jueves, octubre 07, 2010

Música / Entrevista a Massive Attack

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Robert del Naja y Grant Marshall, en una imagen reciente. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua, 6 de octubre 2010. (RanchoNEWS).- Los Massive Attack han ido construyendo su fama y el favor del público gracias a su brillantez artística, su longevidad y su peso como creadores de tendencias. Presentan en Badalona (Pavelló Olímpic, hoy a las 21.30 horas) su quinto álbum Heligoland, y el sábado en Zaragoza, en el festival FIZ. El grupo lo forman actualmente Robert 3 D Del Naja y Grantley Grant Marshall (también conocido por Daddy G o G), después de constantes cambios en su seno desde que emergieron hace un cuarto de siglo en la escena de Bristol. De aquella época data el primer álbum de la banda –por aquel entonces un trío, con Andrew Wolves–, un Blue lines que marcó estilo y devino una obra maestra de la música popular del siglo pasado. Las cosas fueron evolucionando con ciertas convulsiones hasta el penúltimo disco de la banda, 100th window, aparecido hace siete años y confeccionado únicamente por Del Naja con la colaboración del productor Neil Davidge. Siete temporadas han tenido, pues, que transcurrir para este regreso a los estudios y a los escenarios. Y el retorno, también, de Grant Marshall, quien asegura a este diario que «el grupo ha recuperado su espíritu del principio». Una entrevista de Estebán Lines para La Vanguardia:

Hace veinte años su música fue calificada de trip hop, un término que ¿significaba algo?

Para mí, no. Se le ocurrió a un periodista inglés que no sabía cómo definir lo que estaba viendo y oyendo en uno de nuestros conciertos. Es una palabra ocurrente que no mentía del todo, porque en nuestros primeros álbumes, como Blue lines o Protection, se reflejaba de alguna manera la escena musical que estaba viviendo la ciudad en aquel entonces, el postpunk, reggae, house, down tempo y, claro, el hip hop.

¿Qué se vivía en la Inglaterra escénica de aquel entonces?

Había tanta música y grupos en los setenta y comienzos de los ochenta, que el aficionado inglés quería otra cosa. Existía también una necesidad de cambio real en el país, que no fue precisamente el que deseábamos con Margaret Thatcher, pero el hecho es que apareció el fenómeno de las raves y de las grandes fiestas como experiencias multisensoriales y nosotros y algunos más las llenamos de música.

Han transcurrido siete años desde el último disco del grupo. ¿No son demasiados?

Yo me marché del grupo durante la grabación de 100th window porque la relación con Robert era imposible, y las peleas entre nosotros eran tremendas. Aproveché ese tiempo para ver cómo mi familia crecía, y cómo mis relaciones con el proyecto Massive Attack se resituaban. Eso requiere su tiempo. Volvimos y nos pusimos a componer y grabar nuevos temas sin ninguna idea preconcebida. Seguimos discutiendo, el proceso de composición era lento y con constantes revisiones y marchas atrás.

¿Ha valido la pena su regreso a Massive Attack?

En términos musicales, desde luego. Para mí, en Heliogoland se ha recuperado del espíritu mestizo de aquellos discos que antes le mencionaba. Hemos vuelto a coger una cantidad enorme de influencias musicales y no sólo musicales que siguen flotando a nuestro alrededor, como el post punk, la electrónica y el dub, y hemos sacado todas las posibilidades que nos ofrece la tecnología. Y diga lo que diga la gente, nuestra música sigue teniendo sangre. Nunca nos han gustado las sombras.

¿Cómo fue la colaboración con Damon Albarn [líder de Blur y Gorillaz] en el álbum?

Habíamos trabajado con él en el pasado y tenemos buena relación. Damon fue fundamental para que Heliogoland acabase siendo una realidad. Estábamos a media grabación y no nos gustaba nada lo que salía, así que decidimos partir de cero otra vez. Fuimos a su casa para ver qué hacíamos y él nos sacó del atolladero.


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