jueves, septiembre 29, 2011

Fotografía / Hungría: Obra de Kertész vuelve con muestra

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La exposición abarca desde sus primeras fotografías hasta sus últimas instantáneas de Nueva York. (Foto: EFE)

C iudad Juárez, Chihuahua, 28 de septiembre 2011. (RanchoNEWS).- El Museo Nacional Húngaro de Budapest alberga desde este jueves una exposición retrospectiva con la que la obra de una de la más grandes figuras de la fotografía, André Kertész, vuelve a su tierra natal, Hungría. Una entrega de EFE:

Llegada de París, la muestra, que reúne más de 250 fotografías, es la más amplia representación de las diferentes etapas y los diferentes temas de la obra de Kertész, que estará abierta al público hasta el 31 de diciembre de este año.

Kertész forma parte de ese «club» que le trajo la fama internacional a la fotografía húngara y del que también formaron parte László Moholy-Nagy, Robert Capa, Brassai y Márton Munkácsi.

Las fotos de este artista autodidacta, que vivió 91 años (1894-1985), «no se pueden comparar con nada», dijo a la prensa Michel Frizot, uno de los comisarios de la muestra, que procede del museo «Jeu de Paume» de París.

La exposición abarca desde sus primeras fotografías, tomadas en aldeas húngaras, de violinistas gitanos, niños jugando en el patio o campesinos, hasta sus últimas instantáneas de los años ochenta en Nueva York, tomadas desde el balcón de su apartamento.

Su originalidad estriba en que «siempre experimentó, y sus fotografías nunca se asemejaban a las de su época», subrayó otra comisaria del certamen, Annie-Laure Wanaverbecq.

Era por esas innovaciones por lo que los críticos lo consideraban un artista surrealista, algo que «enfadaba mucho a Kertész», mientras que en Estados Unidos, adonde llegó en 1936, sus obras fueron calificadas de «chocantes y obscenas», añadió la comisaria.

Este último calificativo se lo mereció por una serie sobre jóvenes desnudas, fotografiadas en el parque de atracciones de París ante espejos deformantes que trastocaban sus cuerpos hasta hacerlos irreconocibles, como en su «Distorsión número 41».

El artista, que durante la Segunda Guerra Mundial, por su nacionalidad húngara, era considerado por las autoridades de los Estados Unidos «extranjero sospechoso», obtuvo la ciudadanía de ese país en 1946, cuando pudo reanudar su labor.

Otra técnica que utilizaba era la de agrandar detalles de fotografías anteriores, dándoles así un nuevo sentido, como sucedió con un retrato conjunto que tomó de sí mismo y de su esposa en los años treinta.

Décadas después, esta fotografía se hizo famosa por un recorte en el que sólo aparece la mujer, con la mano del artista sobre su hombro, titulada Erzsébet y yo.

Al final de su carrera, y con 80 años cumplidos, el fotógrafo experimentó también con Polaroid, la cámara instantánea, que agregaba los colores a toda una trayectoria suya en blanco y negro.

La muestra itinerante se presentó al público hace un año en París para pasar después a Suiza y Alemania (Winthertur y Berlín), y concluye ahora en su tierra natal.

Mayor información: André Kertész


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