martes, octubre 06, 2009

Sarah Brightman: Una noche con un ángel

.
La vibra de la cantante en el concierto. (Foto: Zerk Montecristo/RanchoNEWS)

C iudad Juárez, Chihuahua. 3 de octubre de 2009. (Zerk Montecristo / RanchoNEWS).- Sin importar la leyenda negra que pretende ensombrecer nuestra ciudad, Sarah Brightman demostró que es una mujer valiente, con sensibilidad social y dentro de su corazón ha reconocido la fuerza y el coraje que este pueblo ha tenido para hacer frente a la adversidad.

Por eso cantó y entregó el alma en la presentación del concierto «Una voz sin fronteras» ofrecido en el marco de la clausura del Quinto Festival Internacional Chihuahua.

Acompañada de la Orquesta Sinfónica y el Coro de la Licenciatura de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, así como de sus músicos y del tenor Erkan Aki y el contratenor Fernando Lima, la considerada diva y precursora del Classical Crossover, cumplió en plenitud su objetivo: Alegrar el corazón de una ciudad abatida por la ignominia.

Brightman deleitó a las 35 mil almas que se reunieron en el estadio olímpico Lic. Benito Juárez, según datos proporcionados por Jorge Humberto Chávez, delegado local del Instituto Chihuahuense de la Cultura (Ichicult).

Bajo una noche con luna y un clima ideal para un recital al aire libre, esperamos pacientemente la aparición de la cantante, quien inició su actuación a las 8:45 de la noche, pese a los comentarios negativos de algunos periodistas que más allá de la importancia del evento, se quejaban de vicisitudes propias de un encuentro de esta magnitud.

Quizá por esta razón no pudieron apreciar la magnificencia del ángel de la música que apareció al centro del escenario con un vestido rojo y abrió el concierto con la interpretación de «It´s a Beautiful day».

Versiones de temas como «What a wonderful world» y «Dust in the wind», originales de Louis Armstrong y el grupo Kansas, respectivamente, hicieron olvidar cualquier reclamo infantil y captaron la atención del público.

«Buenas noches, damas y caballeros, estoy muy contenta de estar en Juárez, Chihuahua, ésta será una celebración, de muchas canciones que les darán felicidad», dijo en un perfecto español.

La soprano no sólo vino a cantar, sino a llenar de esperanza una ciudad en busca del camino a la paz.

«Who wants to live for ever», canción con la cual echó fuera el dolor del corazón y provocó lágrimas entre algunos de los presentes que irremediablemente se dejaron llevar por la bien educada voz de la cantante.

«Hijo de la Luna», original del grupo español Mecano, fue otra de las melodías en las que la soprano hizo gala de su destreza interpretativa.

Al igual que muchos de los que presenciaron el espectáculo me encontré ensimismado, logré desprenderme a otro momento de vida, tal vez a la misma eternidad.

El ángel de la música, como también se le reconoce a esta intérprete, derrochó sensualidad y elegancia, con los más de ocho cambios de vestuario que entre cada una de sus entregas hizo a lo largo de casi dos horas de duración del concierto.

«Anytime, anywhere», «Sarai Qui» y una excepcional «Nessum Dorma», en la que utilizó un vestido de novia que la hacía verse a lo lejos como un ente celestial, que nos transportó al paraíso.

***

Concluye la primera parte del recital y aunque respiro, mis ojos no encuentran consuelo. Volteo a un lado y veo familias, escuchas solitarios, amantes, ciudadanos con una mirada diferente.

Tras 20 minutos que parecen interminables, la soprano vuelve al centro del entarimado que no requirió escenografía, su sola presencia llenó los espacios vacíos.

Temas como «Harem», «Stranger in Paradise», «La Pasión» y una versión del «Ave María», enmarcan una de las más bellas noches que jamás haya vivido esta ciudad.

Al empezar los primeros acordes de The Phantom of the Opera, versión de Andrew Llyod Webber, la frontera perdió su nombre y los rostros otrora indiferentes, se convirtieron en imágenes delirantes del éxtasis.

Sarah dijo tímidamente «gracias» con su voz dulce en español un par de ocasiones, para dar paso a «Time to say goodbye», otra de las melodías más aclamadas por el público.

La entrega de los chihuahuenses obligó a la Diva a regresar un par de ocasiones interpretando «Deliver me» y Cuestion of Honour», con las que cerró su participación en la 5ª edición del Festival Internacional Chihuahua.

Al apagarse la luz del escenario, el cielo se llenó de colorido y por más de 10 minutos las 35 mil almas ahí reunidas disfrutaron de los fuegos artificiales que marcaron el final del encuentro cultural, pero también abrieron una nueva perspectiva para continuar la vida en este terruño, llamado acertadamente una isla sin mar, por el escritor chihuahuense César Silva.

Tal vez el temor por momentos nos ahogue, pero por esta noche del 2 de octubre, nunca olvidaremos que Sarah Brightman ha dejado en la memoria de Ciudad Juárez que existe la esperanza y gracias a su arte conocimos la eternidad.

Galería

Sarah vestida de blanco. (Foto: FICH)

La Brightman en un atuendo más sensual. (Foto: FICH)

Aspecto de la espera al concierto. (Foto: FICH)


REGRESAR A LA REVISTA