domingo, mayo 30, 2010

Literatura / Entrevista a Juan Madrid

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El escritor nativo de Málaga. (Foto: Chema Moya)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 24 de mayo de 2010. (RanchoNEWS).- A Donostia (San Sebastián en euskera) viene siempre feliz, con ganas de reencontrarse con viejos amigos y disfrutar de esta ciudad «tan maravillosa». Juan Madrid (Málaga, 1947), uno de los escritores más fieles al género negro, en forma de cuentos, novelas y guiones, hablará esta tarde en Literaktum de la literatura y su futuro en la conferencia Manifiesto de una literatura útil . Y no se olvidará de su peculiar detective Antonio Carpintero, alias Toni Romano, escribe Elisa López del Diario Vasco desde San Sebastián, para la introducción de la siguiente entrevista:

¿Cómo está la actividad literaria en este momento?

Se está renovando un debate que surgió en la primera mitad del siglo pasado pero que fue marginado por la postmodernidad, y es la relación entre la literatura y la historia. Ahora existe un enigma: si la literatura tiene que limitarse a ella misma o si el escritor debe adoptar una postura más intervencionista. Es decir, si se queda ensimismada en su torre de marfil o sale a la palestra, y todo indica a que se está recuperando esa función antigua de la novela de posicionarse entre defender el orden establecido o en defender uno nuevo.

Es decir, recuperar el término «intelectual comprometido».

Este término apareció cuando el fascismo era un peligro real, ahora es diferente. Los escritores tenemos un compromiso ineludible porque, queramos o no, cada novela es una propuesta de mirada al mundo. Hay una postura y una concepción de la novela sobre el amor, la ternura, el sexo, el castigo, Dios... Pero esto no influye en si la obra es buena o no; puede ser magnífica con postulados reaccionarios y viceversa. Un ejemplo claro es el magnífico poeta Elliot. Era católico y monárquico, pero la verdad que transmite en su obra no tiene nada que ver con esto. Yo me puedo identificar con él como ser humano, pero no compartir su ideología.

¿Y qué deben hacer ahora los escritores?

Debemos tener una postura intervencionista, sobre todo en este momento en que la crisis del capitalismo ha llegado a grados angustiosos. La función de la novela es desvelar la realidad, y la pregunta sería si podemos sentarnos tranquilamente mientras el mundo se desmorona. No es para tomarlo a broma. Pero salir de la torre de marfil es una opción personal y yo no soy ningún centinela. Sólo descubro una realidad y esto es un fenómeno global que ya se está dando en todos lo países del mundo y sobre todo en la novela policíaca.

La industria o el mercado editorial, ¿qué pintan en todo esto?

La virulencia del mercado es bestial. Actúa como un dictador con nombre y apellido, no es una entelequia. Los centros distribuidores de ideologías están en pocas manos y controlan editoras, periódicos... hasta universidades. Deciden lo que es bueno o malo, bello o feo, y lo que no se vende no existe. Una visita a una librería de 1971 y a una de hoy daría idea de todo esto.

Mientras, usted sigue con su novela negra.

Estoy refugiado en la novela negra, como camuflado. Es verdad que utilizo materiales de derribo de novela negra para construir las historias, pero no son descodificables como novela policíaca. Llevo treinta años en esto, desde cuando creé a mi personaje Toni Romano.

Durante una temporada le dio un descanso, ¿por qué se deja un personaje, por saturación?

Sí se da una saturación. Además, yo quería contar la historia de la Transición. Hablar de mis experiencias como periodista durante esos años. Y lo hice con esos códigos de novela policíaca y con ese personaje, un ex policía metido a detective sin licencia.

¿Para escribir novela negra hay que vivir en el lado oscuro?

Es necesario para cualquier escritura porque la realidad no se presenta obvia. Nosotros la reelaboramos para que llegue al público. El problema es que el ciudadano está absolutamente mediatizado por el bombarbeo de televisión, prensa...

¿Qué le parece el fenómeno de la literatura negra sueca?

-na operación de marketing brutal. Y la trilogía de Larson no me gusta, me parece de un infantilismo político acojonante. Es para un público que compra una novela al año y tiene que ser gorda, con muchas páginas. Ya de gastarse 20 euros, que sea gorda. Algunos compran libros para poner en la librería y otros no saben ni qué comprar.

¿Y los libreros o el boca a boca?

Claro que una novela te la puede recomendar un librero o un amigo, pero como las relaciones humanas son mínimas... Eso ocurría antes cuando la gente se reunía más, había más cercanía. Sin embargo, en Euskadi sí se da ese fenómeno: la cuadrilla, las comidas familiares, tomar un vino con un amigo.

Precisamente hoy está en Donostia, pese a que no sale mucho de Salobreña.

Viajar de un sitio a otro para dar conferencias me quita mucho tiempo de trabajo. Sólo salgo cuando la propuesta es interesante y me apetece. Como venir a Donostia, tengo un hijo vascoparlante y su madre es vasca, mi ex mujer, y tengo buenos amigos. Es un plan estupendo; me encanta esta ciudad.

¿Tiene algún proyecto de cine?

Mi experiencia con el cine es muy buena, además doy clases en la Escuela Internacional de Cine de La Habana. Tengo escrito un guión que está en manos de un director... pero yo no voy pidiendo. Soy un escritor que puede hacer cine y no un director de cine que hace libros. De todas formas donde más cómodo me encuentro es la novela.

¿Y ahora con qué está?

Mi última novela, Bares nocturnos se publicó el pasado noviembre. Y ahora sigo con otras historias; normalmente si no estoy escribiendo, estoy preparando algo. No paro de trabajar.


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