jueves, octubre 16, 2008

Libros / Alemania: El «e-book» se convierte en la estrella de la feria de Francfort

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Una visitante observa un módulo electrónico para consultar libros digitalizados que se promocionan en el máximo encuentro editorial del mundo. (Foto: Página oficial de la Feria del Libro de Francfort)

C iudad Juárez, Chihuahua, 16 de octubre, 2008. (RanchoNEWS).- Varias firmas presentaron sus dispositivos electrónicos para leer libros. La creciente digitalización sirve de estrategia para hacer frente a la crisis financiera mundial. El avance tecnológico es imparable y trastocará el mundo editorial, estiman expertos. Una nota de DPA:

La estrella de la versión 60 de la Feria del Libro de Francfort no es ningún escritor, sino un aparato electrónico: el primer día de la mayor muestra editorial del mundo, varios fabricantes presentaron al público especializado sus libros electrónicos (e-books).

Entre ellos figuran Kindle, del gigante Amazon, y Reader, de Sony. El fabricante japonés anunció hoy en Francfort que su primer dispositivo de lectura digital saldrá a la venta en Alemania, en la primavera de 2009.

La cita editorial más relevante del mundo llegó este año más digitalizada que nunca como estrategia para hacer frente a la crisis financiera internacional.

Desde hoy y hasta el domingo se congregan allí 7 mil 373 expositores de 100 países y más de un millar de autores, entre los que destacan los premios Nobel Günter Grass y Orhan Pamuk. Sin embargo, todo queda eclipsado por el libro electrónico.

En los años recientes, Francfort se convirtió en una amplia plataforma en la que ya no se comercializan sólo títulos, licencias y traducciones del sector editorial convencional, sino que incluye guiones cinematográficos, tiras cómicas, software para aprendizaje de lenguas, y fonolibros.

Tecnología con muchas ventajas

Un e-book Kindle, fabricado por Amazon. (Foto: Archivo)

Los expertos manifestaron hoy su acuerdo en que el avance digital es imparable y en los próximos años la nueva generación de libros electrónicos trastocará totalmente el mercado.

Esa nueva tecnología tiene muchas ventajas: gracias a la tinta electrónica, con esos aparatos se puede leer cómodamente en cualquier sitio, la batería suele durar todo el día y la capacidad de memoria para almacenar libros es prácticamente ilimitada.

Para Lutz Dursthoff, de la editorial Kiepenheuer & Witsch, el e-book no representa una gran ventaja sólo para los lectores profesionales o los científicos, sino también para el lector de «novelas policiacas en la playa». En su editorial, casi todos tienen ya uno de estos instrumentos.

Después de la promoción realizada en la feria de Francfort, se espera que el próximo año exista una amplia oferta de libros electrónicos en Alemania.

Así, en 2009 podrán adquirirse en el mercado desde clásicos de la marca iRex hasta un minúsculo dispositivo móvil, el Readius, de Polymer Vision.

Este último pesa sólo unos 100 gramos y permite elegir entre diferentes pantallas para visualizar el texto. A él se suman las nuevas generaciones del i-Phone de Apple, que ya tiene incluido el software para el e-book.

Todos esos aparatos tienen pros y contras. Kindle permite descargar contenidos de manera directa mediante un módulo celular; sin embargo, el software del libro sólo puede comprarse en Amazon y leerse con Kindle.

Otros fabricantes, como Sony, han optado por un «formato abierto»: todos los libros electrónicos funcionan en todos los aparatos.

Además de los detalles técnicos, en lo que respecta a los e-books quedan muchas otras cuestiones por cerrar, como la forma de los dispositivos y la rigidez de la seguridad anticopia.

Tampoco el precio, lo que más puede interesar al consumidor, está totalmente decidido. El del hardware y software puede oscilar entre 200 y 600 euros (270 a 814 dólares), mientras que el precio del propio libro electrónico resulta igualmente discutido.

«La actitud hacia la lectura no va a cambiar» por el e-book, concluyó hoy el experto Christoph Bl’si, de la Universidad alemana de Erlangen-Nuremberg.

Bl’si confía en la «coexistencia pacífica» de ambos formatos. La única pena, según él, es que en el futuro ya no se podrá tirar a la basura con facilidad un libro malo.

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