamasa», añade.

«Las calaveras modeladas son la imagen del fallecido que quedaba en la conciencia de los supervivientes y les guiaba en las decisiones que tomaban en su día a día», explica Jalaily.

Los tres cráneos tienen entre ocho mil y nueve mil años y se encontraron enterrados en un foso adyacente a un edificio público.

Según los expertos, estos objetos se solían colocar en un banco de la vivienda y servían para inspirar a las jóvenes generaciones a continuar el camino de sus antecesores, una costumbre que también se ha localizado en otros países de la región, como Siria, Turquía y Jordania.

Después de un periodo del tiempo en el que el sucesor establecía su estatus y era aceptado por la sociedad, la necesidad de la imagen del padre disminuía y, en una ceremonia, se enterraban las calaveras en una fosa distinta a la que reposaban el resto de los huesos.

REGRESAR A LA REVISTA