jueves, diciembre 03, 2009

Caricatura / Entrevista a Robert Crumb

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Autorretrato del dibujante hecho en 2001. (Foto: Archivo)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 26 de noviembre 2009. (RanchoNEWS).- Robert Crumb (Filadelfia, 1943), pope del movimiento underground más contracultural y combativo durante los años sesenta y setenta, azote de almas biempensantes con historietas donde volcaba sus obsesiones sexuales, sus experiencias con las drogas o sus ideas políticas, siempre con una lúcida habilidad para provocar a los defensores de los sacrosantos criterios de la corrección política: un currículo difícil de compatibilizar con el de un autor dedicado durante cuatro años a adaptar rigurosamente el Génesis, el primer libro de la Biblia.Una entrevista de Álvaro Pons para El País:

El simple anuncio desató no poca controversia: sus seguidores incondicionales no podían evitar cierta incomodidad y sospechas sobre cambios ideológicos en el autor. Sus detractores esperaban una invectiva brutal contra sus creencias. «No sé por qué es tan extraño. Yo ya había trabajado en bastantes adaptaciones de autores clásicos, como Kafka, pero no tengo una razón definida para haber hecho el Génesis. Es un libro que me atraía y el reto de ilustrarlo me parecía divertido. Todo está en el Génesis, todas las historias de alguna forma u otra están en él. Dibujarlo podía ser una forma de probar mis capacidades», asegura el autor.

Las críticas de los grupos más fundamentalistas eran esperadas, pese a que Crumb aseguraba un respeto máximo a la literalidad del texto: «Cuanto más fanáticos, más ofendidos se pueden sentir, porque entienden la Biblia como una especie de libro secreto intocable. Pero yo no he intentado ni he buscado ridiculizar o parodiar a la religión, he sido muy respetuoso y lo he hecho lo mejor que he podido, intentando plasmar el texto fielmente. Pero no creo que sea un libro sagrado o la palabra de Dios, creo que es la palabra de los hombres. Supongo que es imposible no ofender a aquellos que quieren ser ofendidos. No sé, a lo mejor tendría que tener cuidado por si alguien quiere matarme a partir de ahora...», explica.

La traslación rigurosa presentó no pocos problemas, desde la elección de la traducción a emplear (en este caso ayudado por la versión de Robert Alter del original hebreo) a todos los problemas de interpretación de imágenes que son conocidos iconos religiosos. «No sé cómo será en castellano, pero los que hablamos inglés crecimos con la versión de King James, donde se usa ese lenguaje ceremonioso y arcaico que da la sensación de un gran secreto compartido. La traducción de Robert Alter me permitió acercarme más al original».

Más compleja que la traducción fue la propia interpretación de Dios, representado con la tópica imagen de anciano de larga barba blanca que irá cambiando sutilmente a medida que progresa el texto, desde un Dios humano y cercano a otro omnipotente, lejano y dramático. «Es así porque así está en el libro», dice Crumb. «En el principio del Génesis la representación es muy humana, un Dios que se relaciona con el hombre, pero a medida que avanza el libro, se va transformando, pasa a ser una voz atronadora en los cielos o incluso termina por aparecer sólo en los sueños, haciéndose cada vez más y más lejano al hombre. Fue muy difícil lograr la forma final que le daría a Dios, lo dibujé muchísimas veces. No sabía si hacerlo de la forma clásica o nuevo, un negro, una mujer o un marine...», cuenta Crumb.

¿Sigue teniendo vigencia la Biblia más allá de lo religioso? En numerosas declaraciones Crumb ha comentado el fundamental sentido político que ha tenido el texto durante siglos. «Afortunadamente hoy no tiene esa lectura, aunque haya Estados que siguen usando a Dios exactamente igual que se usaba hace siglos, como excusa para imponer unas ideas, pero emplearlo como un texto sagrado y vivir literalmente según el texto, es de locos», explica el autor.

En este libro el dibujo de Crumb aparece más trabajado que nunca, con un esfuerzo titánico tanto en la documentación como en la síntesis gráfica y narrativa que le permitiese trasladar textos tan complicados de interpretar como las enumeraciones de generaciones que aparecen constantemente en el Génesis. «Sí, he tenido que hacer un trabajo muy enfocado en la anatomía humana, en la documentación», comenta, «he sido muy crítico con mi propio trabajo y he repetido muchísimos dibujos, pero creo que puedo decir que con este trabajo he mejorado mucho mis habilidades artísticas. Casi he tenido que volver a aprender a dibujar, demostrando que soy capaz de hacerlo. La ventaja del lenguaje del cómic es que sintetizar es uno de sus elementos básicos, y dibujar cómics desde hace cuarenta años me ha ayudado en escenas tan complejas como las de las listas de generaciones».

Un empeño que influirá en futuros trabajos que, con seguridad, no volverán nunca a los libros sagrados: «Cuando comencé la adaptación pensaba que era un reto atractivo, que lo podría hacer en unos meses. Ahora tengo claro que, definitivamente, ésta es mi única y última obra sobre la Biblia, el resto se lo dejo a otros. He acabado completamente agotado, casi enfermo. ¡Incluso he llegado a pensar en no volver a dibujar jamás!».

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