viernes, marzo 18, 2011

Caricatura / España: La novela gráfica «Chernóbil. La zona»

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Viñeta de la novela. (Foto: El Mundo)

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iudad Juárez, Chihuahua, 18 de marzo 2011. (RanchoNEWS).- Más de dos décadas después de un desastre nuclear una de las visiones más impactantes puede ser la de la invasión por la naturaleza de las zonas que la radiación dejó abandonadas a su paso. Una nota de Lucía González para El Mundo:

Así, para acabar de imaginar una historia sobre Chernóbil, una vez que uno se documenta en horrores, se puede hacer una 'excursión ecológica'. «La llaman ecológica y saliendo de Kiev te adentra en el perímetro cerrado que rodea la central. Sin duda lo más impactante es la visita a la ciudad de Pripiat, invadida por la naturaleza. Fue allí donde por primera vez fui consciente de la verdadera dimensión de Chernóbil».

Lo recuerda Francisco Sánchez (Barcelona, 1962), guionista de Chernóbil. La zona (Glènat), con dibujos de Natacha Bustos (Ibiza, 1981). Hizo el viaje para pulir el argumento de esta novela gráfica sobre tres generaciones de una misma familia marcadas de distinto modo por aquella catástrofe en Ucrania de la que el próximo abril se cumplen 25 años.

El lanzamiento del libro se planeó para coincidir el aniversario y, de paso, con el Salón del Cómic de Barcelona. Pero el libro salta a la actualidad antes de tiempo por la triste actualidad que llega desde Japón.

«Ni en mis peores pesadillas me podría haber imaginado que pasaría todo esto otra vez. Diariamente estoy siguiendo las noticias [sobre Fukushima] vía twitter y en periódicos. Continuamente tengo un poco de sensación de dejavú sobre el cómic», señala la ilustradora.

«Se trata de una terrible coincidencia. Después de estar durante tiempo y tiempo metidos en la piel de unos personajes que han vivido las consecuencias podemos vivir esta tragedia también como nuestra», señala el guionista.

La historia, en la que Sánchez y Bustos se unieron para trabajar a través de la mediación de Hernán Migoya, se cuenta en blanco y negro. El estilo de la dibujante se suele caracterizar por sus entintados («pincel y tinta es un gustazo, y el momento que más disfruto en el proceso de elaboración de una página»), pero en esta ocasión la sensibilidad temática le da un estilo más sobrio. «Hacen que el lector de cómic se sienta más próximo a la historia y, además, el tratamiento de ese blanco y negro hace que no sea necesario ningún tipo de aditivo. Es más, añadirle color lo estropearía», señala.

Además, ambos acordaron huir de cualquier tipo de sensacionalismo y no dibujar ni recrearse en las heridas físicas, sólo las psíquicas. «El momento de la explosión se reduce a cuatro páginas de las 186 que tiene la novela, evitando la recreación de situaciones terribles», señala la dibujante.

Incluso desecharon al final «una doble página espectacular con la explosión del reactor», recuerda el guionista, porque «no se correspondía para nada con el tono del libro». Su vocación, añade Sánchez, era contar una historia de personas a través de personajes «ficticios, pero que bien podrían haber existido». Tanto es así que llegó a sentir «obligaciones morales con ellos». Y por esa razón quiso hacer el viaje a la zona de dos de sus personajes, Yuri y Tatiana, en busca de sus raíces.

Mayor información: Accidente de Chernóbil

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