miércoles, enero 18, 2012

Noticias / Nicaragua: Rubén Darío, a 145 años de su nacimiento

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El gestor del modernismo. (Foto: Archivo)
C iudad Juárez, Chihuahua, 17 de enero 2012. (RanchoNEWS).- . Nicaragua iniciará este miércoles las celebraciones por el 145 aniversario del natalicio de su poeta Rubén Darío (1867-1916), con una ceremonia oficial, ponencias sobre su legado y actos culturales que durarán una semana, informó este martes una fuente oficial. Una entrega de AFP:

Los festejos arrancarán con un acto solemne en el Congreso, en Managua, y la colocación de una ofrenda floral en su tumba, en la catedral de la ciudad de León, por parte del obispo Bosco Vivas, anunció el Instituto Nicaragüense de Cultura.


Los homenajes se centrarán en León, 90 kilómetros al noroeste de la capital, donde destacados intelectuales nacionales y extranjeros disertarán sobre su legado y sus principales obras: Azul (1888), Prosas profanas (1896), Cantos de vida y esperanza (1905) y su ideario político y social.

La jornada dariana, este 18 de enero, incluirá recitales de poesía y una noche de canto y música en la plaza central, ubicada frente a la catedral de León.

Darío fue «el gran renovador de la lengua española, iniciador de «todo un movimiento de renovación de las letras y la literatura, que se denominó modernismo», cuyo «legado aún sigue vigente», afirmó e jurista, escritor y estudioso de sus obras, Carlos Tunnermann.

Progresista y liberal

Rubén Darío nació en 1867 en ciudad Darío (norte), vivió su niñez en León y a los 15 años se trasladó a Managua, donde pasaba horas leyendo las obras de clásicos franceses en la única biblioteca que había entonces en la capital.

Fue un hombre «con ideas progresistas, liberales» y un autodidacta que se firmó bajo la influencia de la literatura francesa, subrayó Tunnerman.

Defendió la unidad centroamericana en el poema Nicaragua y sus hermanas y en varios de sus escritos expresó una profunda preocupación por su tierra natal.

Encabezó movimientos literarios en Chile y Argentina, así como en España y Nicaragua.

El poeta francés Paul Fort lo bautizó en 1912 como el «príncipe» de las letras castellanas, en reconocimiento a sus obras, mientras el argentino Jorge Luis Borges lo llamó «El Libertador», porque «libró al español de las ataduras de la poesía clásica», dijo Tunnermann.


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