martes, noviembre 02, 2010

Cine / Entrevista a Belén Rueda

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La actriz durante la presentación de Los ojos de Julia en el pasado Festival de Sitges. (Foto: J. Antonio)

C iudad Juárez, Chihuahua, 2 de noviembre 2010. (RanchoNEWS).- Belén Rueda sigue negando que se haya convertido en un rostro habitual del cine fantástico español mientras se planta en las pantallas con otra de miedo. Esta vez menos sobrenatural pero con una tónica ciertamente parecida a El orfanato, aunque sólo sea porque el equipo encabezado por Guillermo del Toro y su papel protagonístico se repitan en Los ojos de Julia. Tras su paso por Sitges, donde la crítica se dividió entre los que la consideraban una película sin alma y los que la ensalzaban como un digno homenaje al giallo, esta historia en la que la actriz pierde la vista a las órdenes de Guillem Morales llega a las pantallas este viernes buscando repetir la exitosa fórmula de la cinta de Bayona. Una entrevista de Marta Caballero para El Cultural:

La última vez que la entrevisté estaba promocionando El mal ajeno y decía que ya tenía ganas de una comedia. En cambio regresa al género con Los ojos de Julia. Reconózcalo, se ha hecho amiga del fantástico.

Cuando te llegan proyectos como éste, lees el guión y luego conoces a un director como Guillem y te proponen estar en un equipo con Guillermo del Toro y la gente de Rodar y Rodar es imposible decir que no. Cuando leí el texto en inglés todo transcurría en Escocia, y me gustó bastante, pero no pude aceptar porque entonces estaba comprometida. Luego, cuando me volvió a llegar, me pareció que había dado un salto tremendo a mejor. Y había que hacerlo. Es una película de género pero como las que me gustan, con una situación especial, con varios retos, entre ellos interpretar a dos hermanas.

Imagino que otro reto sería el de la ceguera, discapacidad que aglutina sonados casos de malas interpretaciones en la historia del cine.

La ONCE nos ha ayudado mucho, la verdad. Pero la que yo interpreto es una ceguera especial, porque va aumentando y ella no está acostumbrada, es ese momento primero de la pérdida de visión. Y he podido comprender cómo a las personas que pierden la vista progresivamente se las trata de forma más injusta, porque tu entorno no te entiende al no tener una ceguera total. Fue importante hablar con ellos y con psicólogos, porque sufren unas fases similares a las de cualquier pérdida, que no tiene por qué estar relacionada sólo con la muerte de un ser querido. Sufren un proceso de negación, igual que lo sufre mi personaje, que además está acostumbrada a estar rodeada de una serie de personas que luego desaparece y que tiene que enfrentarse a otros peligros. Del Toro decía de Julia que pierde la vista pero aprende a ver.

La crítica ha advertido parecidos razonables con El orfanato. ¿Estamos ante una factoría de películas en la que usted es parte de un supuesto común denominador?

Los ojos de Julia es una película muy diferente a El orfanato, incluso la imagen es muy distinta. Aquella era muy maternal, lo fantástico estaba envuelto en un sentido muy tierno y desgarrador... En cambio, en Los ojos de Julia la imagen, los colores, la foto... son muy diferentes, más fríos. Lo que las une es que ambas pueden estar rodadas en cualquier sitio del mundo y que abordan miedos universales. Esta película crea una angustia especial pero no hay un elemento sobrenatural. De lo que se trataba es de que el espectador sintiera la imposibilidad de sobreponerse a lo que pasa.

¿Y el trabajo con Guillem Morales, cómo ha ido?

El planteamiento del trabajo con Guillén ha sido perfecto. Hicimos muchos ensayos, lo que creó un vínculo especial con el resto de los actores. Un vínculo que luego se transmite en la pantalla. Tienes la sensación de que no existe el límite de horas, pero luego merece la pena. Es lo que él nos decía, que quería que estuviese vivo.

Y en mitad de este estreno y de La princesa de Éboli, ¿en qué más está trabajando?

Tenía prevista una serie que no se va a hacer, así que ahora empiezo a rodar con Montxo Armendáriz No tengas miedo, también con Lluís Omar. Y no, tampoco es comedia, pero te prometo que la siguiente lo será.


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