jueves, junio 17, 2010

Fotografía / México: «Détours: de Oaxaca à Tannay» de Véronique Godard

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La fotógrafa y Paul Leduc en la Casa de Francia, anteanoche, durante la presentación del libro de la fotógrafa. (Foto: Marco Peláez)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 17 de junio 2010. (RanchoNEWS).-«Yo tomaba fotos desde que era chica; crecí en una familia de imágenes. Para mí era natural tener una camarita a los 10 años y hacer fotos de mis muñecas, pero la fotografía no es mi profesión: estudié letras griegas», afirma Véronique Godard, quien acaba de publicar Détours: de Oaxaca à Tannay, volumen integrado por una selección de un centenar de imágenes. Una nota de Ericka Montaño Garfias para La Jornada:

Las fotografías de este libro, publicado por Filigranes Éditions y que se presentó la noche del martes en Casa de Francia, son una pequeña parte de los 800 rollos con los que Véronique Godard, hermana del cineasta Jean-Luc Godard, se encontró a su regreso a Francia después de vivir varios años en México.

«Son fotografías que cruzan miradas, paisajes, arquitecturas. La fotografía como un reflejo de mi propia mirada», dijo la artista a La Jornada al finalizar la presentación, en la que estuvo acompañada por Paul Leduc y Jorge Margolis.

«No están en orden cronológico, sino que van por miradas: cómo la mirada de alguien en Grecia se parecía a la de una chica en Inglaterra. El título refiere a México, porque la mayoría de las fotografías fueron tomadas aquí».

Véronique Godard vivió en México entre 1968 y 1981; trabajó en el Instituto Francés para América Latina (IFAL) y en la Cineteca Nacional, que en ese entonces estaba en Churubusco.

Después de su estancia aquí viajó a Estados Unidos y, al regresar a Francia, «comencé a encontrar en mis maletas unos rollos. Más de 700 u 800. Mi hijo Paul (Grivas) me empujó mucho y decidimos que teníamos que hacer algo con estas fotos. El resultado es el libro», en el que figuran textos de la directora Agnés Varda y de la historiadora y crítica de cine Luce Vigo, hija del cineasta Jean Vigo.

El cineasta Paul Leduc recordó los primeros encuentros con Véronique Godard, uno de ellos en San Cristóbal de las Casas, en 1968, y ya después en locaciones o en Zacatenco, ante el rumor de que sería tomado por el Ejército.

«Pero no recuerdo si ella llevaba cámara. Si la llegó a traer y tomó fotos, supongo que pensamos que eran las fotos de una turista que llegaba a un país totalmente diferente a lo que ella imaginaba y que tomaba las fotos que cualquier japonés toma en cualquier parte. No me acuerdo de ella tomando fotos. No sé cuándo ni cómo se las arreglaba para tomarlas. A lo que voy es que había un pudor de Véronique ante la fotografía o ante el hecho de considerarse fotógrafa. No se consideraba fotógrafa. Acabo de recordar algo que dijo en una entrevista: ‘no voy a tomar más fotografías’, lo cual ha dicho muchas veces, y sin embargo hace un momento estaba tomando fotos».

Ese pudor de Véronique ante la fotografía, agregó Leduc, «se ve reflejado también en las fotos: son fotos de alguien muy púdico. No sólo muchos de sus amigos cercanos no sabíamos cuándo tomaba las fotografías, sino que podría asegurar que ninguno de los fotografiados se dio cuenta de cuándo le tomó esas imágenes. Lo importante es que Véronique haya roto ese pudor y se haya decidido a mostrarlas, a asumirse como quien las tomó».

Para Jorge Margolis las fotografías de Détours: de Oaxaca à Tanney son las del viaje que emprendió Véronique Godard desde Suiza, «saliendo de su ambiente montañés y lacustre, lleno de gente bien, ordenada, acomodada, para encontrarse con otro tipo de vida, con la que busca llenarse de imágenes de verdad. De encuentro que significa participar en la historia, sentirla, amarla; amar las diferencias y plasmarlas en el arte del instante».

Lo que vemos en el libro «es historia y es su historia, y también es una historia de la conciencia, de cómo ella, a través de ese ojo, tras esa cámara, va captando momentos que pueden recordar todo lo que tiene que ver con la humanidad».


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