miércoles, agosto 20, 2008

Teatro / España: En los guantes de Urtain

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El actor Roberto Álamo. (Foto: Cristóbal Manuel)

C iudad Juárez, Chihuahua, 20 de agosto, 2008. (RanchoNEWS).- Animalario pone contra las cuerdas de un teatro la figura trágica del célebre boxeador. Una nota de Elsa Fernández-Santos para El País:

El 21 de julio de 1992, cuatro días antes de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona, un peso pesado se lanzaba al vacío desde un décimo piso de Madrid. Era José Manuel Ibar, alias el Morrosko de Cestona, más conocido como Urtain. Boxeador mediocre, símbolo mediático del tardo franquismo, el hombre más fuerte de España, el que anunciaba el coñac de moda, que paralizaba el país con sus combates televisados y que, olvidado, arruinado y alcoholizado, finalmente se suicidaba a los 49 años.

Urtain vuelve ahora al cuadrilátero gracias al grupo de teatro Animalario. Una obra escrita por Juan Cavestany, dirigida por Andrés Lima e interpretada, en el papel del púgil, por el actor Roberto Álamo. Una tragedia griega, dicen sus autores, sobre una figura que representa la sombra de una España no tan lejana. Una obra que se estrenará el 25 de septiembre en la sala Francisco Nieva del CDN y que la compañía ensaya cada tarde en el mismo ring en el que será representada.

La historia de Urtain es compleja. Juan Cavestany empezó a documentarse hace ocho años, cuando le encargaron un guión de cine sobre la vida del púgil. La película se frustró, pero Cavestany no abandonó su indagación. Había algo excepcional en aquella figura tan gigante como escurridiza. «No existe una biografía de Urtain, así que tuve que hacer mucho trabajo de documentación: hemeroteca, videos y recuerdos, muchas veces contradictorios, de quienes le conocieron», explica. «La historia que se conoce es la del hombre inocente, fortachón y sano, que es engañado por gente codiciosa que fabrica un mito para luego engañarle, robarle y abandonarle. Pero nosotros hemos intentado hacer una historia que esté más allá de la del juguete roto. Esta función habla de un hombre que fue dueño de sus actos y que fue consciente de su camino. Algo que convierte su historia en mucho más trágica».

Urtain era levantador de piedra y se hubiera quedado como albañil en Cestona, con su mujer Cecilia y sus dos hijos, si la tentación del dinero y la fama no le hubiese llegado. El mito de Urtain se fragua en la cultura de la fuerza y en la España de «con dos cojones», apunta Lima. Cuenta la leyenda que su padre, también levantador de piedras, muere en un apuesta de resistencia física al no soportar, bajo la barra de un bar, el peso de quince personas. Urtain se hace levantador de piedra en los sesenta. Gana a todo el mundo. Es entonces cuando unos empresarios de San Sebastián le proponen hacerse boxeador y le fabrican una carrera a su medida. Urtain empieza a ganar por K. O.

Autor, director y actores debaten cada tarde sobre las escenas que van interpretando y sobre los detalles de la vida del boxeador. Urtain es seguido por un coro de intérpretes que representan más de un papel. El manager / José María García (Alberto Sanjuan y Alfonso Lara), el presentador / Gila (Luis Callejo), el periodista Manuel Alcántara / Raphael (Luis Bermejo), Pedro Carrasco (Raúl Arévalo), las periodistas / putas (María Morales y Fani de los Santos) y la chica llamada Bikini (Luz Valdenebro). Dentro del ring, Andrés Lima y los actores dan forma al texto. «Es un proceso muy vivo», explica Sanjuan. Para Lima la obra ocurre en la conciencia final de Urtain, en los 10 segundos que van desde que se tira por la ventana hasta que su cuerpo revienta en el suelo.

«Desde el principio se habló de que la carrera de Urtain era un montaje», recuerda Cavestany. «Una mentira montada por entrenadores, promotores y periodistas. José María García publicó un libro que se tituló Comedia Urtain. Habla de tongo. A Urtain le defienden con algo muy creíble: cuando un boxeador empieza no se amañan las peleas pero sí se buscan rivales asequibles». Otro periodista entra en escena: Manuel Alcántara. «Él representa el punto de vista intermedio frente a Urtain. Intuye que puede haber algo de montaje, pero a la vez buscaba al hombre que había detrás y que también era víctima de todo eso». Urtain era mal boxeador, sin técnica ni fondo, pero tenía mucha fuerza bruta. En abril de 1970 gana el campeonato de Europa de los pesos pesados. El mismo año le organizan un nuevo combate para revalidar el título. Por primera vez gana por puntos. Por fin un combate le legitima. Llega otra pelea. Ésta vez con un rival importante: Henry Cooper. Y España se paraliza. Hay cromos y muñecos con su cara. Pero Cooper le destroza, le desfigura la cara. Empieza el final. De dueño de un negocio (Mesón Urtain) a portero de discoteca en Burgos. Se acaba el dinero y se acaban las mujeres.

El sexo vuelve a ser una nueva referencia al hablar de un púgil. Extractos del mítico On boxing, de Joyce Carol Oates, circulan por el ensayo de Animalario. Oates habla del «pánico animal», del «celibato» de los boxeadores y de la célebre frase del entrenador de Alí: «tienes que empalmarte y mantenerte así en el ring. No debes perder la erección y sobretodo no debes correrte».

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Sexo y farándula. De una canción de Raphael a los sonidos primitivos del poema fonético vasco Baga-Biga-Higa. «Hay referencias cinematográficas y televisivas porque ése es mi lenguaje al contar una historia», dice Lima. «Esta obra habla del miedo de un hombre que era un valiente y de la violencia de una época. Un hombre que fue utilizado como símbolo de España y que lo cuestionó todo con su suicidio».

«Urtain es un símbolo trágico porque toda esa época fue trágica», añade Roberto Álamo. El actor ha perdido 14 kilos y desde hace cinco meses se entrena con el dos veces campeón de pesos welter Jero García. Dice que el trabajo físico es para él fundamental. «No estoy interpretando a un tipo imaginario», subraya. Habla de la voz («cuando sale de Cestona apenas habla castellano, su acento va cambiando con el paso del tiempo»), de los gestos («levantaba los brazos haciendo hincapié en su fuerza bruta») y del origen («Urtain se crió en un mundo en el que los hombres no sabían decir te quiero, donde te extirpaban el afecto, el amor y la fragilidad. ¿Acaso hay mayor tragedia que ésa?») Álamo habla entonces del lugar donde quiere encontrarse con el personaje. Y cita una frase que sin certeza atribuye a Lorca. «Le preguntaron que de dónde venía el flamenco y Lorca respondió que al cante se llega cuando, despojado de todo, sólo queda el desamparo. Que un cantaor canta desde ese desamparo, desde las últimas habitaciones de la sangre. Pues para mí Urtain hacía las cosas desde esas últimas habitaciones de la sangre y ése el sitio al que quiero llegar».


Galería


El boxeador (Foto: Raúl Cancio)


Dos veces campeón de Europa. (Foto: Raúl Cancio)


Andrés Lima dirige un reparto en el que se aúnan los miembros de la compañía, como Alberto San Juan, Natalie Poza o Roberto Álamo, con actores que se acercan hasta su particular forma de ver el teatro como el joven Raúl Arévalo (Siete mesas de billar francés, Azuloscurocasinegro).(Foto: Cristóbal Manuel)


Roberto Álamo, al ring. (Foto: Cristóbal Manuel)

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