viernes, octubre 14, 2011

Cine / España: «Contagio» de Steven Soderbergh

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Kate Winslet, con mascarilla, en un fotograma de la película Contagio. (Foto: Archivo).

C iudad Juárez, Chihuahua, 14 de octubre 2011. (RanchoNEWS).- Hay películas con la virtud de los cortes limpios. La sangre brota sin alteraciones bruscas, al ritmo pausado de un corazón en reposo. Hasta la muerte. Y así es Contagio, la última película de Steven Soderbergh. La cinta narra la irresistible ascensión de un virus desconocido. Y ello de forma acelerada por cada una de las cuatro esquinas del mundo globalizado que nos asiste. Dice el director que sólo le interesaba una película de cuantas han imaginado un Apocalipsis, cualquiera de ellos, en la historia del cine. Y ésa es, atentos, Todos los hombres del presidente. En efecto, la película Alan J. Pakula que contaba el caso Watergate. Una nota de Luis Martínez para El Mundo:

Y pese a la apariencia, la precisión tiene perfecto sentido. El director que más veces ha anunciado que deja el cine (eso sí, cuando estrene las tres películas que aún tiene pendientes) ofrece en Contagio un recorrido cerebral, alejado de cualquier efectismo, por todas y cada una de las posibilidades que asisten al miedo. El terror se mastica en cada fotograma como algo perfectamente real. Mañana mismo puede suceder lo que anuncia la película.

La estrategia del director no es otra que convertir la ficción en materia de estudio; en transformar el relato en un animal de laboratorio enteramente diseccionable. Y en ello se empeña con el bisturí en posición de bataque. No se trata de construir una historia, sino de justo lo contrario: de abandonar cualquier empeño narrativo, digamos discursivo, en favor de eso que, a falta de mejor definición, se viene a llamar realidad.

La película de Pakula viene perfectamente al caso. Ahí, entre la investigación de Woodward y Berstein (Redford y Hoffman, o al revés), el espectador era invitado a vivir la ficción como una extensión de lo estaba pasando en los periódicos, de lo que sucedía en su propia vida. No era un documental, pero quería parecerlo.

Lo importante, en cualquier caso, era el procedimiento, la forma en la que la historia se desenvolvía entre un caos de llamadas teléfonicas (exactamente 25 sin ver a la persona al otro lado de la línea), pistas falsas, nombres mutantes y apuntes con borrones. De repente, lo que importaba lo que daba sentido a la historia era la estructura (no el contenido) clínicamente perfecta de su propio discurrir.

Matt Damon, Kate Winslet y Jude Law en el reparto

A poco que nos fijemos, Contagio se antoja perfectamente coherente en una filmografía que siempre ha hecho gala de su facilidad para el frío. El cine de Soderbergh desde la algarabía inocente de la saga Ocean al fino diseño de Un romance peligroso pasando por sus miradas más especiales (Bubble, The girlfriend experience o la segunda entrega de Che) presumen de geometría.

En su manual de instrucciones, eso que comunmente se llama emoción no es sino el resultado de una acción vivida siempre por fuera. Y eso es así incluso en sus trabajos más convencionales. Tanto en Traffic como, apurando el argumento, en Erin Brokovich o El soplón, lo que sostiene la historia es siempre un argumento prendido de un esqueleto a la vista. Cine cerebral o, si se prefiere, cine 'procedimental'. El procedimiento descubre la medida exacta de la intensidad, de la realidad. Digamos que Soderbergh no gasta tinta en adjetivos, prefiere hacerlo en verbos.

Sin el menor amago de sentimentalismo, dejando a un lado cualquier tentación de jugar al cine que explota emocionalmente, el más gélido y sabio de los directores se empeña en convertir algo brutal en algo brutalmente posible por, de nuevo, perfectamente real. Y es ahí donde su cine, perfectamente consciente de su propia relato, se descubre moderno.

Cuidado, porque el artificio es complicado. La realidad, en verdad, no es más que una palabra sencilla y fácil de recordar para ordenar un alborotado conjunto de emociones, pensamientos, sentimientos, sensaciones, terrores, dolores de cabeza, cariños, odios... Y la lista continúa. Es decir, es lo más 'antinatural' que hay después de pegar a un padre.

De ahí el mérito; de ahí la frialdad y buen pulso de un director que alcanza a describir con precisión la geografía del escalofrío. El reparto coral de Contagio, que va de Gwyneth Paltrow a Matt Damon pasando por Laurence Fishburne, Marillon Cotillard, Jude Law o Kate Winslet, se aplica en consecuencia con esmero a dejar que el pánico pase intacto por sus cuerpos y llegue al patio de butacas en estado químicamente puro.

Nadie llora, nadie se comporta como se comporta la gente en las películas. Todos ellos se esmeran en el duro trabajo de sobrevivir. Sin más, sin aspavientos, sin declaraciones impostadas. Un corte limpio.


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