martes, octubre 26, 2010

Música / El Paso: «El Jaguar que se pertenece»,una reseña de Jesús González Rivera

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Cartel del evento. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua. 25 de septiembre de 2010. (Jesús González Rivera / RanchoNEWS).- Buena noche de rock, del clásico, puro, sin marketing, ni protagonismos, y mucho menos agresividad. Jaguares presenta un espacio musical que se liga a sus orígenes; en las 23 ejecuciones que realizó. El Coliseo da espacio al evento, un lugar de siempre, pero renovado en sus interiores que permitió al espectador cómodamente escuchar.

El público en general ya no es «ruckero» como la última vez que vino el grupo a El Paso, ahora es un público joven adulto clase media, en un alto porcentaje acompañado de su pareja, seguramente son los hijos de los que ahora no asistieron, bueno excepto alguno que otro que estábamos ahí.

Un público muy agradable sin ebrios ni desfiguros y sí, mucha mujer bonita. Escenario y el concierto mismo de buena calidad por lo que trataré de describírselos brevemente. Un stage negro muy amplio sin adornos muy sobrio y creo muy cómodo, no se ven metales y la batería se encuentra al centro.

Cerati y Soda Stereo cierran el intermedio amenizando con buen volumen, como siempre, de pronto desaparece la perspectiva que tengo de las gradas, de enfrente y a mis pies; y junto con ellos el cuadrado en el piso, lleno de butacas, de frente al stage.

Mira jaguar cómo llegar hasta el final… Rock plano, sencillo, pero rítmico al principio, después Vampiro nutre la pieza con sus primeros requinteos, de mucha fuerza y madurez. En la segunda pieza se oye la voz suplicante, muy característica de Saúl, ahora dentro de un progresivo plano pero muy rápido, muy rápido brindado por las dos guitarras, el bajo y la batería.

Cuando me muera y me vayan a enterrar… después de un openning medio orquestal, sin el agudo inicial, sustituido por una guitarra pesada no tan aguda, donde Saúl contribuye a la ejecución, oyéndose muy bonita la pieza, (de por sí la melodía lo es), en la parte final se adorna con un sonido de mellotrón dándole a toda la expresión un audio muy orquestal.

Continúa el concierto de melodías de rock algunas de ellas, de toque soft rock en sus versiones originales, expresadas en un muy bien elaborado rock, algunas veces pesado, como sustentando que… miedo es el que debe tener el cielo… sin dejar de ser rítmico y setentero que contagia con un volumen que envuelve pero no domina. De todas las veces, tres he visto a Saúl en El Paso, aquí siempre lo veo muy concentrado, ahora otra vez con su cabello largo, muy maduro. Me agrada mucho ver los cuatro elementos del grupo, siendo parte de los tonos metálicos de colores que lucen extremadamente elegantes bajo el efecto abanico de las luces perla que salen en tres o cuatro racimos desde el fondo por encima del grupo hacia el público. Todo tiene un fin, menos el brillo de tus ojos… el romanticismo de la expresión enriquecido con requinto de Vampiro.

Viento abrázanos, viento detente muchos años…y muy bonito estribillo requinteado por Saúl, matizado de buen rock muy al estilo de The Cure. Otro openning, acústico, parece que es un blues, ¡ah sí es un blues!, parpadea Remedios, parpadea, no me dejes en este espacio descompuesto. .. sonido plástico a más no poder, con profundos dotes de dramatismo, poco a poco los demás se unen al lamento suplicante de Saúl, el requinto también le insiste a Remedios, melodía con mucho eco que plantea un rock no pesado pero si tremendamente profundo y alucinante… Remedios parpadea, no me dejes en este mundo descompuesto.

Voy detrás de Ti, como un perro infeliz, rola de rock medio pesado, pero se oye en rock ligero muy elaborada con armonías hacia arriba y hacia abajo, terminando en un tremendo progresivo muy acelerado… ¡Ya no, no, no! Se oye más pesada en el disco. En una pausa Saúl expresa su puntual concepto del Estado Mexicano… no propone algo en concreto pero… ¡ta bien!

Canción ranchera, medio eléctrica, huapachosa. Típico rasgado de cuerdas rutinario de mariachi que combina bonito con la voz de Saúl, muy propio para el son, que al final se convierte en progresivo sordo ligados durante varios compases, terminando con el lamento de charro gritando… ¡que me muero! –Progresivo galopante, percusiones y sonido de mellotrón, buen rock impaciente. Luego dos, tres de rock ligero alegre, bien elaborado, Hay que por ti me muero, que por ti no puedoDetrás de los cerros estas tú, amor… un requinto grueso muy eléctrico y elegante, Vamos a dar una vuelta al cielpara ver lo que es eterno… seguido por una explosión de sonido y luz intermitente, explosión de mucho cuerpo, rítmico por demás rockero, que exige, que dirige, además de ser franco en lo que expresa, muestra que el Jaguar no pierde su esencia, porque se pertenece. El concierto inicia su parte final … decían que nada los iba a separar. La historia de dos que se amaban… termina con una gran orquesta eléctrica que esboza el esperado final. … que el amor es temporal y de repente… ¡Afuera! Nada existe solo adentro.

Un solo de batería seguido de un corrido unplugged para dar paso a la expresión popular… ¡hay veces que no tengo ganas de verte!, dentro de una acústica que se merece la canción. El concierto termina con las melodías clásicas que enmarcan la época donde Jaguares se disemina entre toda la población rockera del país.

Cuando veo a través del vaso… veo que tú eres mi guía, cuando veo a través del humo…y no sé, porque, no me importa saber porque... no dejes que… nos coma el diablo amor, que se trague tu calor que eructe en mi dolor.

Antes de La Negra Tomasa y el último rock los Jaguares se expresan en un rock de percusiones sodas y acústicas progresivas y blues hueco de mucha expresión, que le dice a alguien todo lo asombroso que son… Hay amor hazme creer que todo es verdadhay amor hazme volar sobre el mar. Y nunca me quites ese embrujo tuyo.

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