viernes, agosto 05, 2011

Artes Plásticas / Estados Unidos: «Ostalgia» o el postcomunismo como subgénero

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Cartel del evento. (Foto: Archivo)

C iudad Juárez, Chihuahua, 5 de agosto 2011. (RanchoNEWS).- La muestra Ostalgia está comisariada por Massimiliano Gioni, director de exposiciones del New Museum, el centro de arte situado en el Bowery neoyorquino, y toma su título de la expresión germanófila «ostalgie» que designaba el aflorar, durante la década de los noventa, de una cierta sensación de pérdida, de tiempo ya ido, tras la caída del muro de Berlín en 1989 y la posterior disolución del comunismo. Llega esta muestra en la meca de Occidente y en el año 2011, cuando la presencia de artistas procedentes de estas latitudes es incontestable en todos los mercados centrales y cuando no implica riesgo alguno tratar un tema ya asumido por discursos estéticos de toda naturaleza. Como lo fue en su día el postcolonialismo, el postcomunismo es hoy uno de los subgéneros del arte contemporáneo. Puebla las bienales, funciona y se vende bien. Una nota de Javier Hontoria para El Cultural:

A pesar de esto, Ostalgia no quiere ser una entrada más en la larga nómina de despropósitos que colecciona el New Museum desde su apertura en su nueva sede en 2007. Duramente criticado por su connivencia con los grandes popes del mercado, la institución ha navegado a la deriva con exposiciones excesivamente comerciales como la protagonizada por la colección Dakis Joannou o la dedicada al artista suizo Urs Fischer. Desde que Massimiliano Gioni tomó las riendas de la institución, nuevos aires recorren los espacios del centro y un mayor rigor y una más nítida y profunda aproximación a los discursos contemporáneos parece haberse instalado en su programación. Gustav Metzger primero, el cineasta tailandés Apichatpong Weerasethakul y ahora esta Ostalgia pretenden confirmar un cambio de rumbo que debe beneficiar a la escena artística de la ciudad.

Ostalgia es una exposición que gira en buena medida en torno a un conflicto de identidad, la inestabilidad social y emocional, individual y colectiva, que produce el fin de la utopía. La década de los noventa no sólo ve la consolidación del escenario post-comunista sino también la caída de Yugoslavia y las dos guerras atroces en los Balcanes. El trauma está, por tanto, forzosamente presente en una exposición que sin embargo presta atención al poder transformador del arte. El grupo de postconceptuales rusos acapara momentos de interés, en especial cuando capturan la esencia romántica que caracteriza muchos trabajos de los artistas de primera generación (algunos de ello pudieron verse en la estupenda colectiva que sobre el arte ruso comisarió Boris Groys en la Fundación Juan March bajo el título La Ilustración Total).

Resulta igualmente interesante la aportación de un buen puñado de artistas occidentales que han mostrado su recurrente atracción hacia este asunto. Conviene destacar un trabajo extraordinario de Phil Collins, ya presentado con enorme éxito en la Bienal de Berlín de 2010, en el que realiza entrevistas a profesores de marxismo-leninismo cuya asignatura había sido eliminada de los programas de las universidades públicas alemanas tras la caída del muro (no sabemos si logrará organizar en Nueva York las charlas, al hilo de este trabajo, que organizó en su día en varias ciudades europeas en torno a la vigencia del marxismo). Además de las de Collins son conocidas las referencias recurrentes al asunto que jalonan la trayectoria de la artista británica Tacita Dean. No podían faltar, como no, algunos proyectos archiconocidos como el Dammi i colori de Anri Sala o la pieza con la que Miroslaw Balka intervino en el monasterio de Silos este pasado invierno, una reflexión sobre la representación de iconografía religiosa en su Polonia natal.

Decíamos anteriormente que las exposiciones del New Museum que mayores críticas han suscitado fueron la del suizo Urs Fisher y la colección del griego Dakis Joannou. A pesar del origen europeo de ambas muestras, el sentir unánime residió en la perplejidad que provocaba la íntima relación del centro con el mercado estadounidense y con su sistema institucional. Ostalgie dirige su mirada a Europa, y la selección de artistas y trabajos desprende cierto aroma berlinés. Puente entre occidente y comunismo, la ciudad alemana subraya, desde que se convirtió en capital del arte mundial hace algo más de una década, su condición de bisagra entre dos mundos ya por completo fusionados. La bienal que acogió en 2010 y la que proyecta para la próxima primavera el polaco Artur Zmijewski dan buena fe de ello. Massimiliano Gioni, comisario de Ostalgie, quiere abstraerse de los malos vicios del sistema estadounidense. La idea es generar discurso y no seguir alimentado el gossip, tristemente enraizado en sus dominios.

Mayor información: New Museum

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