miércoles, diciembre 23, 2009

Literatura / México: Los 30 libros por escribir, la teleconferencia de Ray Bradbury

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El escritor durante la transmisión. (Foto: composta.net)

C iudad Juárez, Chihuahua. 1 de diciembre de 2009. (RanchoNEWS).- El famoso escritor estadounidense Ray Bradbury participó, mediante una teleconferencia, en la FIL de Guadalajara 2009 como invitado de honor de la delegación proveniente de Los Ángeles, California. Bradbury dialogó vía satélite con los asistentes y declaró que todavía tiene 29 libros por escribir (en tanto que otro más está ya en galeras), también habló del fomento a la lectura entre los niños a temprana edad y de que nuestro destino es convertirnos en marcianos. Presentamos a continuación las versiones de Juan Carlos G. Partida de La Jornada; Yanet Aguilar Sosa, enviada de El Universal; Altagracia Lizardo Medina de «El Informador de Guadalajara»; Virginia Bautista de El Excélsior, así como de la agencia DPA e incluso un vídeo de la teleconferencia producido por www.composta.net. Comenzamos con la visión de Partida:

Desde Los Ángeles, Ray Bradbury (Chicago, 1920) se teletransportó a Guadalajara y cientos de personas pudieron apreciar su disgusto porque el futuro manifiesto de la humanidad quedó detenido desde que hace 40 años se llegó a la Luna y no se dio continuidad a la conquista del espacio con la colonización del planeta Marte.

«Desde que el hombre llegó a la Luna nos debimos quedar ahí, colonizarla para preparar el viaje a Marte, que es nuestro destino. Cuando se lanzaron los primeros cohetes yo era un locutor de radio y uno de los que entrevisté me dijo que cuando llegáramos a Marte no habría marcianos; yo le dije: ‘cállese, nosotros somos los marcianos’», comentó.

«A mí lo que me preocupa es que no estemos ya en Marte; deberíamos haber colonizado Marte, debimos tener estaciones en la Luna desde hace 40 años. Tenemos que hacer una base para hacer los viajes a Marte, establecer la civilización en Marte y de ahí a Alfa Centauro», agregó.

«El hombre del futuro es un hombre del espacio, y sólo así vamos a seguir esparciendo nuestra vida y así podremos llegar a vivir para siempre», dijo con una vertiginosidad digna de su convicción premonitoria.

En teleconferencia transmitida esta tarde en el salón 4 de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, insuficiente ante la demanda de público ansioso de escuchar al escritor de 90 años de edad, que dice aún recordar a qué sabía la leche materna, el momento de su circuncisión a los cinco días de nacido y las películas que vio desde los tres años de edad cuando su madre lo llevaba al cine, Bradbury se manifestó listo para escribir al menos otros 30 libros, el más próximo ya en galeras, antes de ratificar que se considera un hombre –como todos– inmortal.

La entrevista en vivo la realizó uno de sus biógrafos, Sam Weller, sentado a su derecha en lo que podría pasar por una estación espacial de no estar Bradbury vestido de saco y con una bufanda multicolor, sentado en una silla de ruedas, con un cuadro de la ciudad de Los Ángeles a la espalda, algunos libros sobre un mueble y un globo terráqueo a escala.

La transmisión se hace in-teractiva cuando en la parte final de la presentación jóvenes presentes en la FIL también interrogan al autor de Crónicas marcianas.

La prodigiosa memoria del homenajeado a distancia, como parte del programa de actividades de Los Ángeles, ciudad invitada de honor del encuentro editorial, parece irrefutable cuando a la velocidad de la luz hace recuentos de la primera ocasión que vino a México, tan precisos 65 años después que hasta recuerda que en Guadalajara se hospedó en un céntrico hotel que todavía está en servicio a tres cuadras de la catedral metropolitana.

«Yo nací en Chicago y cuando estudié la secundaria mi mejor amigo era Eduardo Barrera y a través de él entré en contacto con su familia hispana; nos veíamos como hermanos. Yo era muy pobre, no tenía ni para el tranvía. A los 20 años me pasé a vivir al centro de Los Ángeles, donde había un estudio de cerámica; ahí hice nuevos amigos chicanos, empecé a conocer bien la cultura chicana. Luego empezó la guerra y seguimos en contacto todos estos amigos, de todos recuerdo su nombre, incluso escribí un cuento corto sobre esas épocas (…) En 1945 fui a México, me fui a Cuernavaca, a la costa, y luego volví a subir y me fui a Guadalajara y me quedé en el hotel Fénix de Guadalajara, era un hotel que tenía un precio baratísimo. El viaje siguió en Pátzcuaro, en Janitzio, para pasar la noche de Muertos en ese lugar; me quedé toda la noche en el panteón el Día de Muertos. Algo que me impresionó fue ver a las señoras sentadas en las tumbas junto con sus hijos; esa imagen se ha quedado conmigo desde entonces», rememoró.

Bradbury recordó que en ese viaje a México conoció a John Steinbeck en «una casa privada en la ciudad de México» y luego ambos fueron a desayunar a otra casa adonde fueron invitados.

«Se sentó frente a mí, tenía un ojo azul y otro café y se me quedó viendo con mirada retadora. Yo no creía que estaba frente a uno de los grandes novelistas de Estados Unidos, una persona que había moldeado mi vida; era para mí imposible estar desayunando con mi héroe. En ese viaje conocí también al fotógrafo Gabriel Figueroa».

¿Qué tan importante ha sido el cine para el desarrollo de su imaginación? –preguntó Weller a Bradbury.

He visto todas las películas que se han hecho. Mi mamá era una fanática total, desde los tres años me llevaba. Íbamos tres o más veces a la semana, cuando era adolescente veía hasta 16 películas por semana. Todo mi dinero lo gastaba. Por 10 centavos yo podía ver una función doble. Además, los fines de semana iba a las matinés, así que cuando tenía 20 años había visto unas dos o tres mil películas y eso desde luego que impactó mi trabajo de escritor.

¿Eso contribuyó a que también se convirtiera en guionista?

Mi deseo comenzó con Jim Kelly y ahora ser guionista es parte de mi vida. John Huston me invitó a Irlanda a escribir el guión de Moby Dick. Yo le dije que no, pero la insistencia de Huston me convenció finalmente. Así, una mañana me miré al espejo y me dije que era Herman Melville y terminé 30 páginas en un día. Así que, cuando tenía 33 años de edad, fui Melville por un día.

Para quienes no la conocen, ¿podría hablar un poco de la historia de cuando escribió Fahrenheit 451?

Había estado casado durante un año, tenía poco dinero, vivíamos en un lugar muy pequeño. Deambulé por la biblioteca de la UCLA, bajé al sótano y busqué. Había 12 máquinas de escribir por 10 centavos podías rentar estas máquinas. Me fui a mi casa, tomé una bolsa de monedas, me la llevé a la biblioteca y ponía moneda tras moneda. En nueve días gasté nueve dólares, nueve días escribiendo la primera versión de Fahrenheit. Qué tal, ¿eh? nueve días para la primera versión.

Pero, ¿por qué la escribió, qué lo motivó?

Quise escribir algo para advertir a las personas sobre proteger las bibliotecas, los libros. Yo no estudié en la universidad porque era muy cara, así que toda mi formación la hice en las bibliotecas públicas.

Cuando la escribía, ¿pensó que podría llegar a ser una obra maestra de la literatura estadunidense?

Todas mis historias las amo; fue un trabajo de amor, mi cuerpo está cubierto con esas ilustraciones invisibles y cuando sudo mis historias entran en vida y se cuentan. Entonces Fahrenheit fue bastante fácil de escribir. Había una jovencita que me ayudó a escribirlo, Clarisse McClellan, esa misma muchacha que también le dijo a Montag que amaba los libros.

Aspecto de la teleconferencia. (Foto: E. Barrera)

La versión de Yanet Aguilar Sosa

Ray Bradbury tiene 89 años y más de 30 libros por escribir. El escritor de ciencia ficción más conocido de Estados Unidos por sus libros Fahrenheit 451 y Crónicas marcianas, aseguró que ha terminado un nuevo libro y piensa escribir los otros 29 porque “todavía estoy lleno de alegría y me encanta hacer lo que hago».

El narrador que ha escrito más de 200 libros se encontró, vía virtual, con más de 300 jóvenes y adultos que se dieron cita en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara para escuchar la videoconferencia con el celebrado escritor que habló de su vida, su pasión por la literatura, su definición como escritor, los personajes que habitan sus obras y las historias que han nutrido su imaginación.

Bradbury, quien es el escritor emblemático de la delegación con la que llegó Los Ángeles a la FIL como invitado de honor, habló también de los trabajos a favor del fomento a la lectura entre los niños a temprana edad.

Aseguró que él aprendió a leer y a escribir leyendo cómics por ahí de 1923.

«Yo aprendí a leer de las tiras cómicas, todos los domingos que llegaba el periódico a la casa tomaba las tiras cómicas, entonces puedo decir que hubo personajes que me enseñaron a leer y a escribir; me parece que Charly Brwon y todos los personajes de Schulz pueden enseñarle a los niños y con eso estarían más motivados para leer y escribir», señaló el narrador estadounidense.

Durante la conversación que sostuvo con Sam Weller, Bradbury recordó al Señor Eléctrico, un personaje de una feria o carnaval que estaba cerca de su casa, que detonó en él el afán por contar y por convertirse en escritor. Ese hombre que junto con otros divertía a los pobladores con sus artes exóticas –él por ejemplo se sentaba en una silla eléctrica–, le mostró el camino de la inmortalidad.

Contó como un día de septiembre de 1932 se encontró con el Señor Eléctrico y que él llama «una historia sobre mi intuición», lo que ocurrió fue que ese hombre lo tocó con su dedo y le dijo: «vive por siempre y yo dije cómo se hace, cómo se vive para siempre»; también le dijo que limpiara su lenguaje, entonces le presentó a varias personas, entre ellas al Hombre Ilustrado, del cual a los 30 años escribió su historia.

«El Señor Eléctrico me contó su filosofía, él me dijo ‘estoy contento de que tu estés en mi vida’, yo le dije ‘Señor Eléctrico nunca te he conocido’; él me dijo que en octubre de 1919 yo era su mejor amigo en París, él me dijo que estaba de vuelta en el mundo con un nuevo rostro, un nuevo nombre, pero que el alma que salía de mi rostro, era el alma de su amigo que fue muerto en 1918 y había regresado al mundo», señaló.

Bradbury aseguró que de alguna manera el Señor Eléctrico lo inspiró a ser escritor, al día siguiente de ese encuentro se fue a vivir a Tucson, Arizona, sus padres le regalaron una máquina de escribir y «así escribí mi primera historia que fue sobre Marte porque el señor Eléctrico me había dicho que viviera para siempre. Ese libro es parte de mi plan para vivir por mucho tiempo».

Su pasión por la biblioteca le demostró que era natural que él escribiera, pues cada semana leía 10 libros; después llegó su interés por la ciencia ficción, «por las metáforas, por los cohetes que no se habían construido, por los monstruos en otros planetas que no habíamos visto todavía y algunos de los misterios que existen en el mundo y todavía no hemos visto, ésa parte es la que me atrae».

La versión de Altagracia Lizardo Medina

Emocional y poético. Una genialidad. Un profeta que cautiva. Así lo llamaron algunos de los jóvenes que acudieron al homenaje que la Feria Internacional del Libro le rindió al escritor y guionista angelino Ray Bradbury, quien de manera virtual, además de ser reconocido por su trabajo, intercambió ideas sobre el cine, sus historias, sus influencias, sus asignaturas pendientes, su excelente memoria, su preparación autodidacta y su amor por la vida y por la creación de fantasías alternas, esto a través de una videoconferencia.

Emotiva y extensa, así fue la experiencia de las decenas de seguidores que acudieron al encuentro con el escritor, incluso fue necesario instalar afuera del Salón número 4 algunas sillas y poner en sintonía dos pantallas. Así, la presencia virtual de Bradbury, desde Los Ángeles, California, despertó el interés en muchos durante los 90 minutos que duró, suficientes para responder numerosas preguntas. Sus influencias como escritor, a quiénes ha influido, cómo observa el porvenir de Latinoamérica, por qué usar el futuro y no el presente en sus creaciones fueron algunos de los cuestionamientos que se le formularon, hubo hasta quien pidió un consejo para formarse como escritor.

Las respuestas de Bradbury, quien en 2002 fue nombrado en Francia como Caballero de las Artes y las Letras, fueron más que motivadoras. Aconsejó a los jóvenes escribir tanto como les sea posible, pues afirmó que en esa medida serán mejores.

También se dijo afortunado de hacer lo que ama y amar lo que hace, pues dijo esa ha sido la clave para destacar en cualquiera de los géneros, tanto del cine como de la literatura. «Busco siempre llegar al corazón de la gente para que la gente sueñe con lo que escribo», afirmó el creador de obras tan reconocidas como Farenheit 451, que fue llevada al cine en 1966.

Sobre personajes que definitivamente lo cautivaron nombró a Miguel de Cervantes de Saavedra y a William Shakespeare, y por lo que respecta a Latinoamérica afirmó que Jorge Luis Borges es a quien más admira y a dicha tierra le auguró un positivo futuro.

Tristemente, a su avanzada edad, dijo tener problemas con su vista y oído, sin embargo eso parece no significar un obstáculo para mantenerse activo. Se declaró tranquilo con respecto a la mortalidad y feliz por la trascendencia a través de sus hijos y nietos.

Conforme pasaban los minutos más cuestiones poco conocidas salían a la luz, además de asegurar que con 89 años de edad al menos le faltan 30 libros por escribir y uno de ellos es en el que actualmente trabaja.

Ray también admitió que nunca pasó por su mente lograr lo que hasta ahora ha conseguido, y a la distancia considera que el amor ha sido su motor, al tiempo que reconoce que sólo concibiéndose como dos personas, la que escribe y la que observa, podría situarse como uno de los escritores y guionistas más reconocidos del mundo.

Su consejo final fue con respecto al poder del conocimiento. «La humanidad progresará con la flama del conocimiento, prepárense, no es necesario acudir a una universidad, basta con acercarse a una biblioteca, así me formé. Permítanme vivir por siempre, bendiciones a todos».

La mayoría de los asistentes eran jóvenes. (Foto: Archivo)

La versión de Virginia Bautista

«Tengo 30 libros más por escribir y los voy a escribir todos, porque estoy lleno de alegría y amo lo que hago», aseguró ayer el pionero de la ciencia ficción Ray Bradbury, quien a sus 89 años y 144 títulos publicados, cuatro hijos y cuatro nietos, está convencido de que es «inmortal».

En videoconferencia desde Los Ángeles, y ante unos 300 estudiantes fascinados, algunos acompañados de sus padres, el legendario autor de Farenheit 451 (1953), que sigue vendiendo 50 mil ejemplares al año, afirmó que todas sus historias son como sus hijos. «Las amo a todas. Ha sido un trabajo de amor. No las pienso, las hago, las vivo. Fueron un sueño dentro de mi cabeza».

Entrevistado por su biógrafo Sam Weller, el novelista, cuentista, poeta, ensayista, guionista de cine y locutor de televisión, quien a través de su obra adelantó la realidad virtual y las pantallas planas, ahora pronostica que el hombre será el futuro viajero del espacio, con el fin de «esparcir la vida humana por todo el universo».

«Cuando hace 40 años llegamos a la Luna, debimos quedarnos ahí para preparar nuestro viaje a Marte; este planeta es nuestro destino, porque nosotros somos los marcianos. Me preocupa que no estemos ya en Marte, como el inicio de ese viaje», agregó el amante del cine con excelente memoria y dicción.

El autor del guión de la película Moby Dick evocó desde su casa el viaje que realizó a México en el otoño de 1945, cuando recorrió Morelos, Guadalajara y Michoacán. «Fuimos a Pátzcuaro el Día de Muertos. Visité el panteón y me impresionó ver a las mujeres sentadas sobre las tumbas, poniendo flores y cantando. Esa imagen se quedó conmigo para siempre. Fue una de las mejores experiencias que he tenido y por eso estoy aquí ante ustedes».

Esta leyenda literaria respondió, al final de la entrevista en vivo, transmitida en tiempo real, las preguntas de algunos de los jóvenes que lo escucharon risueños durante más de una hora y aplaudieron sus chistes y ocurrencias. «Hay que hacer lo que amas y amar lo que haces. Hay amor en todo», concluyó.

La versión de Dpa

El escritor estadunidense Ray Bradbury dijo hoy que le quedan «30 libros más por escribir», al participar a través de una videoconferencia en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

«Pronto terminaré uno», dijo el autor, que ha escrito 144 obras, entre novelas, cuentos, poemas y guiones, entre ellas Farenheit 451, que vende unas 50 mil copias al año el mundo.

«Hay dos yo, dos Bradbury: el que escribe y el que lee. El que mira hacia atrás y dice, cómo es que hizo todo eso y la respuesta es, sólo por amor», afirmó el escritor.

Nacido en Chicago y residente de Los Ángeles desde adolescente, el autor de Crónicas marcianas no fue a la universidad por falta de dinero. Su educación fueron los libros.

Durante 10 años fue tres días a la semana a la biblioteca. Llegó a sacar una decena de libros en un día.

«Hay que empezar desde el kínder para que los niños aprendan a leer. Que cuando tengan seis años ya sepan bien leer y escribir. Hay que darles libros a los niños. Yo aprendí a leer con las tiras cómicas».

El autor contó de un viaje que hizo a México y de su gran amigo de la niñez Eduardo Barrera, un latino de Chicago.

En 1945 viajó a Cuernavaca, fue a una playa mexicana y estuvo en Guadalajara, en el hotel Fénix. También fue a Pátzcuaro y Janitzio, donde pasó la noche del Día de Muertos en un cementerio.

Alabó al argentino Jorge Luis Borges, "un escritor fantástico» y deseó un mejor futuro para América Latina. «El futuro les pertenece», dijo. «Esta noche quisiera bailar con ustedes un tango», agregó.

Fragmento de la teleconferencia



1 de Diciembre de 2009
Sala 4, Feria Internacional del Libro en Guadalajara

La oportunidad era única y la respiración se entrecortaba, se abrió el espacio para preguntas, las mismas que serían respondidas -en videoconferencia- por una leyenda. Empecé a sudar y levanté la mano, tenía que hacerlo, quería charlar con el hombre cuya novela marciana me hizo llorar. Me acercan el micrófono, fui el primero, me levanté nervioso y esto fue lo que salió de mi boca: «señor Bradbury, su amor por el cine es legendario, me gustaría saber, si el escenario de Farenheit 451 se aplicara a las películas, es decir, si las sociedades empezarán a quemar el legado cinematográfico de la humanidad, ¿cual sería la primer película que usted salvaría?» ... silencio en la sala. Algunos murmullos, pienso: ¿fue mi pregunta demasiado ñoña? silencio... un murmullo detrás de mi dice: que buena pregunta, la traductora hace su labor, el tiempo corre lento. Sam Weller recibe la pregunta por audífono y hace un gesto de sorpresa, le hace llegar mi duda al maestro que al recibirla, hace un gesto curioso y se pone a pensar, cierra los ojos y me responde: «salvaría Citizen Kane, es mi favorita, recuerdo cuando la vi por primera vez y dije: ésta es la mejor película que he visto en mi vida, tiempo después conocí a Orson Welles y le dije: te amo, hiciste la mejor película de la historia, yo salvaría esa película». Me emociono, sonrío, me veo en la pantalla junto a Ray Bradbury, al terminar su respuesta toma una copa y bebe un sorbo de vino. ¡Salud maestro, larga vida!.

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