jueves, octubre 16, 2008

Cine / Estados Unidos: La crítica tacha de «fallido» el filme «W» de Oliver Stone

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El actor Josh Brolin, en el papel de George Bush, en el estreno de W, el martes. (Foto:AP)

C iudad Juárez, Chihuahua, 16 de octubre, 2008. (RanchoNEWS).- Oliver Stone retrata a Bush como un mero títere de su padre. Una nota de Bárbara Celis para El País:

Hace cuatro años Fahrenheit 9/11 y Michael Moore demostraron, muy a su pesar, que una aguda película, –y aquel documental sin duda lo era– no tiene ningún poder real para cambiar el rumbo de unas elecciones. Oliver Stone quizá hubiera añadido algún voto al cesto demócrata si hubiera estrenado entonces el filme W pero su ficcionado biopic sobre George W. Bush llega a las pantallas estadounidenses tarde –mañana– respecto a aquellas elecciones y en palabras de varios críticos, demasiado pronto para analizar su figura con claridad.

No hay duda de que a los republicanos militantes no les hará ninguna gracia ver a Josh Brolin (encarnación viva y brillante de Bush) recorrer el pasado de niñato de su comandante en jefe, con sus borracheras de juventud, sus crisis de identidad, sus muchos trabajos dejados a medias –¿quién soy? ¿qué quiero ser de mayor?– y su iluminación religiosa, que Stone hace coincidir con una mañana de resaca insoportable. Pero el problema, según apuntan los críticos, es que el tercer filme en el que Stone retrata a un presidente estadounidense, simplemente, no es buen cine. «JFK puede que fuera una película más irresponsable porque sugería teorías dudosas sobre el asesinato de Kennedy pero a nivel cinematográfico era mucho más arriesgada y satisfactoria, al igual que lo fue Nixon», afirma la revista Newsweek.

Todd McCarthy, de Variety, la tacha de «excesivamente convencional, sobre todo estilísticamente», algo que probablemente se deba a la velocidad con que Stone ha hecho este filme –comenzó a rodarlo en mayo– porque estaba empeñado en estrenarlo antes de las elecciones y así –ingenuidad de artista– influir en el resultado electoral. «Puede que se estrene en un buen momento pero no promete un buen rato de entretenimiento. Stone omite el robo de las elecciones de 2000 (en las que Bush ganó la presidencia frente a Al Gore), se para justo antes de las de 2004 y nos ahorra su segundo mandato pero aun así es difícil de aguantar. Culpo a la historia más que a Stone: es una pena que cuando el cineasta se puso a contemplar la naturaleza del orgullo imperial hace cuatro años los dioses decretaran que tenía que soltarnos Alexander en vez de esto. Quizá entonces W sí que hubiera servido para algo», clama el semanal Village Voice.

La película alterna escenas de la juventud de Bush con otras de su primer mandato como presidente. En concreto, ofrece diversas reinterpretaciones de las reuniones de Bush con sus ministros y en las que se desgranan cómo se cocinó la invasión de Irak.

Hay personajes más logrados que otros, como el maquiavélico vicepresidente Dick Cheney, creíble en los paños del actor Richard Dreyfuss, aunque otros, como Condoleezza Rice (Ellen Burstyn) fallan por exceso de caricaturización. «Las películas que intentan recrear eventos demasiado recientes corren el riesgo de convertirse en Saturday night live», apunta David Ansen en Newsweek.

Stone ha optado por hacer un retrato del presidente particularmente edípico: toda su vida ha sido un intento continuo de cumplir las expectativas de Bush papi (así le llama Bush hijo en el filme) y le exonera en gran parte de su responsabilidad histórica. «No se trata de una película política, sino de una película sobre un hombre que se metió en política y no debería haberlo hecho», afirma el crítico de Hollywood Reporter. «Stone quería una tragedia griega pero lo que consigue es melodrama tejano», concluye la revista.

Tráiler de la película



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