miércoles, agosto 04, 2010

Arte Público / México: Inauguran el mural «Sueño de una tarde de domingo en el callejón del Cuajo»

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Doce alumnos del taller de aerografía de la Casa de Oficios Vizcaínas, coordinado por el artista Guillermo Heredia, realizaron esta paráfrasis del célebre mural de Diego Rivera. En la imagen, participantes en la inauguración, ayer, de la obra emplazada en la calle de Regina. (Foto: Yazmín Ortega Cortés)

Ciudad Juárez, Chihuahua. 3 de agosto 2010. (RanchoNEWS).- El mural Sueño de una tarde de domingo en el callejón del Cuajo, que ayer fue inaugurado, además de su colorido representa un alegre homenaje al historietista Gabriel Vargas, al cronista Carlos Monsiváis, al escritor y cantante Carlos Montemayor, así como al narrador Armando Jiménez, personajes de la cultura nacional fallecidos en el transcurso de este año. Una nota de Ángel Vargas para La Jornada:

La obra también se erige en símbolo de la recuperación de espacios públicos, además de servir como medio para fomentar la participación y la convivencia entre los habitantes del Centro Histórico, donde está emplazado.


Por lo menos esos son los propósitos con los que 12 alumnos del taller de aerografía de la Casa de Oficios Vizcaínas, coordinado por el artista Guillermo Heredia, realizaron esa paráfrasis del célebre mural de Diego Rivera.

«Es importante tener conciencia de que el espacio público nos pertenece a todos y nos lo reapropiemos. Una obra como ésta es siempre un espacio de reflexión y convivencia, de comunicación».

Así lo destacó Heredia durante la ceremonia inaugural de esa pieza pictórica, plasmada sobre el muro de un jardín público ubicado en el número 40 de la calle de Regina.

Con dimensiones de 16.5 por cuatro metros, el mural es una copia-homenaje del titulado Sueño de una tarde de domingo en la Alameda, de Diego Rivera, con la diferencia de que los protagonistas son los personajes de La familia Burrón, entrañable historieta creada por Gabriel Vargas.

En lugar de La Catrina, de Diego, puede observarse a doña Borola Tacuche, quien es flanqueada por su esposo, don Regino Burrón, y sus hijos: Macuca (quien personifica a Frida Kahlo), Regino El tejocote y Foforito Cantarranas.

Al lado de ésos y otros protagonistas de los Burrón, fueron estampadas las caricaturas de Carlos Monsiváis, quien aparece en lugar de la imagen de Diego cuando era niño, tomado de la mano de Doña Borola; y de Carlos Montemayor, elegantemente vestido, ubicado en uno de los extremos.

Además de sus monitos, Gabriel Vargas fue representado a bordo de un globo aeroestático con su nombre y Armando Jiménez mediante el dibujo de su famoso gallito inglés.

Cultura y cambio

La inauguración consistió en el corte de un listón a cargo del director general del Fideicomiso del Centro Histórico, Inti Muñoz. Entre los asistentes, se encontraban la historiadora Alejandra Moreno Toscano, autoridad del Centro Histórico, y Susana de la Garza, viuda de Carlos Montemayor.

Convertida en andador peatonal desde hace un año, tras su remozamiento, la calle de Regina es el escenario de «un laboratorio de transformación de la vida y la relación de los vecinos con el espacio público», según Alejandra Moreno Toscano.

La de este sitio «ha sido una recuperación mediante la cultura, en su sentido más amplio, como una forma de vivir; por allí está el cambio», subrayó en entrevista la especialista, quien adelantó que existe el proyecto de instituir el nombre de Callejón del Cuajo (donde se encontraba la vecindad habitada por Los Burrón) a un sitio del Centro Histórico, para lo cual hay dos opciones: uno ubicado por el rumbo de La Merced y otro detrás de la plaza Garibaldi.

Al formar parte de un proyecto de murales efímeros, Sueño de una tarde de domingo en el callejón del Cuajo permanecerá en dicho lugar alrededor de dos o tres meses, si bien será documentado en video y posteriormente, gracias al Museo de El Estanquillo, exhibido en otros sitios.

Sus creadores preparan otra obra similar para la calle de Regina, aunque su temática versará sobre el pulque como elemento de identidad, proyecto que contempla decorar los muros de las seis o siete pulquerías que subsisten dentro del primer cuadro capitalino.


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