jueves, marzo 26, 2009

Fotografía / México: David Lauer inaugura muestra «El maíz es la raíz»

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Pieza de la exposición. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 19 de marzo de 2009. (RanchoNEWS).- «Las semillas transgénicas ponen en riego a México» dice el fotógrafo. La actriz Jesusa Rodríguez participará en la apertura de la exposición. Una nota de Fernando Camacho Servín para La Jornada:

Si algo permitió el desarrollo de las grandes civilizaciones de Mesoamérica fue el manejo eficiente de la agricultura, sobre todo de productos como el maíz.

Sin embargo, el surgimiento de las semillas transgénicas pone en riesgo no sólo la supervivencia de las familias campesinas y su cultura, sino la viabilidad misma de todo un país.

Impulsado por esta preocupación, el fotógrafo estadunidense David Lauer se dio a la tarea de recorrer comunidades en nueve estados del país desde 2003, ayudado por diversas organizaciones campesinas y civiles en defensa del maíz, y el resultado de este viaje se plasma en la exposición El maíz es la raíz, que hoy se inaugura en la Plaza Juárez.

Contacto con el México profundo

Residente desde hace varios años en la ciudad de Chihuahua, Lauer comenzó a vincularse con activistas del movimiento Sin maíz no hay país, y gracias a ellos pudo hacer esta especie de «radiografía» de uno de los elementos fundacionales de las culturas prehispánicas.

«Para mí fue un privilegio entrar en contacto con lo que (Guillermo) Bonfil Batalla llama el México profundo. Me maravillé no sólo de la belleza de la planta, sino de las manifestaciones que hay en torno a ella», dijo Lauer en entrevista con La Jornada.

Al conocer de cerca la vida cotidiana y sus costumbres, el fotógrafo pudo comprobar la importancia que los pueblos originarios atribuyen a la relación con el medio ambiente, «mientras nosotros vivimos aferrados a la tarjeta de crédito».

Saben, por experiencia de siglos, «que de ello depende su vida. Que si tú tomas algo de la naturaleza, también tienes que retribuírselo. Y el distanciamiento entre esa concepción y la de las grandes ciudades, basada en el consumo y la depredación, es lo que pone en riesgo la existencia de todos».

Cuando se utilizan semillas transgénicas, afirmó Lauer, la contaminación empieza a proliferar de manera inevitable, como en el caso de Canadá, hasta que a la larga ya no es posible encontrar granos libres de químicos.

De esta manera, «se lleva a cabo el genocidio de un patrimonio genético que los campesinos han tenido en custodia desde hace más de 9 mil años.»

Lo mismo sucede al querer utilizar el maíz como fuente para producir etanol. Generar 100 litros de ese combustible, ejemplifica, requiere de al menos 700 kilos de maíz.

Ese proceso de destrucción, considera el fotógrafo, forma parte de un modelo económico en el que seis empresas podrían llegar a monopolizar los alimentos de todo el mundo, como sucede con la firma Monsanto, que ya controla 90 por ciento de la producción global de granos.

Revalorar la relación con el campo

Por ello, la labor del campesino no es sólo una actividad económica, «sino incluso espiritual. Ellos conocen la llegada de las estaciones, el movimiento del universo. El tema de la biotecnología se trata en el fondo de la lucha por el futuro: o eres esclavo de seis empresas o un hombre libre».

Una de las acciones urgentes para detener este problema, piensa Lauer, es ofrecer información a las grandes masas que viven en las ciudades sobre la vida de los campesinos y su cosmovisión.

«La gente de la ciudad tiene que revalorar su relación con el campo. Conviene más conocer quién produce lo que comes que comprarlo a una empresa anónima. Al gastar tu dinero, estás votando por lo que compras, y hay que entender que al comprar maíz criollo estás alimentando a toda una familia campesina».

Con la participación de la actriz y activista social Jesusa Rodríguez, así como representantes de diversas organizaciones campesinas, El maíz es la raíz se inaugura hoy a las 17 horas en la Plaza Juárez (avenida Juárez s/n, frente al Hemiciclo a Juárez), donde concluirá el 3 de mayo.

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