martes, mayo 17, 2011

Literatura / España: «Psicosis III. La mansión Bates» de Robert Bloch

.
Un fotograma de Psicosis, de Alfred Hitchcock. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua, 11 de mayo 2011. (RanchoNEWS).- Están las máquinas de hacer humo, las bandas sonoras que dan sustos, las motosierras, los payasos y los fantasmas románticos, los huesos en el jardín y las tormentas con aullidos, zombies (o «infectados») que corren, y el taxidermista Norman Bates vestido de su difunta madre castradora. El paradójico género del terror, que (a algunos) procura placer en el desasosiego, tiene en estas cosas su tramoya, sus iconos. Después de reeditar Psicosis (de 1959, célebre por la adaptación de Hitchcock) y Psicosis II (1982), La factoría de ideas publica ahora Psicosis III. La mansión Bates (1990), que cierra la trilogía del escritor pulp Robert Bloch en torno a aquel motel añejo a la casa en la colina, de estilo gótico sureño. Una nota de Álvaro Cortina para El Mundo:

Bloch (1917-1994), algo así como un escritor de culto, se ha aplicado en repetidas ocasiones al asunto del asesino en serie. Entre sus primeros relatos, reunidos en El que abre el camino (Valdemar), de los años 40, está Suyo afectísimo, Jack el destripador, donde planta al terrorífico sanguinario de Whitechapel en Boston. Además, The scarf (1947), The will to kill (1954), Pirómano ( 1961) y The star stalker (1968) aparecen en su currículo. Y sumamos a Bates, a quien le va dando una historia cada vez más y más rocambolesca. Si en la segunda parte de la serie se escapaba del psiquiátrico a lo Hannibal Lecter (aunque hay vuelta de tuerca), en esta tercera parte está más o menos en forma de aura nada más. 30 años después del crimen de la ducha, el Motel Bates es un museo con figuras animadas donde, ya en las primeras páginas, unos niños con linterna, como los Goonies, son atacados. Se le eleva a Bates a la categoría de inspirador intelectual, o espiritual. Alguien continúa su obra. Ya se sabe que en el género del splatter (Viernes 13, Halloween, Scream) el malo nunca termina de morir y de comerse excursionistas. Bloch introduce también demonólogos en esta investigación.

Las parapsicologías y los males cósmicos están en este autor desde el principio, también. A los 16 años empezó a cartearse con H. P. Lovecraft, quien tuvo una intensa vida epistolar (que no social), y a quien el adolescente Bloch leía embobado en la revista (también de culto) Weird Tales. Ya con 18 publicó allí. Él, August Derleth, otros miembros del Círculo Lovecraft y el propio maestro de Concord, dieron forma al ciclo de mitología, demonología, «eones de tiempo» y «ciudades ciclópeas» de Los mitos de Cthulhu. De culto, igualmente. Esta secta de corresponsales se ponía entre sí nombres en clave en sus ficciones y se daban muertes horribles. Al personaje del cuento de Bloch El vampiro estelar, alter ego de Lovecraft, le pasa esto:

«Su cuerpo combado, suspendido en el espacio, se dobló nuevamente hacia atrás, mientras la sangre brotaba de su cuello desgarrado como agua roja de un surtidor. Aquella sangre no llegó a tocar el suelo. Se detuvo en el aire, y cesó la risa, que se convirtió en un gorgoteo nauseabundo. Dominado por en vértigo del horror, lo comprendí todo. ¡La sangre estaba alimentando a un ser invisible del más allá!».

Pero vamos con Bates y sus gorgoteos. La investigadora (escritora de serial killers) Amy Haines rastrea los crímenes que empiezan en la casa famosa y se extienden por el pueblo. En Hospital Estatal para Criminales Dementes (¿homenaje al centro Arkham 'lovecraftiano'?) un doctor loco (léase Psicosis II, para saber más del susodicho; y ojo, no tiene nada que ver con Psicosis II, la película) parece tener respuestas. Nadie sabe quién ha tomado el relevo al «viejo Norman», como se le llama localmente al célebre criminal, a quien su progenitora llamaba (en la parte I) «muchacho». Un borracho, el sheriff del pueblo, un posible idilio... y Amy Haines en un mundo de hombres.

Por otros derroteros lleva Bloch este suspense, dinamo que mantiene con vida (y muertes) este mausoleo de resortes. La mansión Bates recuerda al museo/homenaje a Poe que aparece en el relato Usher II, de Crónicas marcianas, de Ray Bradbury. Bates revisitado. Vivo no, porque (lo diremos) muere en la segunda parte, pero sí revisitado. Su casa de gótico http://www.blogger.com/img/blank.gifsureño vive por él. Casa carnívora con la modalidad cinegética de la espera, que es la táctica de las arañas. Aquí aplicada a un cartel en una carretera secundaria del medio Oeste americano que uno ve amparado de la lluvia por un limpiaparabrisas en una noche de intriga. Si Psicosis era género del asesino atormentado, la tercera entrega se hace más cluedo. Así pues, ¿quién mató a la pequeña Terry Dowson en la casa encantada? Máquinas de humo y banda sonora en marcha.

Mayor información: Robert Bloch

REGRESAR A LA REVISTA