martes, agosto 05, 2008

Paleontología / España: Descubren un yacimiento de ámbar con insectos del Cretácico

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Detalle de unos insectos atrapados en ámbar del periodo cretácico inferior –hace 110 millones de años–, encontrado en el territorio de la Cueva del Soplao. (Foto: EFE)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 24 de julio de 2008. (RanchoNEWS).- Según reporta la agencia EFE desde Santander, España, el equipo de investigadores que descubrió el yacimiento asevera que su estado de conservación es «excelente»:

Un equipo de investigadores del Instituto Geológico y Minero de España ha descubierto un yacimiento de ámbar con insectos del Cretácico desconocidos hasta ahora y con un estado de conservación «excelente» en el entorno de la cueva de El Soplao, cerca de la localidad cántabra de Rábago.


Los insectos quedaron atrapados en el ámbar hace 110 millones de años, cuando Cantabria estaba inundada por el mar y por amplios estuarios y lagunas costeras bordeadas por bosques de coníferas, que exudaron la resina que generó este yacimiento, probablemente uno de los más importantes de Europa o incluso del mundo, según han destacado hoy los investigadores que lo han descubierto.

Los autores del hallazgo son María Najarro, Enrique Peñalver e Idoia Rosales, quienes han explicado que presenta una acumulación de masas de ámbar «excepcional», lo que se une a que son muy escasos las yacimientos de este periodo que existen en el mundo.

Además de pequeñas avispas, moscas, chinches, arañas, cucarachas y mosquitos chupadores de sangre que se alimentaban picando a los dinosaurios, el ámbar de El Soplao encierra una tela de araña distinta a la que ya se había descrito en un yacimiento de Teruel y que despertó un gran interés entre los científicos. También contiene restos fósiles de coníferas y el fragmento de ámbar azul más antiguo que se ha datado.

El yacimiento, que permitirá profundizar en los ecosistemas de la era de los dinosaurios «a varias generaciones de paleontólogos», ha aflorado durante las obras de la carretera de acceso a la cueva de El Soplao, de la que dista tres kilómetros, y es el primer logro de los trabajos que se están haciendo en esta zona tras el convenio que firmaron en diciembre de 2007 el Instituto Geológico y la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria.

También aportará información sobre el cambio climático porque hace 110 millones de años –45 millones de años antes de que un meteorito acabase con los dinosaurios–, esta región del planeta tenía un clima subtropical muy caluroso, la atmósfera era mucho más rica en CO2 que la actual y por lo tanto, el efecto invernadero era muy acusado.

El yacimiento de El Soplao está además muy bien datado, algo que no ocurre con otros de la misma era, como los del Líbano, que son diez millones de años más antiguos que éste.

En España existen más yacimientos de este tipo, pero son pocos los que contienen ámbar en grandes cantidades y en sólo dos esta sustancia encierra insectos y otros artrópodos con «cierta abundancia», los situados en Álava y en San Just, en Teruel.

Según Enrique Peñalver, quien está especializado en el estudio de insectos fósiles del Mioceno y del Cretácico, en sólo un trozo de pequeño tamaño del ámbar de El Soplao está representada la comunidad de insectos que existía hace 110 millones de años.

Entre los distintos tipos de mosquitos hallados están los del grupo de los jejenes, que se alimentaban principalmente chupando la sangre de los dinosaurios, lo que podría llevar a algunos a preguntarse si podría recuperarse de esos insecto el ADN de los grandes reptiles extinguidos, como en la película «Parque Jurásico».

Pero Peñalver ha se ha apresurado a aclarar que, aunque es una pena, eso es imposible, porque el ADN se conserva muy poco tiempo.

Tras estos primeros resultados, al equipo del Instituto Geológico y Minero le espera ahora una excavación intensiva de la que está seguro que saldrán «nuevas sorpresas» porque los restos fósiles que guarda son tan abundantes que permitirán seguir investigando durante décadas e incluso durante generaciones.

El director general de este instituto, Juan de Miguel, ha subrayado que este hallazgo es fruto de un trabajo riguroso que ha permitido «poner sobre la mesa un material excelente y de una importantísima calidad» dentro de un proyecto que «acaba de arrancar, con un resultado extraordinario».


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