viernes, octubre 29, 2010

Libros / México: A la venta el «Diccionario de Americanismos»

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Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española, encabezó el evento en la sede de ese organismo en Madrid. (Foto: Juan Carlos Rojas / Notimex)

C iudad Juárez, Chihuahua. 29 de octubre de 2010. (RanchoNEWS).- Si viaja usted por América tenga cuidado con lo que dice: si habla de coger, por ejemplo, recuerde que en Ecuador hace referencia a embriagarse rápidamente, en República Dominicana significa incurrir en una falta o delito, en Honduras se trata de una suspensión de un alumno, mientras que en México es una invitación directa a tener sexo. Esos significados son privativos del español en América, escribe Sonia Sierra de El Universal de la Ciudad de México.

Sucede que este idioma, que hablan alrededor de 450 millones de personas, es una lengua que en América está llena de palabras y acepciones diversas con relación al que se habla en España. Las voces que tienen un significado particular en este continente componen el nuevo Diccionario de Americanismos, un libro de dos mil 333 páginas que reune cerca de 70 mil entradas y que tomó 11 años de trabajo a las 22 Academias de la Lengua Española.

A un precio de $975, la obra está ya en las librerías mexicanas, editada por Santillana, y será presentada en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. El proyecto fue dirigido por el académico cubano Humberto López Morales.

«Cada academia americana participó revisando y proponiendo voces propias de sus respectivos países, y no nada más voces sino también acepciones, porque hay algunas voces que pertenecen al español general, pero que tienen un significado particular en América», dice Gonzalo Celorio, secretario de la Academia Mexicana de la Lengua (AML).

José Moreno de Alba, director de la AML, dice que el diccionario incluye «palabras y acepciones propias del español hablado y escrito en América, donde figuran indigenismos y voces patrimoniales del español pero que tienen en América varios significados».

Los otros sabores del chocolate

«Es un diccionario totalmente científico en el sentido de que es un diccionario descriptivo, no es normativo. No dice cuáles son las mejores palabras, cuál debe ser preferible en su uso, sino que describe con toda crudeza cómo se utiliza la lengua española léxicamente en América», explica Gonzalo Celorio.

Él compara: «el de los Americanismos es un gran diccionario que tiene cerca de 70 mil entradas, y el de la Real Academia Española (RAE) tiene 90 mil, así que son casi de las mismas proporciones». En el de la RAE hay voces que proceden de América, que ya son parte del español general y, por consiguiente, no están consignadas dentro de este nuevo diccionario.

Por ejemplo, los significados ya conocidos de las palabras chocolate, caimán, caníbal, que se usan en todas partes, no aparecen aquí. Lo que viene en este diccionario es la lista de otros usos locales que hay en naciones americanas.

Cada palabra en el Diccionario de Americanismos viene acompañada de las iniciales de los países donde su utiliza con determinado significado. De acuerdo con el término y sus aplicaciones, se enumeran estos significados, se explica de qué tipo de locución se trata (sustantiva, adjetiva, verbal, adverbial o interjectiva) o si es derivado de otra palabra; luego se acota si su uso es popular, vulgar o culto o si se habla de manera espontánea. Finalmente, hay en algunos casos un listado de expresiones con las que se suele acompañar ese término.

«Las voces están presentadas por orden alfabético y en cada palabra hay también locuciones adverbiales, no es un diccionario de refranes, pero están las maneras como estas palabras se combinan con otras para dar expresiones peculiares. Incluye algunas expresiones, pero están siempre subsumidas en la entrada de una palabra en particular».

El verbo «Dar», que en el Diccionario de Americanismos ocupa 14 páginas, es un ejemplo no sólo de los diversos significados, distintos del original, que tiene una palabra, sino de las múltiples variantes de expresión local que tiene:

En México y República Dominicana significa darse por vencido; en Cuba, que un niño acepte gustoso la compañía de una persona; en Argentina y Chile es ser agradable en el trato; en Costa Rica es desistir de algo. Sumados a esos significados hay múltiples usos para la palabra dar; algunos son: «a darle que es mole de olla», que en México indica que algo se haga con celeridad; «dar balón» en El Salvador es engañar a alguien; «dar bollo» en Venezuela es golpear a otro; «dar candela» en Colombia es tirotear; «dar de arroz y de masa» en Puerto Rico es humillar; «dar los tres golpes» en Panamá es comer las tres comidas; «darse la papa» es drogarse en Argentina y «darle sopa de muñeca» es propinar una golpiza, en Nicaragua y Costa Rica.

«Reúne las voces de todos los países hispanoamericanas que sean peculiares y en algunos casos esas voces son supranacionales. No son exclusivas, por ejemplo, de México; además del signo de México están marcadas con los signos Guatemala o el de Honduras porque las isoglosas, como se llama las fronteras lingüísticas, no son precisamente correspondientes con las fronteras nacionales», comenta.

Respecto a las conclusiones que deja este proyecto, Celorio comenta: «La lengua española es las lenguas más unitarias del mundo. No hay una diferencia tan acusada entre el español que se habla de un lugar a otro como pasa en otras lenguas. Entre el francés de Francia y el francés de Haití hay casi una ininteligibilidad o entre el inglés de Reino Unido o el de Jamaica hay unas diferencias muy acusadas. Pero en el español podemos cruzar 22 fronteras con un altísmo índice de inteligibilidad. Eso se debe fundamentalmente a que la norma culta del Español es muy homogénea, no había prácticamente ninguna diferencia en la expresión de Jorge Luis Borges, de Alfonso Reyes y de Dámaso Alonso, aunque uno fuera argentino, otro mexicano y otro español. En la medida en que las normas son más populares las diferencias son más acusadas. La lengua española tiene una gran unidad, que es lo que permite una gran comunicación, pero también tiene una riqueza de diferencias».

Las otras obras

El corpus inicial del Diccionario de Americanismos fue articulado con todas las voces que aparecen en el Diccionario de la Real Academia Española con el signo de americanismos o de mexicanismos, argentinismos, colombianismos, etc. Luego se usaron diccionarios locales; en México se apoyaron en el Diccionario de Mexicanismos de Francisco J. Santa María, y en el Diccionario Breve de Mexicanismos de Guido Gómez de Silva.

«Gracias a los adelantos cibernéticos –dice Celorio–, en las academias contamos con corpus léxicos para saber qué palabra tiene tanta frecuencia, cómo se usa, con qué acepciones». Cada academia revisó el proyecto y propuso nuevas voces o enmendó algunas que se atribuían a un país y que no necesariamente tenían frecuencia de uso generalizado.

Acerca de la incorporación de palabras de las etnias locales y grupos indígenas, Celorio comenta: «Es un diccionario sincrónico, no histórico. Entonces sólo se consignan aquellas voces de origen prehispánico propias de algún país de América que no hayan pasado al español general. Hay muchas que pasaron y, por consiguiente, no pueden considerarse americanismos sincrónicamente, sino sólo históricamente. Hay que tomar en cuenta que esas palabras provenientes de las lenguas indígenas en su mayoría son sustantivos, son pocos los adjetivos. Pasaron cosas que no existían en el viejo continente y pasaron con todo y su nombre. Este diccionario está lleno de esas palabras que no pasaron al español general y que sobreviven en las modalidades lingüísticas de cada país de América y a veces de varios de ellos».

El proyecto en México lo coordinó la académica Concepción Company Company, con ayuda de Celorio y de Georgina Barraza Carvajal, becaria.

En noviembre se publicará un nuevo Diccionario de Mexicanismos, de la AML, con la coordinación de Company, presidenta de la Comisión de Lexicografía. La obra, que está en imprenta, será editada por Siglo XXI. La Academia Mexicana también acaba de terminar un diccionario escolar que pronto se publicará y que servirá de corpus para que cada país hispanohablante lo modifique en su versión nacional.

«Es la primera vez –dice Celorio– que España va a usar un corpus mexicano para adaptarlo al español de España; siempre hemos hecho todo lo contrario».

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