Un par de las bellas bailarinas rusas en plena acción. (Foto: JMV/ RanchoNEWS)C iudad Juárez, Chihuahua. 21 de septiembre de 2009. (Jacqueline Rodríguez Jiménez / RanchoNEWS).- La música folklórica de la antigua Unión Soviética invadió el Centro Cultural Paso del Norte, en el marco del 5to. Festival Internacional Chihuahua, con la actuación de Barynya.
Una verdadera delicia para la vista y los oídos resultó este espectáculo de danza, canto y acrobacias que protagonizaron dos músicos, dos cantantes y siete bailarines, que orgullosos de lo bello de su arte, mostraron lo más representativo de su tierra al público de esta frontera sin límites.
Apoyados por un traductor, cada integrante hizo gala de sus dones desde su posición; los músicos tocando esa singulares piezas con sus tradicionales instrumentos como lo es la balalaika; los cantantes interpretando esos reconocidos temas con gran poder de voz; y los bailarines, imprimiendo maestría y distinción en cada una de sus coreografías, siempre con una sonrisa en la cara.
Por poco más de hora y media, los espectadores tuvieron la oportunidad de adentrarse a una de las más longevas tradiciones populares como lo es la rusa, entre canciones, seguidas de bailes, luego combinadas y así sucesivamente, completando un repertorio de veinte cuadros.
Cabe destacar que el público estuvo de lo más participativo siguiendo el compás de la música con aplausos y alabando las brillantes ejecuciones de los danzantes como lo fue en el momento en que las bailarinas con velas encendidas en sus cabezas ejecutaron algunos pasos sincrónicamente y con gran equilibrio, seguidas de los varones que complicaron aún más el acto al sentarse en el piso portando sombreros con botellas de vidrio y levantarse sin ningún problema.
El equilibrio y la coordinación estuvo a prueba en los actos donde las damas giraban en su propio eje, mientras que los varones realizaban piruetas o sentados sobre sus pies, saltaban levantando una pierna seguida de la otra, a lo cual el director musical recomendó a los asistentes que sólo hicieran esos pasos con unos tragos encima, por el grado de dificultad que conlleva.
Momentos divertidos como éste pudieron disfrutarse a lo largo de la presentación, haciéndola de lo más completa y diferente.
No se puede dejar de mencionar el asunto del vestuario, que brilló por su colorido y variedad como en el acto en que representaban una boda judía, representativa de Ucrania, donde las bailarinas lucían un traje blanco con ornamentos en azul cielo y corona, verdaderamente hermosos. O cuando escenificaban las danzas gitanas, con faldas de gran vuelo y coloridas.
De principio a fin hubo derroche de vitalidad, destreza, dinamismo y alegría; pericia, oficio y pasión, cualidades que los espectadores valoraron y admiraron, regalando palmas a los artistas que dejaron su alma y corazón en estas tierras fronterizas.
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