Enrique Bátiz. (Foto: Dirección General de Música UNAM)Ciudad Juárez, Chihuahua. 18 de junio 2010. (RanchoNEWS).- Antes de partir a España, el jueves 24, con la Orquesta Sinfónica del Estado de México (OSEM) para participar en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, Enrique Bátiz dirigirá cuatro conciertos de despedida en el país. Una nota de Ángel Vargas para La Jornada:
Dos tendrán lugar en el estado de México, mientras los restantes serán en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario (Insurgentes Sur 3000): el domingo 20 de junio a las 18 horas y el martes 22 a las 20 horas, respectivamente. En esas fechas la OSEM interpretará los dos programas que preparó para esa gira.
En entrevista con La Jornada, el director Enrique Bátiz refrenda su condición de artista polémico. «Más vale tener fama de hijo de la chingada que de pendejo o mediocre. No trabajo para quedar bien con alguien; trabajo para hacer música de la manera correcta, estar apegado a lo que plasmaron y piden los compositores en sus partituras», enfatiza.
«Unos se asustan con el tono de voz fuerte, con la exigencia, y ésos no pertenecen al gremio musical, sino al de los que ovulan. Pareciera que vivimos en un país de príncipes y princesas, en el que nadie o muy pocos están acostumbrados a las exigencias. Por eso me he peleado a muerte, por defender la búsqueda de la excelencia. Y a eso le llaman mala fama y no: eso es buena fama. Los que tienen mala fama son los que tocan mal, los que no se exigen ni aceptan exigencias; ésos son los que merecen reproches. Justo ellos son los que hablan así, mal de mí, esa bola de mediocres. Que quede claro que no le sacateo a ningún tema».
Para el también pianista, quien es fundador de la OSEM y su titular en un segundo periodo, la invitación que el festival español hizo a la orquesta representa un hecho «honroso y digno».
«Más que un honor, es un alta responsabilidad. Tenemos que tocar muy bien, y estoy seguro de que lo haremos. De acuerdo con el parámetro de cómo se comportan nuestras orquestas (en México), la verdad resulta un altísimo honor, porque el parámetro es regular tirándole a bueno; pero aquí se trata de excelencia, de lo muy bueno a lo excelente», indica vía telefónica al término del ensayo.
He trabajado como loco y en algún lado se me tendría que reconocer. No tengo mala fama; han querido eso, lo han deseado algunos nacos, y quienes les hacen caso se convierten en uno de ellos, me refiero a algunos músicos.
«Sí, sé que tengo mala fama: de grosero, patán, tirano, dictador, de todo lo que no les gusta, y lo único que hago es pedir que la nota do sea trabajada como tal y no como re. No son culpa mía las fallas educativas de los músicos de otras orquestas; de lo que sí tengo responsabilidad es de los que están bajo mi dirección. Si por eso tengo mala fama…»
Bátiz considera que no es gratuito que la del Estado de México sea una de las tres orquestas extranjeras que participarán en el festival de Granada, donde llegará al lado de la Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar y la Staatskapelle Berlín, en cuyos podios estarán dos de las más grandes figuras de la dirección orquestal en el mundo hoy día: Gustavo Dudamel y Daniel Baremboim, respectivamente.
Ésta, puntualizó, fue una invitación que se le hizo a la agrupación mexicana desde hace dos años, después de un proceso de selección, y viajan con todos los gastos pagados (cuyo monto es de alrededor de 300 mil euros) para ofrecer dos conciertos, el 27 y el 29 de junio, con sendos programas de corte iberoamericano.
Los 99 músicos de la OSEM interpretarán obras de Piazzolla, Ginastera, Halffter, Ponce, Chávez, Moncayo, Villa-Lobos, Blas Galindo y Arturo Márquez, además de hacer el estreno de una obra comisionada al puertorriqueño Roberto Sierra y llevar «preparados muchos encores».
Según el director, los dos conciertos serán grabados por la televisión cultural francesa para transmitirlos por seis canales y existe el proyecto de editarlos en formato dvd.
«Esta invitación (del festival de Granada) nos cae muy bien. Siempre es difícil para un director, porque una orquesta es como entrar a una jaula con leones y leonas, y entonces el domador debe ser muy hábil para que no se le venga un león encima», refirió Enrique Bátiz.
REGRESAR A LA REVISTA