lunes, junio 01, 2009

Noticias / Inglaterra: El «Big Ben» cumple 150 años

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El icono londinense. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 30 mayo 2009, (RanchoNEWS).- La torre es uno de los símbolos más representativos de Londres y del Reino Unido. El reloj empezó a marcar las horas en mayo de 1859. Una nota de EFE:

El «Big Ben», uno de los símbolos más representativos de Londres y del Reino Unido, cumple este domingo 150 años y lo hace de la misma manera en la que empezó, rodeado de polémica, de escándalos y de intrigas políticas.

«Big Ben» es el nombre con el que se conoce popularmente a la torre que hay en una de las esquinas del palacio de Westminster (sede del Parlamento británico), aunque originalmente el nombre designaba a la mayor de las campanas que forman parte del reloj de la torre.

Empezó a marcar las horas en mayo de 1859 tras la reconstrucción del palacio de Westminster original, que se quemó en 1834.

La competencia para volver a levantar el palacio fue feroz y hubo disputas, insultos y demandas judiciales entre quienes querían tener el protagonismo de erigir una nueva sede parlamentaria, tal y como recuerda el diario The Times a partir de las informaciones, los artículos y las cartas que publicó en aquella época.

«Big Ben» es hoy testigo silencioso del escándalo de los gastos privados de los parlamentarios británicos a cuenta del dinero público que ha causado una honda conmoción política y social, una controversia que parece formar parte de su estructura.

Un arquitecto, Charles Barry, y un abogado y relojero aficionado, Edmund Becket Denison, fueron los encargados de erigir la torre y construir el reloj, y su relación fue un desastre.

No se soportaban y se culpaban de los retrasos y los gastos presupuestarios extra que supuso la puesta en marcha del reloj, que finalmente empezó a funcionar el 31 de mayo de 1859, aunque no fue hasta el 11 de julio cuando la gran campana sonó por primera vez.

Pocas semanas después, las agujas se pararon y de nuevo Barry y Denison se echaron la culpa mutuamente, al igual que cuando más adelante la gran campana sufrió una grieta, al parecer porque el martillo que la golpeaba para marcar las horas era demasiado grande.

A partir de ahí, la polémica se traslado a la ciudadanía durante toda una década y The Times reproduce fragmentos de las cartas en las que sus lectores se quejaban de que el sonido de las campanadas no era lo suficientemente imperial o quienes protestaban porque se oía demasiado fuerte incluso desde la distancia.

A pesar de todo, Barry terminó con el título de Sir y Denison con el de Lord, y su papel quedó diluido cuando tomó el control sobre la reconstrucción del Parlamento Benjamin Hall, cuyo nombre según algunos historiadores es el origen del término Big Ben.

Las conmemoraciones del aniversario de este lugar imprescindible de Londres comenzarán este domingo y continuarán el 11 de julio, fecha de la primera campanada, y el 7 de septiembre, cuando se cumplirán 150 años desde que las campanas empezaron a marcar los cuartos con cuatro notas de un pasaje del Mesías de Handel.

Para que todo siga funcionando bien, hoy son tres las personas que cuidan la exactitud del reloj de la torre de Westminster y que tres días por semana –lunes, miércoles y viernes– se encargan de dar cuerda a la gigantesca maquinaria que lo mueve.

El fin de semana se queda vacío, lo que estuvo a punto de parar el reloj el pasado 2 de febrero –un lunes–, cuando Londres se paralizó a causa de la mayor nevada de las últimas dos décadas.

Paul Robertson, el relojero del Big Ben, recuerda que aquel día tuvo que caminar varias horas con nieve hasta la rodilla hasta encontrar una parada de metro que le llevara hasta las inmediaciones de Westminster a tiempo de volver a darle cuerda.

«Cuando le damos cuerda el viernes, dura todo el fin de semana, pero si no llegas antes de las 11 de la mañana se para», afirmó Robertson, quien reconoció que mantener en marcha este reloj tiene hoy en día un valor más simbólico que de utilidad.

«Antes la gente comprobaba si sus relojes iban bien mirando al Big Ben. Ahora comprueban si el Big Ben va bien mirando a sus relojes. Si piensan que va atrasado, nos llaman para quejarse».

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