lunes, enero 09, 2012

Libros / España: «La comedia» de Guillermo Balmori

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El autor cuenta la historia de la edad de oro de la comedia de Hollywood a través de 70 títulos. (Foto: El Mundo)

C iudad Juárez, Chihuahua, 9 de enero 2012. (RanchoNEWS).- Audrey Hepburn aparece vestida de Holly Golightly en la portada; Cary Grant y Priscilla Lane hacen cabriolas en la contraportada. En medio, las 438 páginas, 70 reseñas, un ensayo de introducción y una montaña de fotogramas encantadores (procedentes de la colección de Enrique Alegrete) con los que vuelve, ampliado y remozado a las librerías La comedia (editado por Notorious, que lo lanzó por primera vez en 2002), el diccionario que cuenta la historia del género en la edad de oro de Hollywood: entre lós años 30 y los 60. Su autor, Guillermo Balmori, explica a Luis Alemany para EL MUNDO por qué esa fascinación, imposible de agotar por aquellas películas.
 
Teoría general de la comedia clásica

«¿Qué tienen en comun las comedias de la edad dorada? Un encanto especial, creo que la palabra es encanto. Podían ser mejores o peores, pero destiliban encanto».

«Bueno, la edad de oro de la comedia de Hollywood es prácticamente la misma que la edad de oro del cine de Hollywood en general, que era propiciado, entiendo, por tres pilares básicos: el sistema de grandes estudios en el que todo estaba perfectamente engranado para poder realizar una película tras otra con gran calidad gracias a profesioanles de primer orden en todos los campos; el star system, por el que se creaban más que actores «grandes personalidades» (y digo bien, 'se creaban' a veces inventando incluso sus biografías privadas; estas grandes estrellas constituían la piedra angular sobre la que giraba el resto de la producción y la mayor parte de ellas han resultado ser intemporales ya que se sigue recurriendo en la actualidad a menudo a su imagen icónica bajo cualquier excusa)... Y el tercer y muy importante pilar fue un hecho circunstancial pero que benefició tremendamente a Hollywood: las dos guerras mundiales y la amenaza nazi que asoló Europa ya incluso antes de la llegada de Hitler al poder. Lo grandes creadores europeos, muchos de ellos judíos (directores artísticos de las grandes operas centroeuropeas, grandes compositores, diseñadores, directores como Lubitsch), guionistas como Wilder, escenógrafos....) se vieron obligados a salir de sus paises, y el sitio que mejores garantías de seguir adelante ofrecía era Hollywood. De este modo Hollywood se convirtió en el centro mundial de la creatividad. El dinero americano al servicio del talento y del gusto europeo. Nunca se ha vuelto a repetir eso».

«Centrándonos en la comedia, es cierto que, dentro de la edad dorada del cine de Hollywood (1930-1965), el género cómico produjo su mayor efervescencia creativa en los ultimos años 30, con las comedias de mensaje optimista de Capra y las más ácidas de Lubitsch. Son lo años de 'La Cava', 'Leisen'... Sin duda este apogeo viene de la necesidad de risa y lujo como escapatoria en tiempos de crisis (la Gran Depresión de los años 30). Comedias sofisticadas, grandes casas, champán e imgenio a raudales era lo que pedía la gente. Ya en los 40, con la llegada de la II Guerra Mundial la comedia se vuelve más dura, los ambientes sofisticados se cambian por marcos generalmente laborales (En los 30 se mostraba a la clase ociosa generalmente) y se ve un feminismo muy militante (es el único género donde la mujer se encuentra a menudo codo a codo con el hombre desarrollando puestos de responsabilidad). Loa años 50 plasman la vuelta y el asentamiento en el hogar de los combatientes y la comedia es más familiar, romántica y dulce. Esto ya va produciendo un humor mucho más facilón y acomodaticio, poco crítico, si bien surgen grandes comedias ácidas que critican ese mundo 'ideal' de los 50. A finales de la década y ya plenamente en los 60, la liberalización juvenil y el acceso en masa a salas de los adolescentes hace que el humor se torne mucho más facilón y nada sofisticado (Jerry Lewis 'and company')».

Aquello del encanto

«El mundo de la alta comedia era 'el mejor de los mundos'. Todos los personajes eran elegantes, vestían exquisitamente y bebían siempre champán en maravillosas copas. Todo era sofisticado y blanco, casi siempre blanco en la decoración (como en un sueño). Los decorados y mobiliarios art-Decó de las comedias de los 30 son absolutamente embriagadores. La acción siempre se sitúa en mansiones, casas de campo espléndidas... y siempre en ciudades como Nueva York o París. Los galanes son ingeniosos, las bellas protagonistas dan respuestas audaces... Incluso los mayordomos saben dar una réplica adecuada en cada momento. Es, en definitiva un mundo de ensueño. Muchas veces el maravilloso entorno dibujado es tan apabullante que se cosntituye en lo mejor de la película».

La crisis

«No creo que el género esté en declive. La comedia va unida al ser humano y el género cómico sigue siendo uno de los favoritos del público. Lo que sí creo que está en desuso es la comedia sofisticada, la alta comedia. que es la que yo homenajeo en el libro. Digamos que la comedia que se hace hoy día es una comedia en su mayor parte dirigida a un público fácil que no exige mucho y que se ríe con simplezas. Y ha desparecido el encanto. La causa del declive, como ya he dicho, yo creo que es el excesivo rejuvenecimiento del público de las salas. Cuando se descubrió que a quien había que hacer reír era a quinceañeros se hizo humor para quinceañeros. Y luego resultó que también hacía gracia a muchos adultos...».

«¿Que si veo comedias mainstream actuales? No conozco el término mainstream. Lo he buscado por internet y no me ha quedado una idea clara de lo que es. Por lo que intuyo es el tipo de comdias de Julia Roberts, Hugh Grant o Jennifer Aniston, pero no estoy seguro. De todos modos le diré que la comedia moderna, como el resto del cine moderno, poco o nada tiene que ver con el que se hacía en la edad de oro de Hollywood. Las comedias de hoy en día no se pueden comparar con aquéllas. No es que estén todas mal. Hay alguna entretenida e incluso ingeniosa, pero en su mayor parte son olvidables. Yo creo que ahora hay dos tipos de comedia (pero no soy el más indicado para hacer esta disertación ya que no veo casi ninguna de estas películas): por un lado las que se suponen dirigidas a un público femenino (considerando a la mujer bajo un prisma intelectual muy poco favorecedor) que son entretenimientos más o menos agradables, pesados, cursis y ñoños, muy cargados de estereotipos y en los que la chica siempre es la buena, últimamente rociados con unas gotitas de liberación sexual debida a la infame Sexo en Nueva York; y las comedias directamente groseras, bestias y escatológicas. Estas son más ingeniosas, algunas incluso mucho, pero sumamente desagradables y están, por descontado, en las antípodas de las comedias de mi libro. Unas y otras creo que son hechas para usar y tirar. Ni apetece volver a verlas ni poseen ese encanto del que hablábamos».

«Yo creo que ya nadie dice que Hugh Grant es el nuevo Cary Grant, porque ya casi nadie habla de Hugh Grant. En absoluto creo que fuese el nuevo Cary Grant. Cary Grant es único. Hugh Grant no tiene imagen ni un modo de actuar internacional. Es demasiado ¡british' y eso no gusta a mucha gente. Cary Grant le cae bien a todo el mundo. Creo que Pierce Brosnan podía haber sido un maravilloso galán cómico de la estela de Cary Grant o Fred MacMurray, pero no había películas en las que pudiese desarrollar esa faceta. E indudablemente creo que George Clooney podía ser el nuevo Cary Grant. Tiene encanto a raudales y gusta tanto a hombres como mujeres. Lástima que haga pocas películas en las que pueda lucir plénamente ese enacnto personal. No se hacen ese tipo de películas».

Hablemos de Billy Wilder

«He de confesar que no soy un incondicional de Billy Wilder. Para mi el mejor Wilder es el de la época en que hacía los guiones con Charles Brackett. Wilder era muy muy ingenioso, pero no era sofisticado, cosa que sí era Brackett. Brackett le daba ese punto de 'clase' a las magníficas y malintencionadas genialidades de Wilder. De este modo, al menos para mí, el humor de Wilder en Irma la dulce o Bésame tonto es muy de sal gorda. A mí, desde luego, no me gusta, ni es el tipo de comedia que reivindico en mi libro. Prefiero el humor de Ninotchka, Medianoche o Bola de fuego (todos guiones de Wilder y Brackett), aunque me descubro ante el Wilder sin Brackett de Con faldas y a lo loco y Uno, dos, tres, pero no ante el de El apartamento, para mi una obra sobrevalorada. Wilder se sabía vender muy bien, así que no sé yo si hubiese estado en el Off-Hollywood. Yo creo que Wilder trabajaría hoy día para la televisión, en alguna serie de humor ácido... incluso en una de dibujos animados».


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